Piden retirar las vías dedicadas al Marqués de la Ensenada, ejecutor hace 274 años de la Gran Redada

Se trata del intento de exterminio del pueblo gitano en 1749 autorizado por el Rey Fernando VI y que supuso la detención de 10.000 gitanos: los hombres a trabajos forzados y las mujeres y niños a cárceles y fábricas

Piden retirar las vías dedicadas al Marqués de la Ensenada, ejecutor hace 274 años de la Gran Redada. En la imagen, un grabado que rememora el destino que tuvieron muchos gitanos condenados a galeras.
Piden retirar las vías dedicadas al Marqués de la Ensenada, ejecutor hace 274 años de la Gran Redada. En la imagen, un grabado que rememora el destino que tuvieron muchos gitanos condenados a galeras.

El 30 de julio de 1749, una fecha negra para el pueblo gitano. Se acaba de cumplir 274 años de uno de los episodios más lamentables de la historia de España. A día de hoy se define como un intento de exterminio de los gitanos españoles y que es conocido como la Gran Redada. 

La Gran Redada, según destaca la Fundación Secretariado Gitano, “dejó profundas secuelas en la memoria del pueblo gitano. Lamentablemente, y a pesar de su gravedad, hoy en día sigue siendo un episodio poco conocido, que no aparece en los manuales sobre la historia de España”.

La institución abunda en su deseo de “recordar a todas las víctimas de La Gran Redada y honrar su memoria”. De hecho en Barcelona se celebran unas jornadas de conmemoración de la ‘Gran Redada’: “Este tipo de conmemoraciones son muy importantes para no olvidar lo que sucedió en el pasado y sacar lecciones de cara al futuro”.

"No hay que olvidar lo que sucedió en el pasado y sacar lecciones para el futuro"

Diferentes colectivos gitanos de España han pedido que se retire la nominaciòn de calles y plazas dedicadas al Marqués de la Ensenada. Así lo han demandado en un acto institucional celebrado en Madrid: "Instamos a que se elimine el nombre del exterminador de todas las calles y plazas y se ponga en su lugar los nombres de gitanos y gitanas ilustres", proclamó el presidente de Unión Romaní Madrid, Mariano González.

Es un hecho no muy conocido y en cierta forma casi oculto en los ‘hitos’ de España. Entonces se le conoció como ‘la solución final’ una expresión que nos suena a la Alemania Nazi y su ‘solución’ para el ‘problema judío’. Pero lo de España sucedió mucho antes. Este episodio, desconocido por muchos del pueblo gitano, choca frontalmente con la realidad de esta raza en la sociedad andaluza en la que su integración y reconocimiento social es absoluta en determinadas zonas.

Símbolo del pueblo gitano en una mesa del Secretariado Gitano.     MANU GARCÍA
Símbolo del pueblo gitano en una mesa del Secretariado Gitano.     MANU GARCÍA

Sin embargo, en el siglo XVIII, la integración y buenas relaciones de muchos gitanos con el resto de la población no fueron suficientes para un Estado absolutista que pretendía la homogeneización en la ciudadanía. Así que todo el que se saliera de esa norma que buscaba la estandarización, se situaba fuera de una ley reforzada en su dureza, como la persecución de los matrimonios según ritos ajenos al catolicismo o de la lengua caló.

A los gitanos se les culpaba del aumento de la delincuencia, entre otras acusaciones. Esta raza ya había vivido diversos ataques institucionales como su sedentarización ordenada por Felipe V en 71 ciudades.

Los planes de Fernando VI fueron iniciados por el obispo de Oviedo, Vázquez Tablada, y continuados y ejecutados por el Marqués de la Ensenada, con la autorización del rey. Las órdenes instaban a detener a todos los gitanos y gitanas, y se llevaron a cabo en todo el territorio español.

La Gran Redada y supuso la detención de más de 10.000 gitanos y gitanas. Se hicieron dos grupos tras las detenciones, los hombres apresados fueron enviados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina y las mujeres y los niños a cárceles o fábricas.

Recreación virtual, del perfil en redes del Secretariado Gitano, evocando la detención durante la Gran Redada.
Recreación virtual, del perfil en redes del Secretariado Gitano, evocando la detención durante la Gran Redada.

El caos imperó en toda la operación. A los gitanos los encerraron en castillos y alcazabas, e incluso se vaciaron y cercaron barrios de algunas ciudades para alojar a los deportados. En terribles condiciones de hacinamiento y con el uso de grilletes, la envergadura del proyecto de “exterminio” superó a las autoridades ante la escasez de medios económicos y humanos para completarlo.

Los encarcelamientos duraron hasta 1765, periodo en el que muchos gitanos y gitanas fallecieron por las condiciones insalubres de las prisiones y la dureza de los trabajos forzosos.

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KIKO ABUIN 1

K. A.

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