Centenario del nacimiento del poeta de Arcos: la universalidad de Julio Mariscal Montes a través de su 'Poesía Completa'

Pero, ¿dónde se encuentran las claves de la universalidad de la obra de Mariscal? Sin lugar a dudas en sus temas y en su estilo, único y con muy pocos precedentes en nuestra Literatura Contemporánea

Centenario del nacimiento del poeta de Arcos: Julio Mariscal Montes, 'Poesía completa'.
Centenario del nacimiento del poeta de Arcos: Julio Mariscal Montes, 'Poesía completa'.

Julio Mariscal Montes (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1922-1977), fue un poeta de la generación del 50. En 1953 publicó su primer libro Corral de muertos, al que siguieron Pasan hombres oscuros (1955), Poemas de ausencia (1957), Quinta palabra (1958), Tierra de secanos (1962), Tierra (1965), Último día (1971), Poemas a Soledad (1975), Trébol de cuatro hojas (1976), y Aún es hoy (1980). La calidad de su obra es comparable a la de los mejores poetas españoles del siglo XX. Admirado y reconocido por las generaciones posteriores, la poesía de Julio Mariscal Montes sigue siendo un referente indiscutible.

Casi durante diez años me dediqué al estudio y análisis de la obra poética de Julio Mariscal Montes. El profesor doctor Manuel Ramos Ortega, director del Departamento de Literatura Española Contemporánea me dirigió la tesis que pude leer en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz en el año 2003 con el resultado de sobresaliente cum laude por unanimidad. Tuvieron que transcurrir casi otros diez años para que la Poesía Completa con una amplia introducción producto de la tesis doctoral viese la luz en 2014, gracias al afán y tesón de Javier Sánchez Menéndez (1).

La cuidada edición se publicó en la colección Arrecifes de la editorial La Isla de Siltolá. Con la publicación de la Poesía Completa de Mariscal Montes se convertía en realidad una reivindicación de los lectores y estudiosos del poeta. Se cumplen en 2022 cien años de su nacimiento y 50 de su ausencia, una ausencia más presente que en todas las efemérides precedentes. A raíz de la publicación en un tomo de toda la obra de Mariscal se han multiplicado los encuentros en torno a su poesía y su flamenco no solo en Arcos de la Frontera sino también en Paterna, localidad en la que como maestro residió durante una década nuestro autor. Javier Salmerón y Salvador Valle recorren nuestra geografía cantando y recitando los poemas más significativos de sus libros: Ciprés, Pasan hombres oscuros”, Madre...

Afortunadamente la obra de Julio Mariscal, marginada por las circunstancias goza actualmente de plena vigencia y la crítica comienza a reconocer la importancia de sus versos. Pero, ¿dónde se encuentran las claves de la universalidad de la obra de Mariscal? Sin lugar a dudas en sus temas y en su estilo, único y con muy pocos precedentes en nuestra Literatura Contemporánea. La perdurabilidad de estos aspectos junto a una métrica muy cuidada, le están llevando al reconocimiento necesario.

Cuatro antologías de Mariscal Montes

A la Poesía Completa le precedieron cuatro antologías: la de Juan de Dios Ruiz Copete de 1978 y 2001, la de Pedro Sevilla de 1990 y la de Francisco Bejarano de 1992 y otra en Renacimiento del poeta jerezano José Mateos en la editorial Renacimiento, La mano abierta (2007). Diputación publicó la obra completa de Julio Mariscal, precedida de un memorial biográfico realizado por Juan de Dios Ruiz Copete y titulado: Julio Mariscal, El poeta y su obra, en el año 2001, publicación que resulta hoy en día difícil de encontrar (2).

