Violencia antigitana en Jaén tras el crimen del portero de un pub: seis casas arrasadas

La voz rusa pogrom (destrucción, devastación) ha acabado refiriéndose a todo asalto, matanza o turba de una multitud enfurecida contra una minoría indefensa, fundamentalmente una minoría étnica que paga como comunidad algún acto puntual llevado a cabo por uno de sus miembros. Asociaciones gitanas de toda España han expresado su preocupación por el pogromo antigitano que está ocurriendo en Peal del Becerro, un pueblo de Jaén.

La tensión es máxima y todo parte después de que cuatro personas de etnia gitana estén presuntamente involucradas en el crimen de Álvaro Soto, de 29 años. El chico, portero de un pub de esta localidad de la Sierra de Cazorla, recibió una puñalada mortal en el corazón en la madrugada del pasado 17 de julio, después de que conminara a los jóvenes a que no sacaran vasos de cristal del local.

A raíz de su asesinato, 2.000 vecinos y vecinas salieron a las calles del pueblo a pedir justicia, pero grupos de personas se dirigieron directamente a las casas de los familiares de los supuestos agresores para tomarse la justicia por su mano. Pintadas de asesinos y gitanos fuera son solo lo superficial de unos actos vandálicos que incluyen destrozos en el interior de los inmuebles. A al menos una de estas viviendas incluso llegaron a pegarle fuego. También ha habido tres coches destrozados.

La subdelegada del Gobierno de España en Jaén, Catalina Madueño, ha hecho este pasado lunes un llamamiento para trabajar "entre todos y de forma discreta con el objetivo de reconstruir la paz social que nunca debió perderse" en Peal de Becerro. Después de expresar, en nombre del Gobierno, sus condolencias con la familia del chico asesinado, ha considerado como “muy graves” los acontecimientos posteriores.

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Así lo ha asegurado durante la junta local de seguridad ciudadana del municipio, celebrada a raíz de la muerte violenta de un joven, así como los posteriores actos vandálicos registrados que causaron daños en seis viviendas de la calle Del Sol y en tres coches de la calle Andrés Segovia, según ha trasladado la Delegación del Gobierno en un comunicado. "Los problemas no se resuelven con violencia, sino con el trabajo callado y discreto de todos. Cada uno, en el ámbito de nuestras responsabilidades, tenemos que seguir con nuestras acciones para reconstruir una paz social que nunca debió perderse en este municipio", ha aclarado Madueño, quien ha añadido que “ni Peal de Becerro ni la provincia de Jaén son racistas, tal y como están diciendo algunos de forma interesada y con ánimo de crispar, no de aportar para recuperar la convivencia”.

Asimismo, ha asegurado que la Comandancia de la Guardia Civil mantiene en Peal de Becerro y, también en otros municipios, un dispositivo de seguridad que se mantendrá "el tiempo que sea necesario”. "Se trata de garantizar los derechos de todos los vecinos del pueblo, entre los que hay muchas familias gitanas que todavía siguen viviendo aquí, porque Peal siempre ha sido un ejemplo de integración y de convivencia", ha concluido.

"Las autoridades han abandonado a estas familias"

El diputado de En Comú Podem, Ismael Cortés, ha estado este martes, junto al parlamentario andaluz de Por Andalucía, José Manuel G. Jurado, en la zona. Después de expresar su solidaridad hacia la familia del asesinado, ambos han considerado “intolerable que se culpe colectivamente a una etnia haciendo pagar a justos por pecadores”. “Reparación material, personal y psicológica para las víctimas”, ha demandado Cortés, en medio de un escenario desolador, con efectos personales destrozados y pintadas vandalizadas por dentro y por fuera.

“Fue difícil llegar, las autoridades han abandonado a estas familias, ni siquiera estaban precintadas aquellas casas que habían sufrido daños estructurales tras ser quemadas, con el riesgo que eso supone”, ha escrito el parlamentario andaluz por Córdoba en un hilo de Twitter con imágenes sobrecogedoras sobre el estado en el que han quedado las viviendas.

Episodios de violencia racista colectiva en Jaén

Jaén todavía tiene frescos, pese a que han transcurrido varias décadas, los sucesos de Martos. El pogromo antigitano en la localidad jienense en el que entre 200 y 500 personas incendiaron una treintena de viviendas de familias gitanas, que finalmente fueron expulsadas del municipio y tuvieron que emigrar a otros puntos de España. En este caso, también una agresión de un gitano a otro vecino provocó el episodio de violencia racista colectiva, tal y como sucedería de nuevo en Mancha Real apenas un lustro después.