Más de un centenar de establecimientos de Starbucks en Estados Unidos se han visto afectados por una huelga convocada por empleados que se oponen al nuevo código de vestimenta impuesto por la compañía. Entre las medidas más controvertidas está la obligación de llevar camisetas negras lisas, reemplazando la anterior política que permitía prendas de cualquier color. Las nuevas directrices también incluyen normas que alcanzan incluso a la ropa interior del personal.
La protesta, respaldada por el sindicato Workers United, ha llegado ya a instancias legales. La organización sindical ha presentado una queja formal ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, al considerar que estos cambios, introducidos en plena negociación colectiva, “violan la ley”. La tensión entre la dirección de la compañía y su plantilla ha vuelto a ponerse de manifiesto, reflejando un clima laboral cada vez más tenso.
Reestructuración sin precedentes
Al margen de la huelga, Starbucks ha anunciado una reestructuración sin precedentes. En una carta dirigida al personal, el director ejecutivo, Brian Niccol, comunicó el despido de 1.100 empleados corporativos, una decisión que marca el mayor recorte de este tipo en la historia de la empresa. A ello se suma la eliminación de “cientos” de vacantes que, según la compañía, se consideran redundantes o innecesarias.
Los despidos no afectarán a los trabajadores de las cafeterías ni a quienes desempeñan tareas en tostado, almacenes o distribución. El recorte se centrará exclusivamente en puestos administrativos, aquellos que no tienen contacto directo con el cliente. La empresa cuenta con 16.000 empleados en funciones corporativas a nivel global, lo que implica un reajuste significativo de su estructura interna.
Desde el sindicato se interpreta esta oleada de despidos como un intento de debilitar la organización laboral, en un momento en el que la plantilla busca mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, la dirección argumenta que se trata de una medida para “ganar agilidad” y “centrarse en lo esencial” en un contexto económico desafiante.
Momento complicado para Starbucks
La decisión de reestructurar la plantilla llega en un momento complicado para la cadena. Según apuntan fuentes del sector, Starbucks enfrenta una caída en ventas, impulsada por la irrupción de nuevos competidores que están ganando terreno en un mercado que antes dominaba con escasa oposición. Además, se multiplican las quejas por las largas colas y los tiempos de espera en los establecimientos, lo que impacta negativamente en la experiencia del cliente.
Uno de los grandes desafíos de la firma ha sido mantener la velocidad del servicio, tanto en tienda como en los pedidos realizados por vía digital. Esta presión se ha intensificado con la estrategia de ofrecer productos cada vez más personalizados, lo que complica la operativa interna. Una sola bebida puede requerir hasta diez ingredientes distintos, lo que ralentiza la preparación y exige una coordinación eficiente del equipo.