Trebujena rebusca en su pasado y lo exhibe en su castillo del siglo XIII

El Ayuntamiento recupera el Castillo del Altozano, con más de 700 años de historia, para convertirlo en el Centro de Interpretación de la Historia y la Cultura del pueblo

Visitantes en el Castillo del Altozano de Trebujena, en el recién inaugurado Centro de Interpretación de la Historia y la Cultura del pueblo.
Visitantes en el Castillo del Altozano de Trebujena, en el recién inaugurado Centro de Interpretación de la Historia y la Cultura del pueblo. MANU GARCÍA

Fortaleza, residencia del alcaide, obrador de arropes, guarda del archivo de la Casa Ducal, viviendas, mercado de abastos, sala de actos culturales… El Castillo del Altozano de Trebujena, construido entre finales del siglo XIII y principios del XIV, ha tenido mil y un usos durante su extensa vida. Ahora tiene otro: mostrar al público local y foráneo su historia, también la del pueblo, y los principales modos de vida de sus habitantes. 

El castillo se ha dado en llamar Centro de Interpretación de la Historia y la Cultura, inaugurado este viernes con todo el boato. Un nombre rimbombante para unas instalaciones que en el futuro quiere albergar también una colección museográfica. De momento, el cambio ha sido importante. Hasta ahora se celebraban bodas o se organizaban presentaciones de libros. Desde este viernes, es una puerta de entrada para mostrar las peculiaridades de esta tierra.

El Castillo del Altozano, también llamado castillo de Trebujena o de los Guzmanes, es el edificio más antiguo conservado en un pueblo que ahora cuenta con 7.000 habitantes, pero que cuando se levantó esta edificación, apenas tenía moradores. Hasta el siglo XVIII no se empezó a hacer viviendas a su alrededor. Para entonces, su ruina era bastante evidente. 

Con su conversión en Centro de Interpretación de la Historia y la Cultura de Trebujena, el Castillo del Altozano recupera vida. En la planta baja, hay paneles informativos en los que se recoge la historia del propio castillo, con datos de investigaciones arqueológicas y documentación obtenida del Archivo General de la Fundación Casa Ducal de Medina Sidonia, que lo mandó construir. Además, hay restos de siglos atrás, como un pozo, dos silos de almacenamiento, y hasta un basurero. En la primera planta, se puede conocer el pueblo a través de sus paisajes culturales, centrándose en la viña, el río y la marisma, sus principales sustentos económicos. 

Inauguración del Castillo del Altozano en Trebujena
Uno de los paneles explicativos que acoge el Castillo del Altozano.  MANU GARCÍA

“El castillo es un documento histórico en sí”, explica Diego Bejarano, arqueólogo y uno de los coordinadores del proyecto, junto a la antropóloga y etnógrafa Eva Cotes, que ha sido el encargado de explicar en qué ha consistido. Además de indagar en el archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia, se ha intervenido a nivel arquitectónico mejorando diferentes desperfectos, cuidando los restos hallados en el subsuelo, remozando los muros o limpiando el interior de una sala abovedada anexa.

“Trebujena se merece tener una colección museográfica para disfrutar de su riqueza arqueológica”, abunda Bejarano, que también fue el encargado del proyecto de rehabilitación del castillo, en 2006, promovido entonces por la Mancomunidad de Municipios del Bajo Guadalquivir y el Ayuntamiento, que le dio el aspecto que tiene ahora. “Este espacio diáfano —de la planta baja— en su momento albergó una gran vida”, explica el arqueólogo, quien cuenta que los restos más antiguos encontrados en el Altozano son materiales tartésicos y turdetanos.

