“La anatomía del caballo propició un desmayo…”. Podría ser el inicio de una novela de intriga, pero no es así, no se alarmen. Eso es lo que ocurrió el primer martes de este mes de septiembre, justo en el momento en el que don Joaquín Cantos Leyva nos hablaba en el Palacio de Villavicencio de las virtudes del caballo. Se inauguraba la excelente exposición EQUUS, del Grupo el Arroyo y la multitud de asistentes unida al calor en tan recoleto espacio motivaron el desvanecimiento de un invitado. No fue a mayores. Manuel Antonio García Paz, comisario de la muestra, nos presentó al ilustre conferenciante, veterinario jefe de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, cirujano de caballos, juez de doma clásica, vaquera y monta española. Vinculado toda su vida al mundo del caballo y al arte: “Cuando estudiaba veterinaria en Córdoba se llevaba su caballo y pagaba la estancia con los dibujos que hacía”.
La conferencia se centró en el concepto de naturalidad, tan importante para el jinete como para el artista. El caballo, amigo del hombre, impulsor de la humanidad, fue presentado como “el animal más digno de admiración, no por su inteligencia, que no la tiene, sino por sus otras facultades”. El caballo posee una belleza dinámica, se refleja en su actividad, en el movimiento. En el arte ecuestre se habla de ligereza: combinación de impulsión, cadencia, remetimiento de los miembros posteriores... “Movimiento fácil, ordenado, elegante, en definitiva, arte, belleza”. Pero encontrar esa belleza anatómica es difícil. De ahí que en los cuadros nos topemos con los remordimientos: intentos fallidos a la hora de pintar las extremidades de los caballos.
Según Paco Toro, es el rastro de la búsqueda de la perfección en los lienzos. La belleza exige naturalidad, huir de la expresión forzada. Joaquín Cantos Leyva aportó interesantes apuntes técnicos, como la importancia de los menudillos, articulaciones para la recepción del peso. También habló de los mecanismos que intervienen en la flexión de los miembros, cuando el caballo flexiona las articulaciones posteriores, las flexiona todas. Para representar estas estructuras anatómicas algunos artistas eliminaban el tejido adiposo del animal… Fue necesaria la llegada de la fotografía y el cine para captar el galope en tres tiempos. Hasta entonces el ojo humano no había sido capaz de percibirlo, por eso hay tantos galopes antinaturales en el arte.
Equus es una exposición que, además de mostrarnos al caballo en todas sus dimensiones, nos ofrece una buena muestra del panorama artístico de Jerez. El amante del arte puede disfrutar tanto de obras realistas como de trabajos de corte abstracto y conceptual. El grupo el Arroyo ha sabido reunir a los mejores creadores del momento para regalarnos esta exposición, plural y coherente, si es que eso es posible. Gran variedad de géneros y estilos se concentran en el Alcázar: escultura, pintura, collage o vídeo.
De forma directa, un caballo mostrando su esbelta figura, o de forma indirecta, la hierba que ha de comer o pisar, los artistas jerezanos han logrado acercarnos a este mamífero, elegante icono de la ciudad. Si hay obras que resaltan ese movimiento armonioso o salvaje del caballo, hay otras que nos hablan del sufrimiento. Fernando Toro, por ejemplo, expone un caballo que parece sufrir entre la geometría de la civilización. También hay referencias a la biotecnología, al poder transformador de los seres humanos, como en la serie ADN de Luisa Porras. Variedad de técnicas, variedad de enfoques, en fin, el visitante encontrará belleza y muchas ideas.
El Grupo el Arroyo está formado por José Basto, Fernando Toro, Rocío Cano, Carmen Chofre, Ignacio Estudillo, Carmen Guerrero, Carlos C. Laínez, Lauren López Desh, David Maldonado, Eduardo Millán, Jesús Rosa, David Saborido e I. Sancho Caparrini. Para esta exposición han sido invitados Guillermo Bermudo, Juan Ángel González de la Calle, Monti Montero, Fernando Pemartín, Luisa Porras, Diego Pozo, Juan Antonio Sangil, Paco Toro y Manuel del Valle.
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