La obra de Julio Mariscal se desarrolla en evolución concéntrica puede dividirse en tres períodos:

1. Época amorosa (1953- 1958)

El amor, íntimo e intimista, bello, becqueriano y juanramoniano, marcados por el yo y el tú, frente a la muerte y a Dios, despojados de sentimiento, una muerte física y constante y un Dios-hombre, cercano y humano que sufre, fuera de todas las idealizaciones posibles que otros pudieran interpretar. La dualidad constante en la obra de Mariscal resulta ya manifiesta. Bécquer, Salinas y Juan Ramón fueron las influencias más claras en los poemas de estos libros y en consecuencia este período inicial se convierte a su vez en la base de su producción posterior.

2. Poesía social y rehumanizada (1962- 1965)

Tras un libro religioso y de metro clásico (sonetos) aparecen dos poemarios, que si bien pudieron darle el espaldarazo quizás se convirtieron en todo lo contrario debido a la censura de la época. Tierra de secanos, libro de veinticinco composiciones en cinco tiempos (clamor, tierra, pueblo, hombre y oración final), le sirvió a Mariscal para ganarse el calificativo de poeta social. Poeta social, al igual que Hierro, incomprendidos ambos porque, más que reivindicativos o políticos, son poetas humanos que se detienen en el hombre trabajador que sufre las vicisitudes de su realidad. Las partes de este libro pudieron orientar a la crítica en los tópicos de autor (tierra, pueblo, hombre), que no son más que partes de un poemario importantísimo en la trayectoria de Julio Mariscal; “Y aquí está ya su entraña desgarrada,/ su abierto corazón para la fusta;/mPueblo de España, elemental, clavado,/ remachado entre olivos e intemperie,/ pueblo de largas privaciones, pueblo/ desamparado y solo...” (El pueblo, TS, 1962)

El poeta evoluciona y las influencias de Miguel Hernández y Blas de Otero resultan evidentes. Si Tierra de secanos caracteriza un pilar de la poesía de Mariscal, Tierra (1965) cierra y eleva a erótica y prohibida su poesía amorosa. El amor oscuro, a través de la metáfora, y el lenguaje del cuerpo y del sentimiento, a través de la rosa y la noche, caracterizan este poemario cargado de endecasílabos bajo la influencia de Cernuda y del amor prohibido. En Tierra se confiesan los sentimientos encontrados del poeta derramando, en treinta y dos composiciones, la fuerza de sus emociones.

3. La poesía elegíaca (1971-1980)

Tercera época y final para un Julio Mariscal que se mantenía vivo sintiéndose muerto, terriblemente debilitado y envejecido. Etapa en la cual publica cuatro libros: Poemas a Soledad (1975), que se corresponde en realidad a la primera época, y Aún es hoy (1980), a título póstumo, se deben a la generosa amistad con Guillermo Sena Medina, que propició ambas publicaciones. Último día y Trébol de cuatro hojas completan este período.

En esta etapa Julio Mariscal como presintiendo la muerte cercana se dedica a recordar su vida, su casa, su familia y a meditar sobre el paso del tiempo, Dios y de nuevo la muerte.

Las estrofas de cuatro versos y los versos endecasílabos predominan en las formas métricas. Las figuras literarias más abundantes son las comparaciones, contrastes y enumeraciones siempre con metáforas mucho más claras que en la etapa anterior. El uso de epítetos se acentúa en este período en el que las figuras de Machado, Juan Ramón y la generación del 27 influyen de nuevo.

Poemas con finales sentenciosos y contundentes, que cargan de significación el contenido de las composiciones, nos muestran un Julio Mariscal enemigo de su situación y en búsqueda constante de sí mismo resumiendo su vida y obra (amor, muerte y Dios) en sus últimos libros.

“Déjame solo, aquí, luchando/ por mi poco de sol y mi tristeza; / déjame aquí. / Clavado en este mundo/ buscando la escalera para el otro” (Otra vez el amor, AH 1980)

Podríamos resumir la temática de la poesía de Julio Mariscal en el Amor: puro, oscuro, divino.... La Religión: Dios, muerte, pecado, tierra... La Tierra: pueblo, paisaje, campo, trabajo, naturaleza, muerte... La Muerte: paso del tiempo, soledad, nostalgia... Y el hombre, la búsqueda de sí mismo y de lo trascendente.

