José Joaquín Sánchez tiene 53 años. Es sevillano, pero lleva 27 años trabajando para la Banda Municipal de Barcelona, dependiente del Ayuntamiento de la capital catalana. Toca el clarinete, pero sus méritos y experiencia musicales no han sido suficientes y este viernes ha sido despedido por el Consistorio. ¿La razón? No tener el C1 de catalán.
Este nivel de idiomas es el quinto nivel del Marco Común Europeo de Referencias para las Lenguas, el estándar de la autoridad europea para unificar los títulos de conocimiento de una lengua. Es un paso menos que el C2, que prácticamente supone el bilingüismo completo, pero más que el B2, B1, A2 y A1. Estos niveles se obtienen en exámenes estandarizados.
El músico sevillano ha pasado por un proceso de regularización de su plaza en el que se siente discriminado. Según cuenta al periódico El Mundo, "esta utilización de la lengua es un esperpento, una aberración".
Según explica Sánchez, "para muchas profesiones es desproporcionado y absurdo" tener que obtener un nivel alto de catalán, "pero en el caso de la música... El lenguaje musical es universal".
Detrás de los requisitos del Ayuntamiento de Barcelona está una norma impulsada por la Generalitat que exige nivel de idiomas o hacer un examen que acredite que tiene ese nivel.
Barcelona es, históricamente, destino de muchos andaluces y andaluzas que han migrado para tener mayores perspectivas laborales. Ha sido una dinámica en varios momentos del siglo XX o incluso el XIX, cuando Cataluña era referente en industrias como los textiles. Esa dinámica no ha cambiado, y desde los 90, los problemas de desempleo en Andalucía, y especialmente desde la crisis económica de 2008, han sido cada vez más los profesionales que han buscado futuro en Cataluña.
Y, con ello, han sido parte del proceso de exigencias de conocer el catalán, especialmente para trabajar en la administración público, como ha sido el caso de Sánchez.
Al verse afectado por este problema, lógicamente, Sánchez es muy crítico: "En Cataluña estamos viviendo una dictadura lingüística. En lugar de buscar un fomento amable del catalán, lo están usando como una herramienta de marginación. Es como un virus que se está extendiendo a todas las capas de la sociedad: la educación, la sanidad la cultura...", dice el músico sevillano.
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