Un joven jerezano tatúa gratis la areola a mujeres mastectomizadas para "cerrar el ciclo"

Miguel Morales, propietario de Hakuna Matattoo, ofrece un servicio de reconstrucción 3D a personas afectadas por cáncer de mama. "No podría dormir sabiendo que me estoy lucrando con algo tan malo"

Miguel Morales posando en el interior de su estudio. FOTO: MANU GARCÍA.
Miguel Morales posando en el interior de su estudio. FOTO: MANU GARCÍA.

Dice que quiere ayudar a las personas que sufren cáncer de mama y pasan por una mastectomía. No es que su familia haya padecido dicha enfermedad, aclara, sino que al especializarse en los tatuajes 3D y al conocer este servicio, no dudó en ofrecerlo incluso antes de abrir su propio estudio. No cobra por ello. ¿Por qué? "¿Por qué no?", ríe. "No podría dormir sabiendo que me estoy lucrando con algo tan malo", confiesa Miguel Morales (Jerez, 1989), propietario del estudio Hakuna Matattoo (en la avenida de Arcos) desde hace dos años, es el único tatuador de la provincia de Cádiz que hace tatuajes de la areola y del pezón de manera totalmente gratuita. 

Miguel, que empezó a trabajar de mecánico con tan solo 16 años por tradición familiar, tuvo la valentía de dejarlo para dedicarse a lo que le apasiona: el dibujo, el diseño, el tatuaje. "Fue difícil tomar otro camino. Mis padres quisieron que siguiera con el trabajo familiar y esto no es una profesión normal para ellos: impactó", relata. Sin embargo, remando a contracorriente, se embarcó en este mundo con 21 años de edad. Y a día de hoy, seis años después de pasar por otro estudios y salas que él mismo alquiló, tiene su propio estudio de tatuaje con un tatuador residente y una peluquera. ¿Sus servicios? Tatuajes, peluquería, piercing y la reconstrucción de la aureola. 

Tatuaje de una areola, por Miguel Morales. FOTO: CEDIDA.

"Tuve siempre en la mente hacer tatuajes a mujeres mastectomizadas. Así que le preguntaba a los tatuadores que entendían de esto, y me dijeron que simplemente la piel es más sensible, que con una reconstrucción de la mama no puedes aplicar la misma presión y tienes que tener un poco más de cuidado", cuenta. "No he tenido nunca un motivo para hacer esto, sino que podía hacerlo y pensé, por qué no; ayudar no está de más", prosigue. Y lamenta que haya gente que piensa que lo haga para "ganar fama, obtener publicidad y lucrarse". "Pero si difundo que hago esto es para que se enteren más mujeres, pero claro, siempre hay gente que va a pensar mal".

Fue hace cuatro años cuando Miguel hizo por primera vez un tatuaje de areola. "Era una clienta que vino para otro servicio en el centro médico Nazaret —donde él alquiló una de las salas durante un año—, le comenté que hacía esto y confió en mi. La señora salió de allí súper contenta, y yo, el triple", narra el jerezano. Desde entonces, ya ha tatuado a 12 mujeres mastectomizadas. Y asegura que siempre lo ha hecho de manera altruista: "Pienso que esas personas han pasado por situaciones críticas..., y me sentiría muy mal si ganara dinero con ello".  

El joven tatuador preparando su máquina de tatuaje. FOTO: MANU GARCÍA.

Una vez que ellas ven el resultado, "te quieren comer a besos, te quieren para ella", sonríe el tatuador. "Es como que… se encuentran con tantos impedimentos, y el sistema social se lo pone tan difícil todo, que cuando ven que alguien se les acerca para ayudarlas...", pronuncia con dificultad, sin poder encontrar las palabras. "Dentro del proceso que sufren las personas con cáncer de mama, el tema de la Seguridad Social es lo que más me indigna, con la pasividad que las tratan, ya que les dan cita para cinco años, cuando lo que buscan es cerrar el ciclo, que es lo que yo hago", continúa.

Por sus manos han pasado mujeres desde los 30 hasta más de 60 años de edad, provenientes de Jerez, Sevilla, Bilbao, Linares, Trebujena... Y desconoce si este servicio lo realiza algún otro tatuador en la provincia de Cádiz. "Pero en Málaga hay una tatuadora que cobra una burrada por cada areola, unos 500 euros". "Hay mujeres que me cuentan que tras la operación se quedan con la moral por los suelos. Que se mira al espejo, se ven sin la areola y se ven como un muñeco. Empatizas con esa persona y..., es duro escuchar estas cosas. Esto lo hacemos para ayudar", termina.

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Claudia González Romero

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