El andaluz que retrata en sus cómics (y que triunfa en Francia) la dignidad de los barrios obreros

Israel Gómez, 'El Irra', en el barrio obrero donde vive de la capital andaluza. FOTO: R.S.
Israel Gómez, 'El Irra', en el barrio obrero donde vive de la capital andaluza. FOTO: R.S.

Israel Gómez, 'El Irra' (Sevilla, 1979), se crió en un barrio que en los años 90 estaba tomado por la heroína y por los helicópteros policiales que luchaban contra el narcotráfico que degradó muchas barriadas obreras en España. “La ficción me salvó de la droga”, dice este joven que con 18 años trabajaba ya de reponedor en un supermercado y que de niño se refugió en el cine y la literatura de ficción para aislarse de las duras condiciones que se vivían en ‘La Esquina del Gato’, el nombre de guerra con el que se conoce a Santa Isabel, situado en el municipio San Juan de Aznalfarache, un barrio de la zona metropolitana de la capital andaluza con índices insoportables de desigualdad, paro, pobreza y abandono social y viviendas que parece que están en Sarajevo y no en el cuarto país de la Eurozona.

''El Irra', como popularmente se le conoce entre su gente de toda la vida, no quiere ser otra cosa que clase obrera y tampoco quiere dibujar otra cosa que no sean sus vivencias, los horizontes entre los que creció, y dignificar a la gente de los barrios obreros que, según el dibujante, “no salen en ningún sitio porque no son posmodernos, no molan”.

“Si tienes dinero puedes venderte. Mira Rosalía, que usa la estética cani y mola mucho, pero no sabes la que me dieron a mí por usar la estética cani y el folclore andaluz” en su primera novela gráfica, ‘Palos de Ciego’, publicada en 2017 con la editorial Astiberri, y con la que consiguió el objetivo que se planteó: “Que la leyeran la gente de mi barrio que no suele leer”.

Reponedor, camarero, cerrajero...

El dibujante, que ha crecido en uno de los barrios más empobrecidos de Andalucía, no quiere mostrar a la clase obrera desde la mofa, la burla y el clasismo con el que se suele tratar en el mundo del cómic. “Yo quiero dignificar a los pobres, porque los pobres somos muy dignos y trabajadores”, aclara el ilustrador, que en su vida ha trabajado de todo: de reponedor, camarero, cerrajero “y de lo que ha hecho falta”.

Gracias a que recibió varios premios del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) y de otras instituciones, 'El Irra' está dedicado en exclusiva a pensar y plasmar sus historias de barrio. Justo ahora está preparando el que será su segundo cómic, ‘No te serviré’, y para el que ha puesto en marcha un crowdfounding que le permita publicar sin intermediarios la historia de Agustín, un reponedor de supermercado que tuvo una infancia dura y, mientras coloca yogures, pasta o azúcar, cae en manos de una secta que en realidad son las clases dirigentes que convierten a la gente sencilla en “juguetes rotos del sistema capitalista”.

“Quiero hablar de lo que quiero, sin pelos en la lengua, desde mi punto de vista radical que es lo que está gustando y por lo que mi primera novela ha sido traducida al francés y se está vendiendo muy bien”, manifiesta Israel Gómez en una cafetería del ‘Tiro de Línea’, otro barrio obrero de Sevilla capital donde vive con su novia en un piso de 45 metros cuadrados.

‘El Irra’ transmite verdad, mucha verdad. “Tengo cara de yonki”, me dice mientras le hago las fotos entre los pisos de 45 metros del barrio donde vive, construidas por el sindicato vertical del franquismo y que todavía conservan el yugo y la flecha, y del que no se quiere ir.

“Con la secta quiero representar a la clase dirigentes, a las élites que están ocultas. Llegamos hasta los partidos políticos pero no llegamos arriba. Las élites juegan con nosotros y sacrifican a las víctimas”, sentencia este dibujante que estudió “la carrera de Bellas Artes de los pobres”, un módulo de Arte y Oficios.

El dibujante andaluz prepara su segundo cómic. FOTO: R.S.

"Lorca hoy no gustaría porque era popular"

“Si Lorca estuviera vivo, no le gustaría a los académicos de hoy, porque Lorca era popular y se dirigía al pueblo”, espeta. Y en esas está, en conseguir que lo popular, la clase trabajadora, la vida de los currantes y la dignidad que habita en los barrios obreros llegue a un público mayoritario.

De momento, con su primer cómic ha llegado a Francia , donde ha sido traducida su primera novela gráfica con una de las editoriales más relevantes del mundo de la ilustración. Este andaluz, que siente orgullo de ser barriobajero y no aspira a otra cosa que a ser lo que es, necesita ahora alcanzar 12.000 euros para publicar su segunda obra, de la que ya se ha conseguido el 50% del objetivo marcado, para que vea la luz la vida de Agustín, un reponedor de supermercado que representa a tantos hombres y mujeres que levantan este país cada mañana con mucho esfuerzo, mucha mala prensa y salarios de miseria.

Sobre el autor:

Raúl Solís

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

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