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Nos gusta dejarnos convencer por los fenómenos de déjà vu: el “eterno retorno” de Nietzsche nos resulta plausible y atractivo; ninguna idea de la física teórica nos parece más seductora que la existencia de universos paralelos en los que somos nosotros mismos pero otros. ¿No es éste, en esencia,  el fundamento de la ilusión de realidad que proporcionan el cine, el teatro o la novela? Daniel Calparsoro sustenta su décimo largometraje, El aviso, en dos líneas argumentales y temporales. Por un lado, esta fantástica e irracional de la repetición, de lo cíclico de la existencia, que tiene que ver con la salud mental del personaje principal, el profesor de matemáticas Jon Zárate (Raúl Arévalo); y una segunda, diez años más tarde, más apegada a lo cotidiano, a la vida diaria en una gran ciudad, con lo que esto implica de alienación, agresividad y conflicto.

Dentro de esta subtrama se desarrolla una historia de bullying y violencia de género, la de Nico (Hugo Arbués) y su madre (Aura Garrido). Calparsoro hasta ahora ha venido haciendo cine de género, de pulso firme, comercial y comprometido a la vez con la realidad social. Cien años de perdón (2016) desarrollaba una convencional historia de atraco a un banco, pero sobre el telón de fondo de la orgía de los amos del dinero con su resaca de desahucios, corrupción y precariedad social. En El aviso, el director barcelonés cambia de registro. Esta película es un thriller híbrido, entre psicológico, fantástico y social con un guion basado en la novela homónima del madrileño Paul Pen. El carácter polifacético de la historia presenta muchos retos a guionistas y director, y no siempre el espectador sabe qué carta se está jugando. El aviso se escora hacia el artificio, hacia la pirueta argumental, dejando las vidas de Nico y su madre  por un lado y la de Jon y Andrea (Belén Cuesta) por otro, algo huérfanas de desarrollo. La historia se sigue con interés, los apuntes realistas están bien logrados y punteados con planos de Madrid, sus descampados, su skyline y sus gasolineras.

Calparsoro demuestra oficio para engarzar las dos subtramas con sus correspondientes líneas temporales aunque a veces resultan confusas las transiciones. El nexo entre las dos historias lo aporta el personaje de Raúl Arévalo, que hace un trabajo encomiable para aportar un punto de vista del que poco a poco vamos desconfiando por inestable y desquiciado.  La segunda subtrama es narrada desde el punto de vista del preadolescente Nico —muy bien  interpretado por Hugo Arbués— y presenta de forma convencional y escueta un típico caso de acoso escolar. El problema surge cuando se solapan las dos subtramas, una realidad distorsionada por una mente enferma y otra realidad narrada objetivamente. El espectador acaba abandonando su compromiso con la historia.

El aviso es un thriller ecléctico de tensión bien mantenida pero que adolece de inverosimilitud y artificiosidad. Parece querer decirnos que frente a la violencia cotidiana, el acoso escolar o la violencia sobre la mujer, tenemos que mostrar valentía y no esconder la cabeza.  Sin embargo estos temas quedan subordinados a la paradoja temporal, a la atracción del déjà vu.

El aviso (España, 2018) (92 min.) Dirección: Daniel Calparsoro. Guion:  Jorge Guerricaechevarría, Chris Sparling y Patxi Amezcua sobre una novela de Paul Pen. Fotografía: Sergi Vilanova. Música: Julio de la Rosa. Reparto: Raúl Arévalo, Aura Garrido, Hugo Arbués, Belén Cuesta, Antonio Dechent, Aitor Luna, Sergio Mur, Luis Callejo, Julieta Serrano.

Sobre el autor:

Eugenio Tapia

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