"Hay líderes que han tomado la bandera machista, pero no creo que haya avanzado el negacionismo de la violencia de género"

La presidenta de la coordinadora de organizaciones feministas Compi, Ana Hernández, habla de las nuevas dificultades para la mujer en la crisis sanitaria. "La crispación y la pura pelea partidista no ayudan al Ministerio de Igualdad, está muy limitado"

Ana Hernández, presidenta de Compi, la Coordinadora de Organizaciones de Mujeres para la Participación y la Igualdad.

Ana Hernández (Tenerife, 1954) es la presidenta de presidenta actual de la Coordinadora de Organizaciones de Mujeres para la Participación y la Igualdad (Compi), una asociación nutrida de entidades feministas surgidas en las últimas décadas. Son veteranas del color morado sin perder evidentemente de vista a las nuevas generaciones. Conoce lo que es la represión machista formal, la que se traducía en leyes abiertamente injustas, por ejemplo. Una vez conseguida esa victoria formal, la de que los documentos legales se vean obligados a actualizarse para lograr la igualdad sobre el papel, quedaba la batalla del día a día, la batalla material, la que aún hace vigente y necesario el feminismo. "Si pusiera todas las manifestaciones que he organizado, no cabría en el currículum", bromea la que fuera responsable del programa de igualdad para docentes en Canarias entre 1995 y 2003. Profesora de Geografía e Historia ya jubilada, le ha tocado vivir el extraño y duro tiempo del coronavirus, que afecta de manera importante también específicamente a las mujeres. Este primer fin de semana de octubre participa en las jornadas Mujeres, Feminismo y Pandemia Covid-19. Análisis de impacto y propuestas de futuro, donde la organización Sol Rural, presidida por Paqui Gago, ejerce de anfitriona.

Como presidenta de Compi, entiendo que 2020 es un año complicado en muchos aspectos.

Somos una organización con presencia de asociaciones en muchas comunidades. Es complicado, nuestro trabajo consiste en unir nuestras fuerzas desde una perspectiva feminista por los derechos de las mujeres. Presentamos documentos a las autoridades, por ejemplo, y nuestro trabajo presencial de reunirnos está muy limitado. Recurrimos a los medios online que son siempre peores para esto. Es peor para las mujeres, sobre todo, porque cualquier cosa que pase en la sociedad, global o local, tiene un impacto de género diferenciado. Impacta más en los colectivos más vulnerables. En las jornadas hay una representante de ONU mujeres para tomar nuevas medidas a nivel global, y luego vamos a trabajar en lo local, trabajando sobre leyes, políticas, qué se ha hecho y qué queremos que se haga. No solo es un problema de salud de primer orden, también tiene impacto social. Como a las mujeres nos impacta el doble por la desigualdad social, no queremos retroceder sino avanzar en igualdad.

¿Qué es específico para Andalucía, que tiene muchas características similares a Canarias?

Compartimos la importancia del sector servicio y del turismo. El mayor paro estructural es de las mujeres, e impacta más cuando aumenta el desempleo. Además, se multiplicaron las llamadas por violencia de género, en el confinamiento emergieron situaciones que igual habrían quedado ocultas. En las jornadas haremos un estudio comparativo. Este año el índice de feminicidios es muy elevado. Los servicios complementarios que se llevaron a cabo en ese tiempo no deberían eliminarse, deben seguir y continuar. Especialmente, en prevención de violencia y desigualdades.

En el resto del mundo, donde no hay servicios sanitarios como el español, en concreto, ¿qué hace que lo sufran más?

Todas las desigualdades en todos los aspectos desfavorecen a las mujeres. En lugares con pocos recursos sanitarios, que se extenúan los servicios sanitarios, cómo se afrontan las cuestiones como la ginecología. Hay riesgos de que aumenten los embarazos no deseados, los riesgos de aborto seguro, o parto seguro. En esos países, donde las mujeres están en la economía informal, aumenta la desigualdad. En las jornadas abordaremos más respuestas.

"Hay más mujeres que hombres en el sector sanitario. Pero normalmente la representación sigue siendo mayoritariamente masculina"

Cuando se cancelan las clases, parece que son las mujeres las que redoblan las tareas.

Efectivamente, tiene un efecto negativo sobre las criaturas, sobre todo cuando faltan recursos para la enseñanza online, y tiene impacto económico y psicológico. Pero también en la familia y lo laboral. Para muchas mujeres, en sociedades machistas como las nuestras, ayudar a las criaturas recae sobre las mujeres. Eso es una sobrecarga en sus trabajos o la imposibilidad de mantenerlo. Por eso son necesarias las políticas para afrontarlo.

¿Considera bien representada a la mujer entre los dirigentes que dan respuesta al covid? Parece que se reproduce en este caso esa ausencia de voz.

Efectivamente. He visto en información sobre aspectos de virología, las medidas a adoptar... He visto alguna mujer que otra, pero creo que también hay una infrarrepresentación en la imagen de la ciencia. Hay más mujeres trabajando en la ciencia que el que percibimos en los medios. El número de mujeres sigue siendo inferior, solo que no tanto como hace 20 años. Hay ámbitos feminizados donde las voces son de hombres. Faltan mujeres y además la representación de quién sale a hablar sigue siendo inferior.

