Joanna Crowson nació en Reino Unido pero lleva desde 1990 residiendo en Cádiz. “Me enamoré de esta tierra”, dice, y señala que ahora es “una gaditana con pinta de guiri”. Es licenciada en Literatura inglesa e Historia del Arte y tiene un máster en Sostenibilidad, aunque ahora ejerce como traductora, pero la mayoría de su tiempo lo dedica a “contar la verdad” sobre el cambio climático y sus consecuencias. Lo hace a través del grupo Extinction Rebellion formado en la zona de La Janda, un colectivo de desobediencia civil para la defensa del clima y la lucha contra el calentamiento global de forma colectiva.
“Hacemos conferencias, formamos en permacultura —un sistema de diseño agrícola basado en los patrones del ecosistema natural— y ponemos en marcha campañas como la que queremos impulsar en Vejer para reducir el consumo de plásticos de un solo uso”, explica Crowson a lavozdelsur.es, que visita Jerez para impartir una conferencia-coloquio sobre la crisis climática en el Aula Universitaria de Mayores del campus jerezano de la Universidad de Cádiz (UCA). “Ha habido mucho interés”, comenta, “aunque nuestro Gobierno no cuente la verdad la gente no es tonta, hay muchas personas preocupadas por la emergencia climática”.
El nacimiento de su primera nieta ha hecho que Joanna Crowson, una enamorada de la naturaleza, haga campaña para alertar de las consecuencias que ya está provocando y que traerá en el futuro el cambio climático. “Los efectos son escalofriantes y están llegando mucho mas rápido y son mucho más graves de lo que nos dijeron”, señala. Entre 2015 y 2020, la temperatura media ha ascendido 1,1ºC de media mundial —en España se ha incrementado 0,9ºC—, como consecuencia del incremento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases efecto invernadero. “Hay que decir la verdad, empezar a actuar y trabajar por la justicia climática”, sostiene Crowson.
Crowson, en un momento de su intervención. FOTO: MANU GARCÍA
La activista medioambiental recuerda que un 97% de los científicos apoya la existencia de un calentamiento global antropogénico, es decir, producido por el ser humano, un dato que procede de un meta-análisis publicado en Environmental Research Letters (John Cook, 2013) tras analizar 12.000 artículos científicos sobre cambio climático publicados entre 1991 y 2011. El CIS, en su barómetro de noviembre de 2018, recogía que un 83% de los españoles cree que hay cambio climático. “No hay duda sensata de que existe calentamiento y que se basa en acción del ser humano”, explica la activista.
Crowson lo explica con una metáfora: “Imaginemos que existe un árbol del conocimiento científico: el tronco es la evidencia de que está subiendo la temperatura y estamos en proceso de calentamiento, eso no está en duda; las raíces están super bien fundamentadas —las emisiones humanas son gran parte de este problema—; las ramas son los modelos científicos que explican qué efecto puede tener y cómo va a progresar el calentamiento; y las ramas pequeñas y las hojas son las nuevas investigaciones. Los científicos buenos tienen un escepticismo sano y usan sus tijeras de poda para cortar las ramitas que son débiles. Los negacionistas vienen con la motosierra a cortar el árbol entero, aprovechando cualquier duda o error menor en las predicciones para socavar nuestra confianza en la ciencia".
La activista señala que “normalmente, los negacionistas muchas veces tienen algún interés oculto”. Aun así, Crowson recuerda que “los negacionistas políticos son pocos”, aunque algunos de ellos muy poderosos como el presidente de EEUU, Donald Trump, “pero no es el hombre más sensato del planeta”, añade. “Los estadounidenses están preocupados por el cambio climático”, agrega. Una encuesta reciente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), en colaboración con la empresas de opinión pública mundial YouGov, revela que el 63% de los estadounidenses muestran su preocupación por el calentamiento global —frente al 87% de los españoles, por ejemplo—. “No tenemos los líderes que merecemos”, señala Crowson.
La activista medioambiental Joanna Crowson, en la UCA. FOTO: MANU GARCÍA
El grupo Extinction Rebellion que la activista británica impulsa en La Janda forma parte de la Alianza por la Emergencia Climática, que insta a los ayuntamientos que declaren el estado de emergencia climática. “La alianza exige el reconocimiento de que el planeta, así como los seres vivos y los ecosistemas, se encuentran en grave peligro, siendo prueba de ello los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES (Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) y sobre el calentamiento global de 1,5 ºC del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que alertan de un rumbo que lleva a la extinción de una gran parte de los ecosistemas terrestres. Un millón de especies están amenazadas por la actividad humana”, sostiene este colectivo.
“El punto de no retorno frente al cambio climático se aproxima, cerrando la ventana de oportunidad para tomar las medidas fundamentales requeridas. No responder ante la crisis climática, ecológica y civilizatoria supondría la muerte de millones de personas, además de la extinción irreemplazable de especies imprescindibles para la vida en la Tierra”, señalan desde la Alianza por la Emergencia Climática. El grupo Extinction Rebellion agrega que “ha llegado el momento de decir la verdad sobre la situación de emergencia real de nuestra civilización y de la biosfera, y actuar en consecuencia”.
España declara el estado de emergencia climática
El pleno del Congreso de los Diputados aceptó en septiembre de 2019, a instancias de Unidas Podemos, la declaración del estado de emergencia climática, pocos días antes de la Huelga Mundial por el Clima. Con esta declaración, “España reconoce que las políticas contra el cambio climático tienen que condicionar todas las decisiones institucionales”, aseguraba entonces Juantxo López de Uralde, encargado de defenderla en el Congreso, donde obtuvo el voto favorable de todos los partidos menos de Vox.
“El cambio climático es real y está aquí. Es ciencia. Y cualquiera de los grupos que lo niegan, sentados en este Congreso, puede intentar buscar datos que rebatan lo que la comunidad científica ha probado sobradamente”, señaló López de Uralde. El próximo paso, para Unidas Podemos, debe ser la aprobación de una Ley de Cambio Climático, con medidas como la reducción de emisiones de dióxido de carbono en un 90% para 2040.
Madrid, sede de la Cumbre del Clima
Madrid acoge, del 2 al 13 de diciembre, la Cumbre del Clima de 2019 (COP25), una cita improvisada tras adoptarse la decisión de trasladarla desde Chile, donde se iba a celebrar en un principio, por las revueltas que vive el país sudamericano.
El Ministerio de Transición Ecológica explica que “en la COP25 se abre una nueva fase en las negociaciones climáticas para materializar los mensajes de la calle y de la ciencia en contribuciones de lucha contra el cambio climático más ambiciosas que la actuales, y alineadas con el objetivo del Acuerdo de París, de que la temperatura no aumente más de 2ºC a finales de siglo respecto a niveles preindustriales, y si es posible no supere los 1,5ºC”.
La Cumbre del Clima se celebrará en la Feria de Madrid (Ifema), donde ocupará siete pabellones —más de 100.000 metros cuadrados— y un espacio adicional de unos 13.000 metros cuadrados para albergar a los asistentes a la cumbre, que podrían alcanzar la cifra de 25.000 visitantes de casi 200 países.
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