El yacimiento arqueológico de Mellaria, ubicado a pie de playa, en la tarifeña de Valdevaqueros, acogió una factoría de salazones entre los siglos IV y III a.C. Hace unos meses que la Junta de Andalucía lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC), pero en la práctica esta protección no ha supuesto —ni está previsto que suponga— ninguna actuación en la zona. A escasos metros del yacimiento, antes de proclamarlo BIC, abrió el restaurante Bibo, del chef malagueño Dani García —tres estrellas Michelin—, que tiene prevista su reapertura este mes de marzo.
"Los bienes están protegidos independientemente de la catalogación que tengan, pero queremos que lo estén para así poder hacer hacer más presión", cuenta a este medio Wenceslao Segura, representante de la Asociación Tarifeña en Defensa del Patrimonio Cultural Mellaria, que coge su nombre de la población del mismo nombre que se cree que es el origen de la actual Tarifa. "El yacimiento no se va a poner en valor, se debe quedar como está, a lo mejor con un cercado o algo por el estilo para protegerlo, porque tiene valor arqueológico, pero no mucha para organizar visitas en torno a él", agrega.
El conflicto de intereses entre la defensa del patrimonio y la actividad empresarial del chef Dani García es evidente. De hecho, antes de la apertura de Bibo Tarifa, en 2019, se recogieron 145.000 firmas para pedir que se instalara en otra ubicación, y no a escasos metros del yacimiento, catalogado como BIC desde finales de 2020. Durante la obra se encontraron restos romanos, lo que hizo tambalearse el proyecto, que finalmente contó con el beneplácito de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento.
El yacimiento de Mellaria está relacionado con el yacimiento púnico-romano del mismo nombre, una ciudad que se conoce desde la Antigüedad por ser punto de referencia en la ruta que iba desde Kalpe (Gibraltar) a Tingis (Tánger), además de estar entre las ciudades de Baessippo (Barbate), Baelo-Claudia (Bolonia) y Tingitera (Tarifa). Los restos, situados a pie de playa, están al oeste de la desembocadura del arroyo del Valle y cuentan con abundantes restos cerámicos constituidos por material latericio (tégulas, ladrillos y tejas), material anfórico y cerámicas comunes.
El yacimiento cuenta con un "importante conjunto de estructuras emergentes diseminadas por toda su área donde puede apreciarse un interesante conjunto de piletas de salazón que, debido a la acción antrópica y del mar, ha perdido la mayoría del revestimiento del opus signinum", como explicaba la Junta cuando lo declaró BIC. "En una pequeña elevación cercana, destaca una superficie con una potencia arqueológica superior a los tres metros, apreciándose en los perfiles restos de estructuras, adobes y abundante material cerámico", agrega. Una estructura funeraria tardorromana, fechable entre los siglos V y VII y gran cantidad de material arqueológico mueble —sobre todo cerámico, con tégulas, ímbrices, ladrillos, ánforas o cerámica común— se encuentran en el yacimiento, donde hay sillares de piedra ostionera.
"Lo mejor que le puede pasar a unos restos históricos es que se dejen como están", apunta Wenceslao Segura, de la asociación Mellaria, y añade: "El problema de la zona es que se encuentra agredida recientemente por el restaurante Bibo y por un gran aparcamiento". "Nuestra posición no va a cambiar", señala Segura a lavozdelsur.es. "Queremos que se evite el tránsito y las construcciones anexas. No se trata de poner en uso y en valor el yacimiento, pero estamos temerosos por la presión humana que está sufriendo la zona".
El restaurante Bibo, que tiene prevista su reapertura este mes de marzo, vende el lugar como una "experiencia". "El concepto viajero de Dani García se adapta a la playa de Valdevaqueros en Tarifa, en un nuevo local que cuenta con diferentes espacios, además de una escuela de surf", asegura en su web. "En este entorno paradisíaco se mezclan los conceptos de la cocina viajera con el verano, dando lugar a una gastronomía que transportan al comensal a un viaje por todo el mundo desde la casa de la playa".
"Cuando hay dinero hay capacidad para hacer lo que se quiera", se queja el representante de la Asociación Mellaria, que no se explica cómo existe un aparcamiento con 400 plazas en terrenos que forman parte del Parque Natural del Estrecho. "No entendemos cómo la Administración no pone trabas para que se evite la presión humana en pleno Parque Natural", insiste. "Las leyes no suelen ser perfectas y el que quiere abusar de la Ley logra identificar esa imperfección", reseña.
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