Francisco Manuel, el niño puertorrealeño que ha 'traducido' un centenar de cartas de bares al 'braille'

Se encontraba desmotivado, y ha encontrado un aliciente. Ahora escribe cuentos, para que los 'peques' con ceguera como él tengan qué leer.

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Francisco Manuel Benítez no se sentía bien. Estaba desanimado. A sus 11 años, arrastra una enfermedad rara. Amourosis congénita de Leber. Afecta a su visión. Conserva un 2%. Apenas nada. Con tres años, también, tuvo epilepsia, pero a día de hoy está a raya.

Se desenvuelve bien dentro de casa, aunque, para la calle, está empezando con el bastón. “Tenía que motivarlo”, cuenta Mari Paz Recio, su madre. Llevan años de lucha. No es sencillo verse en estas. “Es un niño muy alegre, que sonríe”. Y muy maduro. A golpe de golpes, no le ha quedado otra.

Entre la oscuridad de su ceguera, el pasado verano de 2019 encontró un aliciente. La motivación que necesitaba. Ahora, Francisco Manuel se dedica a transcribir cartas de restaurantes al braille. Y eso que no las ha tenido todas consigo. “Empezó tarde a leer y a escribir”.

El crecimiento de una persona con ceguera crónica es muy diferente. Su manera de relacionarse con el mundo está marcada por los cuatro sentidos restantes. Quizás, como dicen, a agudizarlo. A pensar en el mundo de una manera diferente, ni mejor ni peor. Es extraordinariamente creativo. “Ahora ha empezado a escribir un cuento. Porque quiere que los niños que están ciegos también tengan cuentos”.

Por el momento, acumula ya un centenar de bares y restaurantes a los que ha adaptado su carta. “Todos tienen derecho a ver qué es lo que quieren comer”. Lo ha hecho ya en toda la Bahía de Cádiz y municipios cercanos. Empezó por Puerto Real, su pueblo, y siguió por Cádiz, Sanlúcar, Chiclana, Barbate, Medina… Y ha empezado con Jerez. En cada carta invierte poco, unos 15 o 20 minutos, quizás menos de lo que tardaría un chico con escritura gráfica.

Todo esto lo hace “gratis”. Eso sí, ya van algunos kilómetros y en muchos establecimientos ofrecen una tapa. “Pero muchas veces vamos con prisas y no”. Una de sus próximas aportaciones es la UCA. Todas las facultades de la Universidad de Cádiz estarán adaptadas. Que no falte. Porque, algún día, tendrá que dar el salto.

Desde que empezó junto a su madre a adaptar cartas, ha pegado un cambio muy grande a mejor. Se siente útil con su perkins (máquina de escribir braille). Y ha sacado hasta un 9 en un examen de naturaleza. Su madre, Mari Paz, ya luchó hace un par de años para lograr monitores para su centro educativo, en Puerto Real, y el asunto trascendió a los medios. Por las tardes, 3 o 4 veces a la semana, tiene un tutor en casa que le ayuda. Cuenta en su colegio con adaptación curricular y máquina de escribir.

Las cartas en la Universidad estarán en braille. Y, si Francisco Manuel quiere, y le dejan, le harán falta allí algún día. Quizás, en lugar de pedir cada mañana un café y tostada con paté, por ejemplo, quiere echar un vistazo a la carta. Sin vistazo. Con los dedos. Una carta como la que él redactó allá por 2020.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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