Mamá, con una hija de tres años y 'encerrada' en Puerto Real. La historia de esta granadina de 45 años, estremece. Su fortaleza y su lucha constante le han llevado a tener un proyecto de vida por el que se esfuerza a diario. Quiere rehabilitar una casa en ruinas en la que trabaja durante horas para construir su nuevo hogar y empezar desde cero tras haber sufrido maltrato.
"Conocí a un hombre que apareció como un salvador que me ayudaba en todo”, recuerda con un hilo de voz. Se mudó al municipio gaditano y comenzó una relación que no tuvo un final feliz.
“Sin darme cuenta me había convertido en una víctima que no podía hablar... yo antes me comía el mundo y me encontré con una mujer que no era yo, de puertas para afuera ella parecía la de carácter y él el educado, pero en casa yo callaba y él gritaba. Viví episodios muy escabrosos, mi cuerpo no era mío y mi mente era prestada”, cuenta a lavozdelsur.es. Su pareja le llegó a obligar a meterse en la basura para recoger unos juguetes de su hija que él mismo había tirado y otras situaciones que prefiere olvidar. Sentía que le ponía cuerdas y la anulaba para crecer sintiéndose pequeña e insignificante.
Hace dos años, se dio cuenta de lo que estaba viviendo. “Yo creía que todo era normal”, suspira esta mujer, que llegó a cerrar hasta tres escuelas de acrobacias, su medio de vida, todo por adaptarse a los planes de él. En este tiempo, vivió una rutina “muy dura” que la arrastró a una depresión. “Acabé muy jodida emocionalmente, insegura de mí misma y con ganas de quitarme la vida”, comparte la granadina, que buscó ayuda profesional para pasar el temporal, siempre pensando en lo mejor para su pequeña.
Tras decidirse a romper su silencio y denunciar a quien fue su pareja, los Juzgados le trasladaron que su informe psicológico no era válido y que si no se podía visualizar lesión física alguna, no podían continuar el procedimiento. El caso fue archivado, pero, según ella, una sentencia la mantiene en Puerto Real, lugar de nacimiento de su hija, pese a que su padre reside fuera.
"Cualquier persona puede sufrir maltrato psicológico"
Ella es amante del deporte extremo, ha trabajado en el mundo del alto rendimiento y ha ganado distintos campeonatos mundiales de snowboard y esquí. “Quiero visibilizar que cualquier persona, por muy capacitada que esté, puede sufrir maltrato psicológico. He sido una persona de éxito, una persona válida, siempre he trabajado muy duro y me he visto inmersa en este asunto y desamparada por la Justicia”, explica.
"Intento proporcionarle una estabilidad sana a mi hija"
Su intención es convertir esta antigua casa en una escuela de acrobacia, su propia vivienda y pequeños apartamentos individuales para “mamás que hayan pasado situaciones similares, que tengan un refugio donde quedarse en esa etapa de transición en la que quieres irte de la casa donde las cosas no están bien, pero no sabes dónde porque estás sola y tienes miedo”.
La rehabilitación de la casa es más que un proyecto de arquitectura al que dedica sangre, sudor y lágrimas. Es la salvación a la vida que lleva actualmente.
Para hacer su sueño realidad, ha iniciado una campaña en gofundme, ha puesto su coche en venta. La mayor parte de los ahorros que, en principio, tenía para rehabilitar la casa los ha dedicado a sustentar a su hija, por eso, su presupuesto “es extremadamente limitado” y no puede hacer frente en solitario al coste de las obras que requiere el inmueble.
Actualmente, busca “sponsors”, es decir, empresas que puedan aportar materiales o que puedan rehabilitar las puertas y ventanas. Donativos, descuentos de materiales, préstamos de maquinaria... cualquier ayuda para poder realizar la instalación eléctrica, el saneamiento, la fontanería y otras muchas tareas para transformar la casa en un lugar habitable.
La granadina no se rinde, le echa coraje a la vida y sigue peleando por un futuro mejor.
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