En octubre del año pasado, Kiko Rivera sufrió un ictus que le obligó a ingresar de urgencia en el Virgen del Rocío de Sevilla. Afortunadamente, el hijo de Isabel Pantoja pudo recuperarse de manera satisfactoria, pero su paso por el hospital sevillano dejó consecuencias fatídicas para tres personas.
Un vigilante de seguridad fue despedido de su trabajo y dos compañeros fueron expedientados. Uno de ellos está de baja por depresión desde entonces. Todo comenzó cuando el familiar de un enfermo denunció en redes sociales que el DJ estaba disfrutando trato de favor en el hospital.
El tráfico de visitas que tuvo Kiko era, al parecer, mayor al de otros pacientes. La empresa responsable de la seguridad del referido centro hospitalario movió pieza y decidió despedir a un trabajador y expedientar a otros dos. Kiko ha manifestado no saber nada sobre toda esta movida.
Juan Carlos, el vigilante de seguridad despedido, ha manifestado a Europa Press que no es cierto que se permitiera entrar a más gente esos días para ver a Kiko Rivera. "Luis Rollán, Raquel Bollo y Antonio Cortés fueron en calidad de amigos y entraron con sus pases correspondientes", ha manifestado.
"Ahí no podemos hacer nada", ha relatado este trabajador que el día 1 realizará una concentración de 10 a 13 junto a la sede de Ilunion, la empresa de seguridad, para pedir su reincorporación a su puesto de trabajo y que a sus compañeros le reintegren lo que ha perdido.
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