La nipona Momoko Izumu, estudiosa del jerez, hace por segundo año consecutivo la campaña en la viña 'El Carmen de Montealegre'.

“¡Tabacoooo!”. Hasta la llamada al descanso suena rancia en la viña ‘El Carmen de Montealegre’. “Antiguamente, en el convenio de la vendimia venía reflejado que por cada hora los jornaleros tenían cinco minutos para fumar. De ahí el grito de tabaco”, explica el bodeguero Jaime González.

La sombra que dan las parras y las cajas de uva apiladas es aprovechada por los vendimiadores para descansar, refrescarse y tomar el bocadillo. Sin embargo, de todos ellos nos sorprende una muy peculiar, de rasgos orientales, que cambia el pan y el chorizo por sushi.

Aquí la llaman Margarita, pero Momoko Izumu es su verdadero nombre. Japonesa de Tokio, es una enamorada del jerez. “Soy una finoadicta”, explica en un español un tanto raquítico. Momoko, vendimiadora oficial del Consejo Regulador es también una estudiosa del jerez. Por eso, para conocer todo el proceso del vino, desde la cepa a la copa, es la segunda vez que hace la vendimia. “Es duro, pero muy divertido”, afirma encantada.

Momoko lleva semanas en Jerez, visitando bodegas y empapándose de todo lo relacionado con sus vinos con la intención de documentarse y escribir un libro. Además, trabaja en el Sherry Club de Tokio, el sherry bar más importante de la capital japonesa, que en 2016 cumplirá 30 años. La nipona presume además de que en este restaurante se pueden degustar 227 marcas diferentes de jereces. No hay bar en España, ni siquiera en Jerez, que pueda decir lo mismo.

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Jorge Miró

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