La Inspección de Trabajo es la principal herramienta que tiene el Estado para hacer que se cumplan los acuerdos laborales. El problema surge cuando los acuerdos laborales que no se cumplen son los que afectan a la propia Inspección de Trabajo. Y en esas está el sector ahora mismo. Las protestas y las huelgas se suceden en las últimas semanas por incumplimientos del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz en algo que no afecta sólo a los inspectores, sino a toda la Inspección con el personal técnico y administrativo incluido.
El 25 de enero tuvo lugar la segunda jornada de huelga anunciada por gran parte de los sindicatos. Aún falta una tercera que, si no se desatasca la situación, tendrá lugar el próximo 22 de febrero. Según trabajadores del sector, las protestas realizadas hasta ahora han tenido un seguimiento masivo, aunque de momento no parece haber respuesta de la administración para desatascar la situación.
Estas movilizaciones se están dando por los incumplimientos de un acuerdo firmado en julio de 2021, cuentan fuentes sindicales de la negociación. Antes, Yolanda Díaz accedió a un proceso de negociación porque, según estas mismas fuentes, el déficit se arrastraba desde varios años atrás. El acuerdo, no obstante, no era nada de otro mundo. Más bien un acuerdo "básico" con determinadas soluciones para responder a las necesidades. Y es que desde 2018 podemos decir que la Inspección de Trabajo es un organismo autónomo. Sin embargo, no se ha dotado de los servicios trasversales (como el área informática) de los que podía disponer cuando era un departamento más de Trabajo. Es decir, falta la estructura.
"Para un país como el nuestro con 20 millones de población activa nos haría falta una inspección de trabajo de 4.500 trabajadores. Nos falta un tercio", señala Josetxo Gandara, responsable de acción sindical de CCOO en la sección del Ministerio de Trabajo. "Somos muy poquitos. Hay un inspector cada 1.500 centros de trabajo. 1.004 en total", añade Ana Ercoreca, inspectora del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social. Sin embargo, la cifra óptima no se ha puesto en ningún momento encima de la mesa. Los sindicatos denuncian una propuesta 'parcheada' de 500 trabajadores de forma urgente para luego continuar con el marco temporal. Tras el acuerdo alcanzado en 2021, Díaz puso dos condiciones para implementarlo: la aprobación de un plan de trabajo y que se aprobaran los presupuestos de 2022 para que no hubiese ningún riesgo.
"De todo lo firmado no se ha cumplido nada. Siempre dicen que están trabajando en ello, pero hemos desperdiciado la mejora incluida presupuestariamente. La situación ahora es peor porque ha aumentado la carga de trabajo. Empieza a cundir el desánimo y el hartazgo", expone Gandara. Una de las últimas respuestas que han recibido los afectados es que la culpa es del Ministerio de Hacienda y Función Pública que dirige la socialista María Jesús Montero. Desde trabajo transmiten que el otro ala del Gobierno tiene bloqueada la situación. "La decepción es mayor con esta ministra. No entendemos que por un lado el Gobierno llegue a acuerdos con nosotros y por otro juegue a bloquearlo", comentan desde CCOO. Desde los sindicatos le piden a Yolanda Díaz que juegue el papel que le toca en esa negociación interna en las políticas de personal.
Ercoreca explica que el mercado de trabajo es "cada vez más complejo" por la volatilidad de las normas. Un cambio normativo, que afecta a 300 normas, al que la Inspección se tiene que adaptar a pesar de no contar con medios. "La Inspección está trabajando por encima de sus posibilidades. La plantilla está cansada de que las promesas se queden en palabras", afirma una inspectora que también recuerda que el gran cambio del mercado, con el aumento de indefinidos se ha producido "gracias a la labor de la Inspección". Sin embargo, lamenta que el Gobierno no cumpla lo acordado con el sector a pesar de que Díaz reconoció que hacía falta refuerzo y que "bajaría con megáfono en mano" a defender las mejoras de las condiciones.
Aunque hace falta personal, otras de las cuestiones necesarias es la de establecer "una estructura acorde a las nuevas competencias". Ercoreca describe que hacen falta unidades y especialización, así como garantizar la carrera profesional "para que los trabajadores quieran quedarse". Y es que ese es otro de los grandes problemas. En los últimos diez años la plantilla de la Inspección ha quedado reducida a la mitad. Muchos de ellos se van a Hacienda donde hay mejores condiciones. Gandara, por su parte, comenta que inspectores y subinspectores están optando por acceder a tareas de dirección y gestión en lugar de continuar con el trabajo de calle, "tienen menos carga, menos tensión y mejor salario. Se te escapa la gente".
¿Quien inspecciona las condiciones laborales de la Inspección? "Es una buena pregunta", responde el representante de CCOO. "Aquí no puedes poner una denuncia sobre los incumplimientos. Cuando nos planteamos esto en un primer momentono se quería hacer ruido porque se podía malinterpretar, pero quedarnos de brazos cruzados ponían en riesgo a la institución", añade. Hace unos días hubo una nueva reunión donde la directora general de la Inspección habló de estar trabajando en una solución, pero "no podía decir nada". "Es un planteamiento que te desconcierta y te fastidia; no sabemos a qué juega el Gobierno", afirma Gandara.
Hasta ahora, entre los sindicatos de la Inspección había habido mucha división. Sin embargo, este conflicto ha conseguido ponerlos de acuerdo. No existía una trayectoria común y esta dispersión siempre había provocado que se favoreciera las reivindicaciones de unos pocos. La reforma del PP tensionó la situación porque la Inspección tenía que sustituir el recorge de los agentes sociales. Afloraron las deficiencias y provocó la reflexión. En esta lucha laboral, con sus matices, están todos unidos. La primera huelga la suscribieron cinco de los ocho sindicatos existentes. Los tres restantes esperaban acontecimientos positivos. Esos no se produjeron y en el segundo manifiesto para la jornada de enero sólo ha faltado un sindicato de subinspectores, pero porque les parecía que las exigencias se quedaban cortas, aunque han secundado la huelga.
