Las inversiones de fondos europeos son la tónica que llega para mejorar la economía tras un año de crisis, a la que, al menos en lo sanitario, se le va viendo fin. A menudo, en la larga historia de estas ayudas en Andalucía, han sufrido las dudas sobre si estaban bien enfocadas. Porque lo cierto es que la comunidad sí ha recibido miles de millones en las últimas décadas y no ha conseguido paliarse de una forma clara la situación del desempleo. Sin embargo, esto no es óbice para pensar en estas ayudas como una oportunidad. Hay miles de ejemplos del impulso que generan, casos de éxito. Uno de ellos es el Hostal La Pasajera, en Conil.
Su directora y una de las propietarias es Leonor Ureba. Un negocio familiar que se planteó con el arreglo de la vivienda de la abuela cuando falleció. Ureba conoció la posibilidad de contar con fondos europeos otorgados a través del Grupo de Desarrollo Pesquero Cádiz-Estrecho. Una cofinanciación que cubrió alrededor del 25% del coste total.
El hostal se puso en marcha en 2016. "Toda la manzana era de la familia. Se dedicaban al ganado y las casas se fueron dividiendo en las herencias a los hijos. La casa tiene más de un siglo, porque hemos llegado a tirar muros de un metro de grosor", cuenta de la antigüedad del entorno. Ureba sabe de ello. Es ingeniera de obras públicas, aunque ya la anterior crisis del ladrillo le hizo pensar en otras posibilidades y reciclarse. Así fue cómo le dio vueltas al hostal.
Las paredes, las habitaciones, todo tiene un enfoque del mundo de la pesca. En la pared junto a la recepción, frente a las habitaciones, redes reales de las pescas tradicionales de Conil. La jabega, el trasmallo, el palangre, la red a pie... Dan nombre además a cada una de las habitaciones, y en ellas se muestran dibujos de cómo se realizaban. Además, los pasillos cuentan con códigos QR para cada arte y se muestran textos sobre las técnicas de pesca, un afán museístico que le da una enorme personalidad.
"Estuvimos una semana entrando en las casas del barrio pesquero, nos enseñaron todo, aunque somos de Conil. En estas casas no faltan los pozos en el centro de las casas, por ejemplo", y con ese toque se decoró todo. La entrada, de hecho, da hacia unas barandillas de los pasillos, con el toque especial de ser vigas de metal dispuestas en curva que parecen "la vela de un barco". La zona común frente a las habitaciones también tiene mesas y una estructura lateral de madera que recuerda a la de los barcos clásicos, con una fuente que corre por todo el lateral de la pared por varios metros, "como si estuvieras navegando". Hasta los baños individuales de las habitaciones cuentan con poemas marineros inscritos en el cristal. Una inmersión en Conil.
"La idea era que ya teníamos el terreno, que es lo más caro en Conil, y pensamos cómo hacerlo. Ahí fuimos informándonos. Sin la ayuda quizás lo habríamos hecho, pero no con este enfoque", la pesca. De hecho, hubo varias contrataciones de profesionales de la Cofradía de Pescadores. "Para la ayuda, pedían el enfoque marinero, un enfoque activo, de ahí los QR, tener trabajadores de la cofradía y al menos cinco años de actividad". Para ello, había que tener los fondos previamente y luego recibir.
"Nosotros recibimos unos 180.000 euros de una inversión de 750.000 euros sin el terreno. Nos ayudó la inversión a este resultado final. Quitando el último año, nos ha ido muy bien. Nos catalogan de hecho en comentarios como hotel. Nos dijeron incluso que podíamos pasar a tres estrellas, pero hay que hacer una pequeña inversión, aunque no lo hemos priorizado porque no es tanto las estrellas como los comentarios en los portales de reserva. Y ahí nos viene bien", señala la directora.
El año último, evidentemente, sí es mejorable, con causa en tantos cierres perimetrales, pero son optimistas para lo que viene. Porque, incluso, se mantienen abiertos diez meses y medio al año, mucho más que otros establecimientos de temporada, y el inicio de la actual está siendo buena. "Mantenemos gente todo el año, y eso ayuda a tener personal cualificado. Somos cuatro de la familia trabajando aquí, y otros empleados que es como si lo fueran".
La Pasajera, con un restaurante con Estrella
Alejandro Pareja es el chef del restaurante La Pasajera, que es relativamente independiente porque da a la calle como cualquier otro local. "Es un tasconcillo de producto de kilómetro 0", y sin la inversión europea, tampoco habría sido posible. "Intentamos hacer una cartita escueta y equilibrada del producto de Conil, La Janda y Andalucía". La ensaladilla de gambas al ajillo, las croquetas de sepia y el atún rojo salvaje de almadraba. Este último, incluso, premiado en un pasado concurso de atún.
"En 2017 hicimos la facera de atún y un risoto con trigo, y dos tierras, una de jengibre, algas y boletus, y otra de aceitunas negras. Cogemos recetas tradicionales y le damos nuestro toque", cuenta este chef, que ha pasado formaciones con Ángel León, Quique Dacosta y Juanlu Fernández, estrellas Michelin.
"Conil ahora mismo está arriba, tanto en turismo como en gastronomía", cuenta Pareja. "Es un fichajazo", añade la directora. El espíritu del establecimiento es, como el resto del hostal, "es que conozcan esto bien. Que coman lo que se come aquí".
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