La aerolínea de bajo coste Ryanair, la que más pasajeros transporta en España, ha anunciado una reducción de un millón de asientos en su programación para la temporada de invierno, que abarca desde finales de octubre hasta finales de marzo. La decisión, comunicada este miércoles en Madrid, responde a las elevadas tasas aeroportuarias y la falta de competitividad que la compañía atribuye a Aena, el gestor de los aeropuertos españoles. Como consecuencia, Ryanair trasladará parte de su capacidad a otros países como Italia, Marruecos, Croacia, Suecia y Hungría, donde considera que las condiciones son más favorables.
Los recortes afectarán especialmente a los aeropuertos regionales con menos de tres millones de pasajeros anuales, donde la aerolínea disminuirá un 41% su oferta, equivalente a 600.000 plazas. Entre los más perjudicados están Santiago, donde Ryanair cerrará su base de dos aviones; Vigo, que perderá todos sus vuelos a partir del 1 de enero; Zaragoza, con una reducción del 45%; Santander, con un 38%; Asturias, con un 16%; y Vitoria, con un 2%. Asimismo, la compañía mantendrá suspendidas sus operaciones en los aeropuertos de Valladolid y Jerez durante el invierno.
En las Islas Canarias, Ryanair recortará un 10% de su oferta, lo que supone 400.000 plazas menos. Esto incluye la cancelación de 36 conexiones con la Península y la suspensión total de los vuelos a Tenerife Norte a partir del próximo mes. La aerolínea ha señalado que estas medidas se deben a las dificultades para justificar inversiones en aeropuertos donde el crecimiento está limitado por tasas que considera excesivas y poco competitivas.
Pese a los recortes en los aeropuertos secundarios, Ryanair planea seguir creciendo en los principales hubs, como Madrid, Barcelona, Málaga, Alicante y Baleares, y anunciará su programación para estos en las próximas semanas. En contraste, el impacto en los aeropuertos regionales será significativo, ya que la compañía ya redujo 800.000 plazas en la temporada estival, lo que generó una pérdida de 240.702 pasajeros entre abril y julio en siete aeropuertos, según datos de la propia aerolínea.
El conflicto con Aena
La salida de Ryanair plantea un desafío para Aena, que no ha logrado encontrar aerolíneas que compensen el vacío dejado por la compañía irlandesa en las rutas afectadas. Ni el Ministerio de Transportes ni las gestiones de Aena han conseguido que otras operadoras, como Vueling, Volotea o Air Nostrum, asuman estas conexiones de corto recorrido. Según Ryanair, los incentivos ofrecidos por Aena para estos aeropuertos son insuficientes, lo que dificulta la entrada de nuevas aerolíneas.
La aerolínea ha instado al Gobierno y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a rechazar los incrementos de tasas y a prolongar su congelación para estimular el tráfico en regiones que necesitan mayor conectividad. Ryanair ha destacado su contribución de 28.000 millones de euros a la economía española y su papel en la llegada de uno de cada tres turistas al país, pero ha criticado la falta de colaboración con Aena, a la que acusa de operar como un monopolio.
