'Puerta a ninguna parte', de Claudia Vega.
'Puerta a ninguna parte', de Claudia Vega.

Rosa, niña; azul, niño. Son estereotipos que desde pequeños nos graban en nuestras mentes huecas. Raíces entrelazadas unas con otras creando redes y formando colmenas que interactúan uniéndonos unos con otros. ¿No es, la unión de todos los colores la formación del color blanco, a diferencia del negro que significa la ausencia?

Cada tonalidad tiene un significado: rosa, sexo; rojo, vida; naranja, curación; amarillo, luz del sol; verde, naturaleza; azul, arte; celeste, armonía; y violeta, espíritu humano. Y esta unión conforman una bandera conocida por todos y difícil de aceptar por algunos.

Una puerta tras la que personas se esconden toda la vida sin atreverse a abrir su pomo y encontrar la libertad ni atravesarla para aceptarse tal como se es y ser libre, un derecho universal que parece importarle a cierto factor de la sociedad prefiriendo tapar con un pañuelo abrasivo las bocas sin palabras de camas tabús en habitaciones inexistentes.

Crear agujeros negros en gustos y realidades, es “mejor” seguir como si nada alterara la rutina de una vida, que decidir con quien enredar nuestros sueños y despertar por las mañanas, es triste pero hay personas que solventan como tomar el café de tus días y se encargan de juzgar con quien duermes por las noches, olvidando los valores reales de las personas donde parece que el amor se disuelve como un terrón de azúcar desapareciendo entre el amargo trago. ¿Dónde queda la esencia de la persona, lo que nos conforma y nos hace únicos? ¿Es, acaso, transformable si se encuentra la llave de esa puerta que conduce a la autenticidad?

Hoy voy a contar una historia…

Chico conoce a chica, con antecedentes de vida común, creciendo y viviendo experiencias que todo joven necesita experimentar y, los cuales, durante su juventud, llega la pasión y el enamoramiento, algo esencial en esta etapa. Pero algo ocurre, mientras ella atraviesa las fases 'normales' de una posible relación, a él le interesan más sus tacones y pinturas, la noche sueña con ser eterna mientras el día se convierte en teatro. Y bien, una función representada con un guion establecido en el decorado perfecto, su diario es aceptado por el público… menos por él.

Siempre su mirada encima del escenario se pierde entre bastidores intentando huir, buscando la puerta de los camerinos mientras escucha una melodía ilusa del destino. Un día ella piensa que el amor se ha acabado, y él destrozado e impotente, no tarda en creer que no puede darle lo que la chica merece, y todo porque realmente no consigue encontrar el camino.

Todo esto ocurre, mientras millones de contrastes y cambios en su interior, relacionados con la adolescencia, comienzan a notarse en su cuerpo involucrando al  pensamiento…, la aceptación social es la cumbre y el desconocimiento de uno mismo es el marco que encuadra un nombre de chico, con alma femínea. Parece algo fácil, pero luego están los padres, los amigos que se duchaban contigo en el fútbol, las chicas con las que habías experimentado alguna pincelada sexual entre otros.

Mientras él se planteaba la veracidad de su pasado, una relación se rompe. Un máster inesperado y sin valor económico le usurpa cada minuto del día. El doble fondo del armario se hace cada vez más grueso y enmarañado y las preguntas dan paso al miedo. Miedo a destapar la caja de Pandora, y demostrar al mundo quien realmente eres, lucha de gigantes interior, dónde sólo ganará el que más grite…

¿Cuantos pasan por esta situación?  ¿Cuántas lágrimas se derraman sin excusas?

Aceptarse y respetar, son, sin duda, dos claves para ser feliz. Tememos a ser nosotros mismos por miedo a ser juzgados, pero tolerar a las personas, indiferentemente del gusto sexual, ver solo su carcasa y no su corazón, son algunos de los cuchillos que clavamos indirectamente sobre seres que sienten y le es muy difícil dar ese paso que marca un antes y un después en sus vidas. Nadie pierde su esencia por compartir su senda con personas del mismo sexo, ni por estar atrapados en cuerpos equivocados. Debemos ayudarlos a “salir” y destacar su valor, ya que no es fácil. Siempre recordaré el momento en el que alguien a quien quiero mucho me lo afirmó con sus ojos…y al revés, no cambió nada, sino que reforzó nuestra unión… Por fin fue ella, la que desde pequeña sabía que iba a ser tan especial como capaz de volver a empezar una vida nueva y esta vez…, la suya. En esta semana donde el arcoíris brilla entre sol y nubes…

¡Seamos libres señores!

Sobre el autor:

claudia vega

Claudia Vega

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído