Cuando cae la tarde en Inglaterra, su ciudadana más popular, la reina Isabel II, echa mano de una botella de vino de Jerez para cumplir con su tradición diaria de tomarse una copita.
Suele ser sobre las 19.30 horas cuando la monarca pide a su servicio que le sirvan, bien fresca, su copa de jerez antes de la cena. Es un ritual que lleva haciendo desde hace muchísimos años. Solo, en ocasiones, la copa de vino de Jerez es remplazada por un gin tonic.
Aunque sus médicos le aconsejaron hace algo menos de un año que renunciara al alcohol, todavía sigue tomándose su copita. Incluso a veces repite. Eso sí, nunca se pasa de las tres al día.
Tal vez el vino de Jerez sea el secreto de la longevidad de la Casa Real británica. A los 96 años que ha cumplido la soberana recientemente hay que sumar los 99 a los que llegó su marido, el Duque de Edimburgo, y los 101 con los que falleció su madre.
Comentarios