En la terraza del bar La Herrería de El Puerto, Conchi pega una calada a un cigarro mientras conversa con sus amigos. Este simple gesto podría salirle caro a esta fumadora dentro de unos meses. El Consejo de Ministros acaba de aprobar el anteproyecto de reforma de la ley antitabaco, incluido en el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027. El eje central es la prohibición de fumar en las terrazas.
La medida, alineada con las recomendaciones de la Comisión Europea, amplía los espacios libres de humo a entornos colectivos tanto interiores como exteriores, entre ellos centros sanitarios, educativos y sociales, parques, zonas culturales y deportivas, estaciones de transporte, espectáculos al aire libre y vehículos con conductor. En las marquesinas, los vehículos laborales, parques infantiles, instalaciones deportivas o campus universitario estará totalmente prohibido encender un cigarrillo.
“¿Qué contamina más el humo de mi cigarro o el carburante que está soltando aquel coche? Si nos ponemos así, que no circulen tampoco”. Conchi se muestra en contra de esta ley, que tuvo una especie de experiencia piloto durante la pandemia, cuando se impuso la restricción en las terrazas.
“Yo soy la primera que me voy a fumar lejos, contra la pared. Me iba a la acera de enfrente porque todos los camareros tenían miedo y había peleas entre amigos, entre los que fumaban y los que no”, recuerda la mujer con el brazo extendido para que el humo no impregne la mesa.
Ella comparte con lavozdelsur.es que es una persona civilizada y que trata de no molestar a nadie. “Ya se lleva el Gobierno bastante dinero con el tabaco, mi derecho de fumadora que me lo respeten. Me voy para allá, me voy para el otro lado, en la playa llevo mi cacharrito y por la calle cuando veo un cenicero lo apago”, manifiesta.
El tabaco siempre genera disparidad de opiniones. Manolo asegura que a él le es indiferente. Tiene 75 años, empezó a fumar con 14 y hace diez que lo dejó. Aun así, también cuestiona la futura ley antitabaco, que pone en jaque a los fumadores como Antonio.
Este sanluqueño disfruta de su cigarro en la terraza de La Fresca de Er Beti. Junto a un montadito, se encuentra un paquete con tabaco de liar. “No le veo mucho sentido a que lo prohíban en las terrazas. Al final va a afectar a los hosteleros y el objetivo de que la gente deje de fumar no se va a conseguir porque, al final, te vas a desplazar dos metros y lo vas a seguir haciendo”, reflexiona.
Antonio considera que esta medida va a tener consecuencias en la clientela de la hostelería. “A mí me echaría para atrás sentarme en una terraza. Si no puedo fumar, no me siento. El momento del cigarrillo se asocia al tapeo, al café. En las terrazas donde no lo permiten ni me siento”, sostiene.
Para él, la situación se está poniendo “muy restrictiva” y se pregunta cuáles serían los espacios habilitados para fumadores. “Siempre que como me pongo fuera en la terraza, y si acaban aprobando la ley, pues me traeré el tupper de casa o comeré rápido y fumaré andando mientras que llego al coche”, añade.
¿Afectará a la hostelería?
José Luis Álvarez Almeida, presidente de la Confederación de Hostelería de España, ha reaccionado a la ley antitabaco en Telecinco. Así ha defendido el consumo de tabaco en espacios exteriores al considerarla “una medida desproporcionada”.
"Va en contra de la hostelería. No intenta reducir el consumo de tabaco, sino desplazarlo a otros espacios. La gente podrá fumar en la calle, pero no en una terraza, que es parte del negocio del hostelero. Pagamos tasas por esos espacios”, ha defendido Álvarez Almeida.
En plena calle Misericordia, donde la vida social hierve entre bares y veladores, Borja Fernández, al frente de La Bodeguilla del Bar Jamón, sostiene que “hay que usar el sentido común”.
El hostelero recuerda que ya pasó antes. “Cuando pusieron la primera ley, los bares han seguido funcionando. Todo es un caos al principio”, afirma. Sin embargo, denuncia que de nuevo serán los hosteleros quienes carguen con la responsabilidad: “Nos va a tocar como siempre, ser el guardia civil que vigila quién fuma y quién no”.
Borja pone ejemplos cotidianos. “Si estás en una terraza y hay un bebé, te echas a un lado. Pero lo de este país no tiene sentido”, señala, insistiendo en que el problema de fondo es de educación.
“Si la gente no tiene ética, ni civismo ni educación, para eso están las leyes, para que haya un orden en la sociedad”, añade. Y advierte: “Si el cliente de al lado se enfada con el fumador, llamamos a la Policía y que se pongan de acuerdo, pero a mí qué me cuentas”.
Fernández asegura que no rechaza la normativa en sí. “A mí me parecen bien las leyes siempre que tengan sentido. Si estás tomando una cerveza y ves que se acerca un carrito de bebé, lo lógico es apartarse. Cuando fumo siempre pregunto: ¿os importa que fume?”, expresa.
“En medio del Carnaval, viendo un paso de Semana Santa o en la Feria, ¿no voy a poder fumar? Hay que pensar las cosas”, dice. Crítico con la clase política, apunta: “Con educación se llega a todos lados, pero en este país los primeros que no la tienen son los políticos. Hay que cambiar muchas cosas antes que el tabaco”.
Recuerda además que durante el covid se aplicó esta prohibición y “la gente no dejó de ir a las terrazas”. Considera que tras unos meses la norma se aceptará, pero plantea dudas prácticas. “En un mes de julio, en esta calle que se pone a rebosar, ¿dónde te levantas a fumar? ¿Va a habilitar el Ayuntamiento una parada como con los patinetes?”, comenta.
Con ironía, lanza otra pregunta. “¿Los fumadores vamos a tener que pagar un impuesto de fumador para tener un espacio habilitado en la calle?”, dice.
La ley queda lejos, todavía
La nueva ley antitabaco aún tardará en aplicarse, ya que lo aprobado por el Consejo de Ministros es solo un anteproyecto que ahora se someterá a consulta pública para recibir alegaciones.
Tras ese proceso, el texto deberá revisarse, regresar al Consejo de Ministros y luego superar su tramitación en el Congreso y el Senado antes de entrar en vigor. Por ello, las restricciones como la prohibición de fumar en terrazas, conciertos o campus universitarios no comenzarán a aplicarse hasta dentro de unos meses.
