Los pescadores de Sanlúcar, acosados: "Quieren poner cámaras como en un Gran Hermano"

El sector pesquero de Sanlúcar de Barrameda se siente presionado por las instituciones públicas que constantemente aprueban nuevas restricciones e impiden dignificar el oficio

Salvador, Jesús y Daniel Vidal, ambos dedicados al sector de la pesca en Sanlúcar de Barrameda.
Salvador, Jesús y Daniel Vidal, ambos dedicados al sector de la pesca en Sanlúcar de Barrameda. MANU GARCÍA

Tras 45 días sin salir ni un solo barco por el paro biológico, los pescadores de Sanlúcar de Barrameda dan la última puesta a punto para volver a la mar el próximo 1 de noviembre. Un sector que se siente abandonado y asfixiado por las instituciones y que se enfrenta a duras de restricciones promovidas por la Unión Europea que no contemplan la realidad a la que se enfrenta los trabajadores de la pesca, no solo en Sanlúcar, sino en toda España. 

Desde la Junta de Andalucía hablan de un problema de relevo generacional porque lo jóvenes cada vez siguen menos la profesión. “¿Por qué no hay juventud que quiere trabajar en la pesca? Porque no ganan dinero por estar muy limitada y tener muchas inspecciones. Si quieres que la gente joven trabaje, mejora la gestión", cuenta cuenta José Carlos Macías, técnico de la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar. “Si tú tienes una actividad controlada por diez o doce inspectores cada día en el muelle provocando unas condiciones de trabajos tan encorsetadas, pues la gente se va”, afirma.

Jose Carlos Macias: "No hay relevo generacional en las actividades que van mal"

 

“El problema empieza cuando una pesquería empieza a funcionar mal como la del cerco que va mal por las cuotas de boquerones, también por las de sardinas. Si los barcos no son rentables cuando llega el viernes se van a buscar otra cosa. No hay relevo generacional en las actividades que van mal”, finaliza. En el puerto de Sanlúcar, el problema generacional se da en el gremio de los rederos, un oficio artesanal con una gran demanda laboral dedicada a la confección y reparación de las redes de Pesca. Un trabajo que, sin embargo, cuesta mucho mantenerlo. 

Salvador Vidal se dedica a arreglar las redes con su hijo, llevan años en eso, sin embargo, siguen aprendiendo y formándose. Ahora iban a hacer un curso de seis meses, pero no los han llamado. Habla de el largo aprendizaje de el arte del redero: “En dos años no se aprende, eso es como una carrera”.  Macias comenta que es uno de los grandes problemas y encuentra totalmente lógica la fuga de la juventud: “Si el del barco no puede pagar ¿cómo lo tienes allí? La mejor forma de arreglar eso es a través de una escuela taller de rederos y así los vas anclando durante un tiempo en el oficio. Si le das un curso de tres meses mientras que no les pagas nada, en los que no aprendes ni a poner una aguja, los jóvenes se van”.

Falta de retribución y continuas inspecciones 

Las federaciones y asociaciones de pesca están de acuerdo en que es una actividad hiper-regulada. “Imagínate que un agricultor estuviese recogiendo sus lechugas y tuviera al lado a dos inspectores de sanidad, uno de agricultura y uno del ministerio. Eso es lo que pasa en la Lonja”, cuenta macias. “Vienes cualquier tarde y te encuentras a gente vigilando las actividades a diario. Se trabaja con mucha presión. Con el tema de los descartes, por ejemplo, quieren meter hasta cámaras a bordo de los barcos. La gente va a tener que trabajar con cámara como si fuera Gran Hermano”, comenta. Con los descartes, están obligados a no vender ciertos pescados con cuotas como la raya o la merluza. Macias se queja: "Tiene sentido en barcos más grandes, no en estos pequeños. Al final es trabajo a cambio de nada".

