"El papel en blanco era mi universo. Me di cuenta de que dibujar era una forma de estar en el mundo"Bernardo Palomo nos hizo un esbozo que refleja muy bien la vitalidad creativa e intelectual de Francisco Pérez Valencia, artista de Sanlúcar. Estudió Bellas Artes en Sevilla. Allí Paco Molina le enseñó todos los secretos del arte y la museografía. Ha diseñado más de 70 exposiciones y planes museográficos de colecciones, como la de Luis Gordillo, Iceberg Tropical, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en 2007, la muestra más valorada del año por la crítica especializada. También ha colaborado con el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra en proyectos como el puerto de Ayamonte, en el Museo del Mar y la Navegación de Génova, en el Palacio de Justicia de Ciudad Real, en la rehabilitación del Palacio de San Telmo de Sevilla y en el proyecto para viviendas sociales en Rota, Premio Europeo viviendas Sociales. Es coautor del Plan Museográfico del Museo Arqueológico de Sevilla. Ha sido durante diecisiete años director-conservador de la colección Cajasol. Ahora es codirector del posgrado El espacio expositivo en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y del posgrado El espacio efímero en la Ciudad de México. Es profesor de Teoría del espacio y del objeto y representación en la Escuela de Massana de Barcelona. En 2010 crea la Universidad Emocional: Investigación, Arte e Innovación. Ha publicado numerosos ensayos sobre museografía, como Manual de exposición sensitiva y emocional y La insurrección expositiva.La conferencia de Francisco Pérez Valencia nos transmitió su amor por el arte y la creación. Todo comenzó cuando el hijo de unos amigos le pidió consejo porque quería estudiar arte. Responder le situó ante un espejo. Recordó cómo había llegado a ser lo que es. La primera sensación de libertad brotó con algo sencillo: la cartulina blanca que le regalaban sus padres los sábados para pintar, uno de los mayores placeres. En ese espacio en blanco podía ocurrir cualquier cosa. La seducción de la creación plástica: “El papel en blanco era mi universo. Me di cuenta de que dibujar era una forma de estar en el mundo”. Nos explicó cómo aparecieron esos deseos por transformar la realidad que le han acompañado desde entonces: “Dibujar me otorgaba poder. La gente me miraba”. Recuerda al profesor que les hacía cerrar los ojos a media tarde para imaginar, para soñar, y “es algo que sigo haciendo hoy, ahora que soy profesor”. Otro profesor, en 5º de EGB, le preguntó si era consciente de que los artistas podían cambiar el mundo. “Yo le creí apasionadamente”.Ha gozado un día tras otro tratando de trazar líneas horizontales, buscando imposibles, todo su talento al servicio de muchas horas en el estudio. Es cuando más artista se ha sentido: “Lo único que me aferraba al mundo era la punta de un lápiz. Dibujar es soñar en voz alta”. El tiempo es un depredador inexorable: no podemos posponer nuestros sueños. El miedo bloquea nuestras mejores decisiones. Y hay que ser conscientes de lo que podemos perder si no somos valientes con nuestros proyectos.En Barcelona le esperan 70 almas libres, que desean soñar a cambio de nada. En primer lugar les habla del mundo, del contexto. “Cada año pregunto si alguien me puede decir cómo cambiar el mundo: silencio brutal. Sin embargo, hice la misma pregunta en una guardería y todos querían hablar, contar sus ideas”. Como profesor, Francisco Pérez Valencia reconoce que ese silencio nace del miedo. Por eso les recuerda el poder de la creación.¿Cómo saber si es nuestro camino? Si no se ama lo que uno hace, si no sale de las entrañas, no es lo tuyo. Amor y felicidad son materias obligatorias para el verdadero artista. Ese deseo profundo es insustituible. Estudiar Arte abre un mundo infinito de posibilidades. El placer de crear cada tarde en el estudio está por encima de las ventas, de las galerías y de los premios. Estudiar Arte es demostrar a los demás que volar es posible. No hacen falta grandes recursos: un bloc de dibujo es suficiente, un soporte para contar inmensidades. Por eso tienen una asignatura, pensamiento gráfico, que consiste en pintar sin materiales. “Hoy hemos trabajado la fortaleza del soporte: hemos escuchado a nuestros papeles, los hemos acariciado, los hemos doblado, les hemos hecho daño, los hemos oído. No se imaginan la cara de sorpresa de los alumnos…”El privilegio de trabajar a cambio de nada… Todo lo que ocurre en el estudio sólo te pertenece a ti. Cuando cierras las puertas del taller todo es posible. Lo que mostramos en el museo es sólo el poso de aquellos caminos transitados en el estudio, donde te sientes dueño del mundo. Hay que ser capaces de resumir nuestro proyecto vital en veinte segundos. El arte tiene sentido si sirve a los demás. El viaje del artista es un viaje lleno de peligros, una aventura que sólo promete riesgos, experiencias, anhelos, pero también la inmensa felicidad de contemplar una obra recién pintada. “No he conocido demasiadas personas que se emocionen con lo que hacen, salvo en las escuelas de arte”. Necesitamos, creadores, embaucadores. Necesitamos gente que quiera ser feliz, frente a la obra, con lentitud, con todo el tiempo del mundo. Dibujar es mirar, contemplar, pensar, vivir. Que no se olvide lo que podemos hacer por el mundo.En la página de la Universidad Emocional podemos leer varios textos de Francisco Pérez Valencia. Son textos que rezuman optimismo:
Lo que de verdad importa: Constructor de sueños


