El centro de Jerez es desde hace dos semanas un enorme set de rodaje con motivo del desembarco del equipo artístico y técnico de la superproducción El verano que vivimos. La filmación de la película, encabezada por su director Carlos Sedes, y por los actores Blanca Suárez y Javier Rey, ha alcanzado su ecuador, aunque es desde este lunes cuando llegan a sus secuencias culminantes en el corazón de Jerez, donde discurre gran parte de la trama de esta cinta de época producida por Bambú Producciones, Atresmedia, Warner y La Claqueta. De hecho, este lunes el equipo rodará escenas en Porvera, Alameda Vieja y Estación de Ferrocarril, habiéndose ambientando cada punto del rodaje de acuerdo al guion de un largometraje que se verá a nivel nacional e internacional a partir del año que viene.
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Una de las estampas más curiosas tiene lugar en la Alameda Vieja, que ha amanecido regada de albero, con casetas y guirnaldas de luz, lo que a más de uno seguramente le habrá traído a la memoria alguna Feria de la Vendimia. Los puestos de flores o los coches de época en la Porvera también han llamado mucho la atención de los curiosos que se han acercado o topado directamente con los preparativos previos al rodaje de nuevas escenas de la película.
En días pasados también han tenido lugar otras grabaciones muy destacadas, como las del cantaor Jesús Méndez en el Tabanco El Pasaje, o las mujeres de la peña Tío José de Paula en la casa palacio de Petra de la Riva. Fuentes de la producción coinciden en la emoción que está suponiendo la presencia de flamenco en vivo en el rodaje, lo que se ha trasladado también a parte del equipo. No en vano, Pablo Molinero, uno de los actores, se dejó caer el pasado sábado por la clausura de la Fiesta de la Bulería. A otros vecinos también le sorprendió la presencia, una noche cualquiera, de los protagonistas de la película en el conocido local Damajuana. Blanca Suárez y Javier Rey no pudieron evitar los selfies y los robados de fotos que ya circulan por muchos teléfonos. Y es que no es tan frecuente en Jerez tener tan cerca a las estrellas del celuloide.
El verano que vivimos es una gran historia de amor, inspirada en hechos reales. La trama, contada en dos tiempos, se trasladará al Jerez de los años 50 como escenario principal, haciendo un recorrido a través de su historia, su cultura, sus bodegas y sus viñedos.
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