Las estafas por internet están a la orden del día. Cada vez son más las personas que han sufrido el hackeo de sus cuentas bancarias con todo lo que ello conlleva. La jerezana Consuelo Medida es una de ellas.
El día 7 de enero estaba realizando algunas compras cuando recibió un correo electrónico en su bandeja. Miró el móvil y comprobó que, aparentemente, procedía de su banco, La Caixa. En el mensaje le indicaba que debía activar un nuevo sistema de seguridad para poder seguir utilizando su cuenta.
Sin más dilación, entró en la página para proceder al trámite. "No era un enlace, al cliquear me llevó directamente a la aplicación de La Caixa que utilizo diariamente", explica Consuelo a lavozdelsur.es.
La jerezana se dio cuenta de que "había algo raro" porque le habían insistido en que introdujese su número de la tarjeta de crédito. Cuando le contó lo sucedido a su marido, intentó salirse, pero ya era tarde, los datos ya estaban en manos de los estafadores.
"El correo electrónico era perfectamente creíble"
"El correo era perfectamente creíble, tenía todos los logos, incluso tenía mis datos", cuenta la jerezana que, de inmediato, comunicó el incidente por sus grupos de WhatsApp para que nadie más cayera en la trampa.
Los timadores intentaron realizar tres movimientos bancarios, de los cuales, solo uno se realizó con éxito. "A los dos minutos de introducir mis datos recibí un SMS de La Caixa indicando que habían desautorizado una operación de 860 euros", explica al otro lado del teléfono.
El primer intento fue esquivado gracias a los sistemas de seguridad de la propia entidad bancaria. Sin embargo, no se dieron por vencidos. Esa misma noche, Consuelo recibió otro SMS del banco comunicandole que habían desautorizado otra operación, esta vez, de 400 euros.
Al día siguiente, cuando consultó su cuenta bancaria descubrió que le habían robado. "Me habían quitado 500 euros y esa vez no fue desautorizada por el banco", comenta.
Rápidamente, Consuelo se movilizó para impedir que el timo provocara males mayores y llamó al teléfono de emergencia que aparece detrás de la tarjeta. Según expone, "me costó muchísimo contactar con alguien, son contestadores automáticos y era sábado". Pero, finalmente, logró que un operador le anulara la tarjeta. "Podrían haberme robado todo mi dinero durante el fin de semana", alerta.
Este lunes, la jerezana se dirigió a la comisaría de Policía Nacional para interponer la denuncia. Los agentes se quedaron sorprendidos cuando revisaron el correo electrónico. Uno de ellos, que tenía su cuenta en esta misma entidad, le comentó que el diseño estaba calcado y era muy creíble.
"No me han asegurado que me los vayan a devolver"
Acto seguido, Consuelo fue a la sucursal bancaria para exponer el incidente con la esperanza de poder recuperar su dinero. "Ningún banco le van a pedir datos que tiene el propio banco", fue el consejo que le dio el trabajador de La Caixa.
Según detalla, la entidad se encuentra investigando el caso y debe esperar una semana a que el departamento jurídico valore la devolución. "No me han asegurado que lo vayan a hacer, pero la Policía me dijo que era su deber", explica.
Por su cuenta, la jerezana decidió averiguar quién estaba detrás de esta estafa. Por ello, buscó en internet el nombre de la empresa que había realizado la operación: Criptan Trade. El resultado revela que es una "plataforma internacional de comercio para criptomonedas", pero desconoce su procedencia.
Casualmente, a su hermana también le ha llegado un mensaje similar este pasado domingo. Consuelo ha querido compartir su experiencia para alertar a la población.
Cómo cuidarse de las estafas por correos electrónicos
El phishing es un método mediante el cual los hackers se hacen pasar por una institución de confianza para lograr que los usuarios compartan sus contraseñas, números de trajeta de crédito y otros datos confidenciales.
Los expertos aconsejan eliminar el mensaje para evitar ser víctima del robo de datos como el de la cuenta bancaria y tener en cuenta los detalles. Este tipo de ciberestafas presentan con frecuencia pistas sospechosas que inducen a sospechar de su veracidad como los enlaces acortados, la dirección del remitente o el dominio diferente al de la entidad. Asimismo, se suelen detectar faltas de ortografía, palabras en otro idioma, o una redacción descuidada, características que no representan a mensajes institucionales. Por tanto, se recomienda no actuar de forma impulsiva y poner atención antes de caer en el engaño.
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