"Ser cochero es una vocación, hay que llevarlo en la sangre porque de esto no se come"

Los once cocheros jerezanos que aún resisten confían en que la profesión no desaparezca, pero piden mejoras para sobrevivir. Así es el día a día de estos guías turísticos que trabajan entre diez y doce horas por jornada

Emilio Domínguez y Francisco Pacheco, responsables de la Asociación Jerezana de Coches de Caballos, en una imagen reciente.
Emilio Domínguez y Francisco Pacheco, responsables de la Asociación Jerezana de Coches de Caballos, en una imagen reciente. MANU GARCÍA

En Jerez cada vez es menos frecuente oír el soniquete característico de los coches de caballos por las calles adoquinadas del casco histórico. Aún quedan algunos, once para ser exactos, pero la profesión del cochero ya no es ni la sombra de lo que era antaño. El presidente de la Asociación Jerezana de Coches de Caballos, Emilio Domínguez, y el delegado de la entidad, Francisco Pacheco, explican a lavozdelsur.es los pormenores de un oficio, totalmente vocacional, que cada vez lo tiene más difícil para sobrevivir en la que es, precisamente, la ciudad del caballo por excelencia.

Atendiendo a las cifras de turistas, que son los que suelen contratar paseos turísticos en coches de caballos, el invierno es la temporada baja según el balance de los cocheros, porque es cuando la ciudad registra un menor número de turistas, principalmente extranjeros. Sin embargo, estas cifras remontan durante los meses de verano. Es entonces cuando más visitantes contratan este servicio.

“Cuando no hay turismo, en la ciudad se quedan los propios vecinos, y la gente de aquí no hace uso del coche de caballos. La única época del año en la que los jerezanos montan en los coches de caballos es durante la Feria, porque es lo típico y es una fecha señalada, pero el resto del año los únicos que suben son los turistas, y si no hay turistas, no hay trabajo”, asegura Emilio Domínguez.

Emilio Domínguez, presidente del colectivo. FOTO: MANU GARCÍA

La valoración de los cocheros sobre el volumen de trabajo bien puede servir como barómetro para medir la afluencia turística que registra la ciudad y, en este caso, aseguran que el año 2019 ha sido “muy malo” en comparación con años anteriores.

Cada cochero dispone de una licencia, concedida por el Ayuntamiento, y realizan un servicio público como si fuera un taxi, con la peculiaridad de que, este vehículo, va tirado por caballos. Como cualquier vehículo debe tener su seguro y "todos los papeles en regla", al igual que el animal, que también debe tener el certificado veterinario que indica que está sano y es apto para desempeñar esta labor.

Los cocheros son también los propietarios del caballo y de la calesa, con lo que los gastos de mantenimiento, tanto del animal como del coche, se disparan. En sus propias casas, en fincas rurales ubicadas a las afuera de Jerez, deben disponer de una cuadra y un garaje para el coche.

“El día a día de un cochero es muy duro”, explica Francisco Pacheco. “A las siete de la mañana tenemos que estar ya en la cuadra, hay que limpiar al caballo, darle de comer y de beber, limpiar la guarnición, limpiar el coche, enganchar el coche y venir al centro de Jerez para estar aquí ya sobre las ocho y media o las nueve de la mañana”. En el centro de Jerez echan entre diez y doce horas, “aunque no ganemos nada, pero tenemos que estar aquí”, porque no se vuelven a sus casas para comer, sino que se quedan a comer por el casco histórico. Una vez que termina la jornada laboral, sobre las siete u ocho de la tarde, el cochero vuelve a casa, desengancha el coche, lleva el caballo a la cuadra, le echa de comer, lo prepara para la noche y al día siguiente vuelta a empezar.

Francisco Pacheco, delegado de la Asociación de Coches de Caballos. FOTO: MANU GARCÍA

Ahora el Ayuntamiento de Jerez está planteando un aumento del número de licencias de coches de caballos, algo que los cocheros no terminan de ver porque “aquí, en temporada baja como ahora, sobran coches, ni siquiera en primavera se gana mucho dinero. Como mucho, das dos paseos y tocas las palmas”, señala Francisco

Viendo el día a día de la profesión, los cocheros tienen claro que no es rentable. “Ningún cochero quiere este trabajo para su hijo, esto es una vocación, y el que la ejerce es porque le viene de familia o realmente le gusta, pero de esto no se vive, te ayuda a vivir, pero con este oficio no se tira palante”, asegura Francisco.

“Esto es para dejarlo”, sentencia Emilio. “A lo mejor en el verano ganas algo, pero luego llega el invierno y te tiras meses sin ganar nada, y lo poco que hayas ganado se lo comen el caballo y el coche. Luego te tienes que buscar otras cosas para sobrevivir en los meses malos, nosotros seguimos en esto porque son ya muchos años y no queremos dejarlo, pero con un coche de caballos aquí en Jerez no se come”, asegura el presidente de la asociación.

