Un acto tan aparentemente inofensivo como cavar un agujero en la arena ha provocado una tragedia en la costa italiana. Ricardo B., un joven de 17 años originario de Roma, falleció tras quedar sepultado por la arena en una playa de Montalto di Castro, en la provincia de Viterbo, al norte del Lacio. El adolescente había estado cavando un hoyo de aproximadamente metro y medio de profundidad junto a sus dos hermanos menores, antes de introducirse en el interior del túnel que él mismo había construido.
De acuerdo con las primeras investigaciones, el colapso se produjo de forma súbita y sin previo aviso. Las paredes del hoyo cedieron, atrapando al joven sin margen para reaccionar. En ese momento, sus hermanos, de entre 3 y 8 años, se habían alejado del lugar y no presenciaron el accidente.
Un rescate desesperado y sin éxito
El padre, que se encontraba descansando bajo una sombrilla cercana, advirtió la ausencia de su hijo al ver cambiar el escenario del juego y, al no localizarlo, dio la voz de alarma. En cuestión de minutos, bañistas, socorristas y el propio padre iniciaron una carrera contrarreloj para encontrar al joven bajo la arena. Siguiendo las indicaciones de los menores, comenzaron a excavar frenéticamente en la zona donde se encontraba el túnel.
Tras cerca de 40 minutos de excavación, el cuerpo de Ricardo fue hallado, pero sin vida. Los sanitarios del servicio de emergencias 118 acudieron con rapidez e incluso solicitaron una ambulancia aérea para trasladarlo con mayor agilidad. Sin embargo, los intentos de reanimación resultaron inútiles. El fallecimiento fue confirmado poco después en la misma playa, según informó el diario Corriere della Sera.
Este trágico suceso ha reabierto el debate sobre los peligros asociados a una práctica habitual entre los más jóvenes durante los meses de verano. Aunque cavar en la arena pueda parecer una actividad recreativa inofensiva, las condiciones del terreno y la fragilidad estructural de los túneles improvisados pueden convertirla en una amenaza mortal. En algunos casos, como este, el colapso puede ser tan silencioso que ni siquiera quienes están cerca advierten lo que ha ocurrido.


