Lunes Santo con una 'mojada' nivel Dios: ¿por qué 'zeñó', por qué...?

La procesión debió ir por dentro, pero la temeridad —convertida en fe ciega— pudo a la responsabilidad. Cortejos chorreando dentro de la Catedral no olvidarán los tristes momentos sufridos este Lunes Santo en Jerez

Nuestro Padre Jesús de Las Misericordias a su paso por el Arenal, bajo un aguacero en la tarde de este pasado Lunes Santo.

La tarde no estaba católica. Nada que no llevaran pronosticando los partes desde días atrás. La procesión debió ir por dentro, pero otra vez el corazón pudo a la cabeza. Una vez más, en cuestiones de seguridad, hay poco o nulo criterio en una celebración religiosa (y popular también) que pertenece a todos y que debe cuidarse entre todos. Pero el arrojo y las ganas se convirtieron en temeridad y disparate.

Ambas palabras proceden de lo que en latín entendían como ‘sin razón’, ‘sin juicio’. En concreto, temeridad procede del adverbio temere, que significaba originalmente ‘a ciegas’, ‘en la oscuridad’. Puede entenderse en un profano que esa balanza entre lo pensado y lo poco razonado se incline claramente hacia lo segundo en esta recobrada Semana Santa tras dos años de pandemia, pero todo esto deja más dudas cuando quienes se suponen que deben ser responsables optan por la irresponsabilidad. Por la temeridad convertida en fe ciega. Por el negacionismo hasta de las predicciones climatológicas, cada vez más afinadas.

Lanzarse este pasado Lunes Santo a la calle fue eso, una temeridad, por muchos paños calientes que quieran ponerse ahora. Hubo quiénes acertaron, porque era de sentido común, y otros que la pifiaron hasta el corvejón. Las imágenes saltan a la vista. Ese terrible aguacero nivel Dios sobre el misterio y el palio de la hermandad de La Candelaria perdurará en la memoria cofrade de la ciudad porque, además, ya queda todo registrado en vídeo de móvil en móvil. A los daños al patrimonio material de la cofradía, que habrá ahora que evaluar, se suman los posibles daños físicos y morales de tan arriesgada decisión de salir cuando ya el agua estaba en las puertas de templos como Santa Ana.

La Paz de Fátima entrando en Catedral, bajo una tromba en la cuesta de Aire.

Fue desolador ver imágenes de Onda Jerez en la Catedral con los cortejos chorreando, con niños pasando frío y calados hasta los huesos, sin saber si irse a casa o saber si volverían a las calles a seguir con el espectáculo de la irresponsabilidad. ¿Todo esto para qué? ¿Para volver el domingo con sol y alargar la fiesta?

No lo hicieron mejor La Sed —aunque con algo más de tiempo para planificarse—, La Paz de Fátima —con un paso recién dorado— y Amor y Sacrificio, que procesionó con el rostro de la Virgen semioculto por una capucha. Un disparate. O como diría aquella buena señora de San Benito que se hizo viral ante el Cristo de La Clemencia: "¿Por qué, zeñó, por qué...?".

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