Más de once viviendas sin éxito. La familia de refugiados palestinos provenientes de Jericó que regenta el restaurante de comida árabe Al Batool en Jerez se llevó varios meses buscando alojamiento. En este medio, donde denunciaron la situación en la que se encontraban hace unas semanas, el padre de familia y su hijo Husam declararon que al ir a visitar las viviendas ofertadas y ver sus dueños que eran árabes les "cerraban la puerta". De inmediato, les decían que la casa está alquilada pero el anuncio seguía mostrándose en los portales de vivienda que utilizaban en la red. Eso hasta que se encontraron con Centro de Acogida a Inmigrantes (Ceain) y su programa de vivienda, que coordina Mamen Ramírez.
Hace unos días, fruto de la casualidad y de su vocación por ayudar, Husam se ofreció a echar una mano a un chico marroquí que se encontró por la calle. "No tenía a dónde ir ni dónde dormir", cuenta a lavozdelsur.es. A Husam se le ocurrió acercarse a Ceain: "Dije voy a llevarlo allí a ver si le pueden ayudar". Cuando se encontró en la asociación de ayuda a los inmigrantes, pensó en preguntar por su propia situación, y le dieron una cita. "Le dijimos vente el lunes y vemos qué podemos hacer", comenta Mamen. "Nos pusieron en contacto con un hombre que a los días nos encontró un piso en Los Naranjos que previamente habían visto Macarena y Mamen y se ajustaba a lo que buscábamos", cuenta visiblemente contento, tras haber pasado un auténtico calvario para encontrar un techo para su familia por ellos mismos, un nuevo que se le exige en su estatus de refugiados.
Husam y Mamen, durante el encuentro con lavozdelsur.es. Foto: Sebastián Chilla.
"En primer lugar lo que hacemos es dar una cita, luego una entrevista personal, viendo las circunstancias familiares y personales de cada uno, y ya pasamos al siguiente paso, la intervención", explica Mamen, que incide que no es lo mismo una familia que tenga ingresos económicos a las necesidades de una familia que no los tenga. "Las vías son diferentes", añade. Ceain, que además del programa de búsqueda de vivienda, ofrece cursos de inserción laboral y clases de español, ejerce de mediador. "Le pedimos al propietario que pusiera otro sofá y que arreglara unas cosas allí", dice señalando el pasillo de la vivienda que con un alquiler de 500 euros por fin ha podido conseguir la familia de Husam.
"La gente no se puede imaginar lo que nos cuesta conseguir vivienda. Los prejuicios, los alquileres excesivamente altos. Y si a eso le añadimos que son familias de origen extranjero más", denuncia indignada la trabajadora de este colectivo, que lamenta también el trato mediático que se le da al colectivo. "Hace falta una mediación entre los inquilinos, el propietario e incluso con los vecinos", añade. Pero aunque no sea fácil, reconoce que "normalmente las personas que acudan al apoyo de búsqueda vivienda, ya sean para alquilar o para derivación a un alojamiento temporal con las entidades que trabajamos", explica. "Yo llamé a varios sitios y por la cara que él me veía poner a mí ya asentía que no", comenta mientras ambos ríen. "Pero al final lo han encontrado", concluye con una sonrisa. La clave, confiesa, está en conocer qué necesitan, qué pueden dar y una buena mediación.
Husam habla con Mamen Ramírez, de Ceain. Foto: Sebastián Chilla.
"Ceain y Mamen nos han ayudado mucho", dice por su parte Husam, que se alegra de poder vivir en un barrio "tranquilo" y "cómodo", al estar cerca del negocio que regenta y en una zona populosa. El chico que se encontró en la calle probablemente esté ahora fuera de Jerez, Husam le compró unos billetes hacia donde quería ir. "Tenía que ayudarle y le pagué el tren para Sevilla". Relaciones humanas que no entienden de fronteras y cuyos principios se basan en el apoyo mutuo y la solidaridad.
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