En este caso, de crisis sanitaria, sí hay en realidad más médicas, enfermeras. 

Sí, hay más mujeres que hombres en el sector sanitario. Pero normalmente la representación de instituciones médicas, sindicatos, colegios, parece que sigue siendo mayoritariamente masculina.

¿Qué nota le pone al actual Ministerio de Igualdad?

No me atrevo a ponerle nota. Creo que en algunos aspectos ha tenido iniciativa y capacidad de reacción, ha adelantado medidas. En otros tendría que estar más al tanto. Reconozco que tiene limitaciones externas. Cosas que podrían adelantar más si no hubiera un contrapeso parlamentario, la pura pelea partidista y falta de servicio a la ciudadanía. La crispación no ayuda a este ni a otros ministerios. Está limitado también por el contexto online. Ahora hay que hacerlo todo en la red y es más complicado por esa crispación.

Ana Hernández, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Ana Hernández, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

En su vida hasta llegar aquí, ¿recuerda un momento en que su mente hiciera clic, que le hiciese darse cuenta del machismo estructural?

De chica tenía la ilusión de que ser niña era una cosa maravillosa, hasta pensar mira, qué pena que nació niño. Con la adolescencia me llegaban mensajes que me hacían sentir vergüenza, como ten cuidado con que los chicos se aprovechen de ti. ¿Por qué no yo de ellos? Me di cuenta de que existe esa subordinación, me sentí humillada. Entonces se llamaban derechos de la mujer y me dije esto, esto es. Cada una llega por su vía, yo llegué por las contradicciones de la infancia.

¿Cuánto hemos avanzado? ¿Cómo era antes de 1975?

Era tremendo. Miré el código penal y civil y era una barbaridad. Como lo de "comete adulterio la mujer casada que yace con varón que no es su marido. Y el que yace con ella que sabe que es casada". Por esa actividad sexual, ella va al trullo y ella no. Luego piensas que la patria potestad pertenece al padre y que el cabeza de familia fija la residencia... Una mujer abogada tiene que ejercer con el permiso de su marido. Estaba escandalizada. La lucha entonces era por modificar la legislación tan bárbara, por establecer una igualdad formal por algún lado. Después quedó la desigualdad real, que es muy insidiosa y larga de batallar.

¿El actual feminismo de mujeres jóvenes se parece al de las más veteranas?

Hay un poquito más de polémica, debate, al hilo de la posmodernidad. Hay diversidad de corrientes. Dentro de estas, hay más polémicas. Algunas no estamos en esa filosofía de inclusiones por esas cuestiones de posmodernidad, pero sí que podemos hablar de la enorme creatividad que aportan, son muy activas, y usan recursos nuevos, más complicados de usar para otras generaciones.

"Culpar al 8-M de propagar el covid denota una mala intención"

¿Son irreconciliables?

Yo soy optimistas, no me gusta decir irreconciliables, pero hay cosas abiertamente contradictorias. Las que venimos del llamado feminismo radical creemos que género es una construcción social opresiva que hay que deconstruir y acabar con ella. En la posmodernidad, hay otra interpretación de que género es una identidad flexible, móvil y puede tener algo positivo. Es un debate complicado.

La sociedad parece que sufre la apertura de un debate sobre cuestiones que parecían pasadas. Son mensajes que llegan sobre todo de un partido pero que cada vez influye sobre mayor cantidad de gente. ¿Cómo lo valora?

No creo que sea una sociedad más negacionista de la violencia de género o machista que hace cuatro años. Pero si un partido amplifica esa postura, parece que es muy general. Sí creo que hay machismo, obviamente, si no, no habría las cifras que tenemos, pero me resisto a pensar que es porque avance ese negacionismo.

Pero hay respuestas más duras en muchos países.

Determinados líderes muy inconscientes e irresponsables, que aprovechan otras circunstancias, de las insatisfacción social por el credimiento de la desigualdad, se hacen con la bandera machista. Impacto puede tener, claro. Con líderes irresponsables hasta algunos se inyectan lejía porque lo decía líder. No creo que se haya extendido más, pero es un riesgo. Por eso, explicar lo que es la violencia de género es muy importante en estos momentos.

Ana Hernández, presidenta de Compi. FOTO: MANU GARCÍA
Ana Hernández, presidenta de Compi. FOTO: MANU GARCÍA

Las acusaron de propagar el covid el 8-M.

Es una injusticia radical y denota mala intención abierta. ¿No hubo partidos de fútbol masivo? Como aquel partido en Italia que había mucho coronavirus, o la presencia del virus antes con alemanes en Canarias. Pero eligen como objetivo y político el 8-M, encuentran eco en sectores de la Justicia poco profesionales, y empieza a difundirse el mito de que el 8-M contagió a todo el mundo. Que me perdonen, yo que vengo de un sitio con carnaval, ya me gustaría que el 8-M fuera tan masivo como para tener los efectos que se le están atribuyendo. Pero no, no es verdad.

Puede escuchar la entrevista completa aquí.

 

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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