Los cocheros aseguran que se trata de un oficio muy vocacional. FOTO: MANU GARCÍA

Francisco, por ejemplo, pertenece a la cuarta generación de cocheros en su familia y reconoce que “yo es que lo llevo en la sangre” pero hay muchos cocheros que sus hijos han optado por otras profesiones y muchas sagas familiares de cocheros acabarán por desaparecer. “Yo lo que pasa es que no sé hacer otra cosa, porque me he llevado toda mi vida con el coche de caballos, yo no sé poner un ladrillo o una tubería, yo lo que sé hacer es llevar las riendas, el coche de caballos es mi vida", relata.

Ellos son también quienes doman a sus caballos y les enseñan a circular por la ciudad. A día de hoy, alguien que quiera llevar un coche de caballos, tiene que formarse en la Real Escuela de Arte Ecuestre o por su cuenta con familiares y personas que sepan. Eso sí, antes de poder trabajar como cochero tienen que pasar unas pruebas para garantizar que va a poder circular por la ciudad sin causar incidencias, como ocurre con el carnet de conducir. “Nosotros tenemos que enseñar al caballo a que no se asuste de un autobús o del claxon de un coche, a que la gente se acerque y no se espante, eso es un trabajo, y como no puedo pagar a alguien que lo haga por mí, pues también tengo que hacerlo yo” dice francisco. La doma de un caballo puede costar alrededor de los 300 euros al mes. El coste total dependerá de los meses de doma que necesite el animal.

La Asociación Jerezana de Coches de Caballos nació hace aproximadamente una década con el objetivo de salvaguardar una profesión que consideran beneficiosa para la ciudad. “Nosotros lo que queremos es que esto se mantenga, nosotros siempre estamos en negociaciones con el Ayuntamiento y aún hay algunos puntos en los que no hemos llegado a un acuerdo, por eso ahora vamos a negociar nuevas condiciones, esto es una lucha constante entre los cocheros y el Ayuntamiento” dice Emilio. Una de sus reivindicaciones, por ejemplo, es poder disponer de cuadras en la propia ciudad. “El Ayuntamiento nos podría facilitar una nave, que no esté muy lejos del casco histórico, donde nosotros podamos meter nuestros caballos y nuestros coches”.

Pacheco explica algunas de las reivinicaciones que hacen al Ayuntamiento. FOTO: MANU GARCÍA

De otro lado, los cocheros también se han visto en alguna que otra situación desagradable con personas que les han recriminado el uso del caballo para este fin. “Hemos recibido muchos insultos, pero estas personas deben saber que nuestros caballos están bajo la supervisión del veterinario para que esté sano y apto para trabajar, porque el caballo tiene que trabajar, igual que nosotros. Este es nuestro medio de vida y tienen que entenderlo así”, explica Francisco. “Nosotros no maltratamos a los animales, no les pegamos como nos han llegado a decir. Tenemos que aguantar muchas cosas, que vayamos con un servicio y te griten: bájate tú y monta al caballo, maltratador… son personas que no entienden nuestro oficio”.

Para cuidar el bienestar del animal, los cocheros disponen de grifos en la ciudad para proporcionarles agua, en especial en los meses de altas temperaturas, "tenemos sistemas para ahuyentar a las moscas, son cosas normales, nosotros dependemos del caballo y el caballo depende de nosotros”.

Los cocheros se preocupan por el bienestar del animal. FOTO:MANU GARCÍA

Otra de las impresiones que transmiten los cocheros es que “en Jerez el coche de caballos no está valorado. En otras poblaciones los propios vecinos del pueblo se montan y están orgullosos de contar con ellos, sin embargo, en Jerez no nos echan cuenta”. "Yo te garantizo que montar en coche de caballos y dar un paseo por el centro de Jerez, eso le gusta a todo el mundo, porque vas viendo los monumentos y edificios de otra manera. Los turistas cuando se montan hablan muy bien de Jerez, quedan muy contentos, no se lo esperan. Además, nosotros también somos guías, porque les explicamos cada monumento que ven". Así, los cocheros interactúan con los clientes, algunos incluso se sientan delante con ellos y le cuentan historias.

A pesar de todas las dificultades, confían en que la profesión de cochero no desaparezca, “por un lado, porque es una seña de identidad de la ciudad y el coche de caballos no puede desaparecer en la ciudad del caballo. Además, hay muchas familias que lo llevan en la sangre y siempre habrá algún sucesor que tome el relevo”. Lo que sí puede ocurrir, a juicio de estos profesionales, es que tenga una mejor regulación en materia de horarios, pero aún no se ha llegado a ese punto.

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Tamara Ariza

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