Las retribuciones, a veces, pueden ser extremadamente bajas si hay problemas en la pesquería en concreto.  “Aquí la gente los del arrastre se embarcan a las tres de la madrugada y vuelven a las ocho de la tarde, unas 16 horas diarias. Al mes pueden cobra unos 1.600 euros, pero cuando eso te lo llevas a la pesca de cerco y al mes cobran 400 o 300 euros, pues al mes que viene no vuelve”, dicen desde la Cofradía. Todo está conectado, todos los problemas conforman una red que derivan unos de otro.

Abandono del gremio

Los pescadores están agotados. No se sienten respaldados por nadie y creen que las regulaciones están llegando a un límite de no respetar sus derechos fundamentales como el derecho a la intimidad. “Es como si te pusieran en casa una cámara, nosotros nos llevamos 18 horas en ese barco. Estamos restringidos por todos lados, quieren quitarnos nuestra intimidad", se quejan Jesús y Daniel Vidal, hermanos de Salvador. El primero patrón del barco, el segundo, redero.  Hablan del problema del descarte, una obligación que también llega desde Bruselas:. "tiramos más descarte de lo que cogemos. Nosotros somos cuatro o cincno personas, no tenemos sitios ni para trabajar, no sé dónde quieren que guarde tantas toneladas de pescado. No sabemos dónde vaciarlo”.

Jesús Vidal: “Es como si te pusieran una cámara en casa"

 

El parón biológico es injusto con los pescadores de Sánlucar. Se llevan 45 días sin faenar, pero ven como cada día, diez o doce barcos de Portugal van a pescar a la zona que ellos tienen prohibida. Un malentendido entre Gobiernos hace que esto sea posible.  Además, se quejan de la nula retribución durante ese paro. Les obligan a no trabajar en más de un mes, pero no les ofrecen ayudas para subsistir. “No cobramos nada ni como trabajadores, ni como armadores. Los autónomos simplemente no cobran y los marineros tienen que cobrar su desempleo”.

Los hermanos Vidal se quejan de que eso es ilegal, pero que al Gobierno “le conviene”. “Yo no puedo despedir a un marinero y volver a contratarlo al mes, eso es ilegal, no puedes volver a la misma empresa. Sin embargo, aquí están haciendo la vista gorda para que no nos quejemos. El dinero que se escucha que da la Unión Europea aquí no se ve”, comenta Jesús.  No sabe a dónde van esas supuestas ayudas: “Se lo gastan en hacer cursillos para gente que no está ni en el gremio. Para nosotros nada. Antes se pagaba por el parón, dos años los pagaron, pero eso se perdió. Por cada amador nos daba un porcentaje y a los marineros unos mil euros y así no tocabas el desempleo. Nadie nos escucha.”

“Nos callamos porque sabemos que el parón biológico es necesario, en los días que estamos parados la fauna se reproduce y eso luego es beneficioso para nosotros cuando salimos a pescar. Mientras, cobramos el desempleo, pero seguimos pagando todos los seguros sociales”, protestan. Además, están obligados a seguir pagando, aunque no trabajen: “Nos reclaman pagar 400 euros por personas al mes por los seguros y tenemos que pagarlo sin tener ingresos", reivindican. 

En estos momentos, existe una proposición no de ley en marcha presentada por Unidas Podemos para cambiar esto y dar un impulso al sector.  El puerto pesquero de Sanlúcar de Barrameda es el segundo de Andalucía en cuanto a actividad pesquera y en el que se generan 2.000 empleos directos e indirectos y 24 millones de euros al año. Es un sector que genera una gran riqueza económica en la ciudad. Por ello, piden a la administración “apostar por la formación profesional para salvar el sector pesquero en Sanlúcar”.

Sobre el autor:

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Lucía Velázquez

Natural de Sanlúcar de Barrameda, estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Aprendió el oficio entre las paredes de la redacción de Europa Press y luego pasó a seguir creciendo en el diario Público. Especializada en temas de feminismo, migración y fake news, cree en un periodismo comprometido con el derecho a una información veraz a través del respeto de testimonios, las fuentes y la empatía.

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