Abrazar el tópico para describir la vida de Daniel Sánchez López sería decir que tiene una vida de cine. Y podría no ser exagerado. Su currículum lo cuenta. Estudió Comunicación Audiovisual en Sevilla y su investigación académica le llevó primero a la Universidad de Cornell, de la Ivy League -una de las más antiguas y prestigiosas-, a California – la Universidad de Chapman, entre las diez mejores facultades del mundo-, a Sundance -el mayor festival de cine independiente que existe, donde seleccionó guiones-, y a la India, donde ejerce como director de Fotografía de producciones en Bollywood. Todo, esto, aliñado con premios y nominaciones como el Groundbraker por su corto Heal. Y numerosas exposiciones como videoartista, edición, guión…
Su trabajo como director de fotografía consiste en poner imagen al guion en bruto. Es, quizás, el trabajo que exige más creatividad en la industria junto al de guionista. Preconfigura, ilumina… compone… En resumen, es el artista detrás de cada plano. “A mí me gusta meterme de lleno desde el principio. Modifico mucho el guion porque la imagen sale desde la letra”, explica.
Habla con pasión de sus años en el Coloma. Y del profesor de teatro Mariano Rivera, para el que ya realizó cortos que involucraron a todo el instituto. “Fue muy divertido, era una especie de falso documental, antes de que se pusieran de moda” -es, por ejemplo, el estilo de series como Modern Family o The Office, donde los personajes continuamente miran a cámara-, “nos preguntábamos qué pasaría si llegase Extrarrosa, el programa de cotilleos, al Coloma”. Eso antes de ir a la Universidad de Sevilla, antes de ponerse a investigar, antes del reconocimiento en círculos cinematográficos, de los que habla en todo momento sin darse demasiada importancia a pesar de lo importante que es.
“Llegué a Bombay buscando trabajo por internet. Primero estuve de profesor de dirección fotográfica, y luego me fueron llamando para anuncios, videoclips…”. Hasta que llegó el cine. “Me muevo en hindi por el set, aunque no sepa perfecto el idioma, porque he aprendido ese lenguaje. El de cine y el de cosas de aquí. He aprendido a decir cosas como ‘eres más lento que el caballo del malo’ y se quedan extrañados”, cuenta vivaz. Nos habla de su corto Heal, para el que contó con el actor que interpreta a Abu Nazir en la premiadísima serie Homeland. Y lo cuenta con el mismo registro en el que explica que están trabajando en el videoclip de “Los Mecano de la India (sic)”. Aunque es crítico. “Allí se hacen películas como churros que son un mamarracho”, explica sincero. “Es la típica historia, chico-chica, triángulo amoroso…”. Siguen el mismo esquema pero él en su estancia busca otras cintas. En sus proyectos están películas más independientes que puede que pronto vean la luz.
“No nos hemos creído estos años que exista un cine de identidad andaluza"
Pero a la vez que tiene su vida fuera, tiene un ojo puesto en lo que se hace en España, y sobre todo en Andalucía. “No nos hemos creído estos años que exista un cine de identidad andaluza. Como a un alto político de la Junta al que le preguntaron y dijo ‘el cine andaluz, eso qué es’. Ahora se empiezan a hacer otras cosas”. Habla de directores de aquí, como Alberto Rodríguez (7 vírgenes, Grupo Siete) o Manuel Martín Cuenca (Caníbal, La flaqueza del bolchevique). La clave está en no competir con el cine de Hollywood. “No podemos igualar sus presupuesto, debemos proponer historias”. ¿Para eso hay que educar a la gente en el cine? “La gente ve tal película porque no para de ver carteles por la calle, porque están bombardeados, pero películas como Watchmen o X-Men que son fanfarria. La primera media hora está bien por los efectos, pero poco más”.
Sobre las políticas del Gobierno popular sobre el cine, se muestra muy crítico. “Todos sabíamos que las subvenciones antes se daban a dedo. Pero en lugar de quitarlas, dalas bien, con órganos más independientes”. Un cambio estructural. Porque el nuevo ritmo del cine español, a su juicio, no es halagüeño. Al final lo rentable es rodar Ocho apellidos vascos 2. “A mí no me gustó. Es televisión, a veces los chistes son monólogos. Y es televisión de Globomedia, de serie, cuando mejor televisión nos traen de fuera. En lugar de hacer Breaking Bad o Mad Men, hacemos 13 rue del percebe“, critica.
Jerez tiene muchas películas. Una sería la llegada del vino, “el movimiento obrero llegando a la ciudad”. Y su psicología de familias, ese paternalismo agradecido. O sobre el auge y la caída del ladrillo. “Una película o un documental, seguir al obrero, al constructor, ver que la obra se queda a medias… Ojalá hubiese estado aquí en aquel tiempo y se me hubiese ocurrido”, explica. Y película también tiene el Ayuntamiento. “Sería más una serie. Aquí hubo una persona gobernando varias décadas. Cuando perdió el poder, porque se pensó que la ciudad era suya. Es una caída, perder el sitio… Como la serie The Boss“
Para ver su obra, en Cádiz su videoarte se expone hasta el 3o de septiembre una muestra llamada #rituals en el ECCO. “Es como un túnel donde hay dos pantallas. A un lado, la cara más amable, a otro, la más dura. Eso es India. Como son pantallas enfrentadas, no puedes mirar a las dos a la vez. Juego con ese binomio en la exposición”, cuenta. A futuro, le gustaría darse un descanso de la India. “Quizás California, aunque no Hollywood”. Porque no es un artista de la gran industria. Busca otro arte. No hacía falta que lo dijera, estaba claro.
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