Una gaditana pone en jaque a la justicia australiana con su hallazgo genético sobre la "mayor asesina en serie" del país

La inmunóloga, Carola García de Vinuesa, ha descubierto evidencias sobre una rara mutación genética que probarían la inocencia de Kathleen Folbigg, una madre encarcelada desde hace 20 años por la muerte de sus cuatro bebés

La inmunóloga gaditana, Carola García de Vinuesa.
La inmunóloga gaditana, Carola García de Vinuesa.

La inmunóloga gaditana, Carola García de Vinuesa, ha puesto en jaque a la justicia australiana. Su hallazgo de una rara mutación genética aporta evidencias que probarían la inocencia de Kathleen Folbigg, una madre encarcelada desde hace 20 años por la muerte de sus cuatro bebés, como ha explicado en una entrevista con la agencia Efe en su laboratorio de Londres.

Los exhaustivos esfuerzos y hallazgos genéticos de esta reputada científica, residebte en la capital británica, han resultado determinantes para que el sistema judicial de Australia acceda a revisar por segunda vez la sentencia de 30 años de cárcel en una prisión de máxima seguridad a Folbigg, etiquetada como "la mayor asesina en serie" del país, asegura la agncencia. 

La acusada, de 54 años, fue declarada culpable del asesinato de tres de los pequeños y del homicidio de otro de ellos, en 2003, cuando tenían entre 19 días y 18 meses, entre los 1989 y 1999. Folbigg siempre rechazó los cargos y nunca entendió el motivo por el que sus bebés se morían de forma repentina. Al contundente veredicto, que Folbigg recurrió en varias ocasiones sin éxito, contribuyeron varios extractos sacados de contexto de su diario, que su entonces marido y padre de los bebés, Craig Folbigg, entregó a la policía aunque nunca se hallaron pruebas físicas de maltrato.

Los avances científicos podrían enderezar el error de la Justicia, dando un giro espectacular a esta historia trágica, en gran parte gracias al tenaz trabajo de la experta en genética García de Vinuesa. La científica recuerda cómo en 2018 empezó a secuenciar el genoma de Folbigg y halló que tanto esta como sus dos hijas compartían una variación genética asociada a problemas cardíacos y a muerte súbita. "Encontramos una mutación, primero en ella y luego en sus niñas, en un gen –el CALM2– que cuando está mutado es una de las causas mejor reconocidas de muerte súbita en la infancia", señalaba en la entrevista.

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C. Casanova

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