Las primeras noticias de la existencia del castillo de Trebujena las ofrece Barrantes Maldonado en la crónica que escribió en 1541 sobre la Casa de Medina Sidonia. Entonces, contó que Alfonso Pérez de Guzmán, el Bueno, mandó construir tres castillos en Rota, Chipiona y Trebujena. Su esplendor lo vivió a partir del siglo XVI, cuando se acometen reformas y ampliaciones. En 1625, Juan Manuel Pérez de Guzmán, el VIII duque de Medina, traslada parte del archivo de la contaduría al castillo de Trebujena, lo que da muestra de su importancia y fortaleza.

Inauguración del Castillo del Altozano en Trebujena
Los primeros visitantes del nuevo Centro de Interpretación de Trebujena.  MANU GARCÍA

Pero a partir de ese mismo siglo XVII entra en un proceso agravado de desgaste y ruina. Primero, por el alzamiento de Andalucía contra Felipe IV, liderado por Gaspar Pérez de Guzmán, el IX duque de Medina Sidonia, que acaba desterrado. Después, con la incorporación de Sanlúcar a la Corona en 1645, y por último, por el préstamo de 200.000 ducados que el duque dio a la Corona, que acabó con la Casa Ducal endeudada, tras lo que se desprendió de propiedades.

En el XVIII se comienza a edificar alrededor del Castillo del Altozano y hay testimonios de vecinos que temen que se derrumbe encima de sus viviendas. No es hasta 1966 cuando pasa a manos municipales, tras adquirirlo el Ayuntamiento después de comprárselo a los hermanos Villagrán Galán. Entonces, se reformó para acoger un mercado municipal, que se complementó en 1972 con la adaptación del interior de la sala abovedada para usarla como cámara frigorífica. 

Entre 2006 y 2008, con el proyecto de rehabilitación, se reforma al castillo para darle su aspecto actual. En base a este proyecto, se realizaron trabajos de investigación arqueológica, debido a su catalogación como BIC, para conservar restos hallados en el subsuelo.

Inauguración del Castillo del Altozano en Trebujena
Vecinos de Trebujena, consultando la exposición.  MANU GARCÍA

En la primera planta es Eva Cotes, antropóloga y etnógrafa, quien cuenta cómo han vivido históricamente los trebujeneros y trebujeneras, mayormente con minifundios dedicados al cultivo de la vid, como riacheros —así se conoce a las personas que vivían de lo que pescaban en el Guadalquivir— o en la marisma. Son los mismos habitantes quienes han desempolvado sus recuerdos para poner en pie los modos de vida pasados, pero también actuales, asociados al pueblo. 

“Las viviendas en la campiña tenían la casa delante y la cuadra detrás, porque así lo mandaba el duque”, apunta Cotes. En la periferia de la localidad había chozas, reconstruidas en la exposición que se puede visitar en el Castillo del Altozano, como también los barcos de los riacheros —llamados barcos corianos, porque se construían en Coria del Río—, donde dormían durante días. La viña, la ganadería y los esteros o la pesca, son tres patas que sustentan la economía trebujenera.

“Este nuevo espacio cultural nos permitirá promocionar nuestra historia, nuestra cultura y también potenciar el turismo”, dice el alcalde de Trebujena, Ramón Galán, quien recuerda que este equipamiento era “muy esperado” por un pueblo que “tiene mucho que decir y que ofrecer a Andalucía y al resto de España”.

“Tenemos que estar muy orgullosos, porque el hecho de que un pueblo de 7.000 habitantes haya inaugurado este año dos espacios culturales de gran magnitud, como son el Teatro Municipal Jose Manuel Valderas García, y ahora el Castillo del Altozano, es para estarlo”, insiste Galán, acompañado en la presentación por la delegada de Cultura, Alba Zambrano, para la que se da “un paso muy importante para seguir fomentando la cultura y el turismo de Trebujena”, y de la delegada provincial Vanesa Beltrán.

Puertas abiertas 

El Castillo del Altozano tiene jornadas de puertas abiertas el sábado 7 y el domingo 8 de octubre, de 10:00 a 13:00 horas. Las visitas guiadas se pueden solicitar en el email inscripcionesturismo@trebujena.com.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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