El ‘dragón azul’, conocido científicamente como Glaucus atlanticus, es un depredador marino que se alimenta de organismos venenosos como la carabela portuguesa. En lugar de neutralizar las células urticantes de sus presas, las conserva en sus apéndices, concentrando el veneno en dosis superiores a las originales, lo que hace que una picadura pueda resultar más dolorosa que la de la propia carabela. Los síntomas incluyen dolor inmediato, enrojecimiento, inflamación y, en algunos casos, ampollas, con posibles reacciones graves en niños y personas con problemas respiratorios o cardíacos. Este ejemplar no se veía en las costas españolas desde hace 300 años y ha obligado a cerrar playas.
Este molusco habita en aguas abiertas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, pero las corrientes y los vientos pueden arrastrarlo hacia zonas costeras. En España, su presencia en playas se ha incrementado en los últimos años, un fenómeno relacionado con cambios ambientales y biológicos.
El aumento de la temperatura del agua es uno de los factores que favorece su llegada. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el mar Mediterráneo ha registrado incrementos de hasta seis grados por encima de lo normal durante los últimos veranos, creando condiciones más favorables para especies propias de regiones tropicales, como el ‘dragón azul’.
Otro factor relevante es la proliferación de la carabela portuguesa, su principal fuente de alimento. El mayor número de estos organismos gelatinosos aumenta las probabilidades de que el ‘Glaucus atlanticus’ se acerque a las costas españolas, generando una presencia más frecuente en zonas litorales. Ambos fenómenos se retroalimentan, ya que el calentamiento atrae a la carabela y, con ella, al depredador.
Qué hacer
A pesar de no ser agresivo, el ‘dragón azul’ representa un riesgo si se toca o pisa accidentalmente, ya que libera las células urticantes almacenadas en sus apéndices. Las recomendaciones ante un contacto incluyen no manipular el ejemplar, lavar la zona con agua salada, retirar restos con pinzas y aplicar paños fríos, evitando agua dulce, hielo o frotamiento. Se aconseja acudir a un centro sanitario si los síntomas persisten o se agravan.
Las autoridades locales han activado protocolos de seguridad que incluyen la prohibición temporal del baño y la vigilancia preventiva para detectar la presencia de más ejemplares. Se recomienda a los bañistas seguir las indicaciones de socorristas y responsables de seguridad en las playas.