Y como rasgos distintivos de la poesía de Mariscal tenemos que señalar el magistral uso de la metáfora, el contraste y la sentencia que caracterizan sus poemas. La carga significativa de sus versos reside precisamente en las figuras antes mencionadas con la fuerza que el gran poeta transmite a los símbolos e imágenes empleados.

"Mis ojos tuyos, ciegos, ya sin luna, clavados/ en el naipe sin suerte de tu no estar en ellos,/ dos fanales de pena, dos cipreses de llanto/ para el corral de muertos donde se pudre el lirio/de aquel otoño pálido, juntos, ya tan ausencia". (XXIV, Tierra, 1965)

La obra poética publicada en libro contiene textos cargados de sentimiento puro, de reflexión espiritual, de humanismo sincero, otorgándole seriedad y sencillez a su vez porque el lenguaje es directo y llano, sin efecticismos, sin rodeos innecesarios, sin barroquismo rebuscado. Sencillez en el plano léxico que le ha servido a la crítica para acusar de pobre al vocabulario de Julio Mariscal Montes, sin descubrir que la importancia de esta poesía reside precisamente en este aspecto, en esta direccionalidad clara, precisa y cargada de contundencia. La búsqueda, la nostalgia, el lado oscuro de su sentir se apoyan en las reticencias, suspensiones, y enumeraciones dotadas de simbolismo que analizo en el plano léxico.

Así también, el uso de deícticos, el tú y el yo, contribuyen a aumentar la sensación de cercanía, de implicación para con el lector, de complicidad en sus estados y sentimientos inconfesables, de sus meditaciones sobre Dios, la tierra, la muerte y el hombre; corroborando definitivamente sus temas. Consigue cargar de lirismo sus reflexiones empleando las figuras exactas, con llaneza, sin caer en popularismo falso, sin ser popular es poeta del pueblo. Pueblo al que se acerca más en su producción flamenca plagada de soleares y peteneras, vertiente digna de un estudio pendiente de abordar.

"Estos hombres/ duros como un romance de Federico,/ que pasan de la esteva a la baraja / y escudriñan el cielo/ barajando tormentas y fanegas..." (Los hombres, TS, 1962)

Julio Mariscal ha sido considerado heredero del 27 y representante de la generación del 50, con huellas claras que forjan su auténtico tono y voz personal e inconfundible para el estudioso y el lector. Poeta original y profundo, ejemplo de la poesía andaluza de posguerra, se mantiene vigente por la valía de sus composiciones. Del amor a la muerte, se tiñe de denuncia y se revela ante la situación del campo. La insatisfacción vital consigo mismo y con la época le hacen encerrarse y ser él mismo sin parecerse a nadie. Julio Mariscal Montes cultivó una poesía de validez universal y su influencia entre coetáneos y epígonos fue de trascendental importancia para la poesía contemporánea. Su legado es el valioso ejemplo de un testimonio inigualable de la época que le tocó vivir. Su capacidad lírica, sobria y equilibrada, le han permitido mantenerse en el imaginario colectivo de la poesía del 50.


1. Sanchez Menéndez, Javier, véase https://www1.ccul.junta-andalucia.es/cultura/caletras/autores/javier-sanchez- menendez

2. Obras citadas, 1978, 1990, 1992 y 2001. En noviembre, con motivo del veinticinco aniversario de su muerte, se publicó una antología homenaje con poemas firmados por cincuenta y cinco escritores y recogidos por Antonio Murciano en un libro titulado Memoria de Julio Mariscal, col. Torre Tavira,Caja San Fernando, Cádiz, 2002.

Sobre el autor:

Blanca Flores en una imagen de archivo.

Blanca Flores

Doctora en Filología Hispánica, escritora, investigadora y presidenta de la Asociación Cultural de Amigos de Quiñones.

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