Emi, víctima de una salvaje paliza homófoba en el centro de Jerez: "Siento humillación y vergüenza"

El chico ha denunciado la agresión en Comisaría, donde relata cómo le abordaron entre cinco y siete jóvenes, en plena plaza Aladro, a patadas y puñetazos, y al grito de 'maricón de mierda'

Emi, víctima de una salvaje paliza homófoba en el centro de Jerez: "Siento humillación y vergüenza".
Emi, víctima de una salvaje paliza homófoba en el centro de Jerez: "Siento humillación y vergüenza". MANU GARCÍA

Emilio, Emi como le conocen familia y amigos, es un chico jerezano de 23 años que quiere estudiar Psicología en la Uned. Padece un trastorno límite de personalidad y sufrió en el pasado abusos sexuales. Su vida, con este historial, puede intuirse que no ha sido sencilla. Encajar, ganar seguridad, sentirse uno mismo... lo que cualquiera, pero en otro grado de complejidad. El calor de su familia y horas y horas de terapia psicológica habían propiciado, no obstante, que abandonara la idea del suicidio, tan recurrente hasta hacía unos años en su día a día. Ese cariño y confianza en sí mismo, ganada a pulso, hacía que se replanteara su futuro y que pudiera salir los fines de semana a divertirse como cualquier chaval de su edad. Pero esa idea aterradora, devastadora, volvió en la madrugada del pasado sábado al domingo. Paralizado en el suelo, con los cristales de sus gafas reventados, con el cuerpo lleno de magulladuras, sin ver bien su móvil… Emi quiso morirse. Otra vez los fantasmas por culpa de un grupo de malnacidos.

Unos salvajes quisieron que regresara esa sensación. Sin mediar palabra, sin más explicación, sin conocerle de nada. Este joven de pelo color rojizo, fue asaltado al grito de maricón de mierda, ese alarido de los cobardes que actúan en manada de buenas a primeras. El chico, relata, acababa de dejar atrás la discoteca Pandora, un local de ambiente en calle Zaragoza con Circo, sus acompañantes se esfumaron y cuando enfiló la plaza Aladro, un grupo de “entre cinco y siete” personas de “unos 20 a 30 años, muy normales, sin ningún tipo de simbología rara”, lo abordó al grito que suelen usar estos homófobos de mierda.

"La madre parece que se lo barruntó, a las tres de la mañana me dice: 'Emi no ha llamado, qué raro, seguro que ha pasado algo"

Patadas, puñetazos y al suelo. Más patadas, más puñetazos. Ansiedad, disociación. En su trastorno, Emi a veces siente que no está en su cuerpo. Entró en pánico. “Sentía la humillación más grande de mi vida, abusaron de mí, no sexualmente, pero fue como si me violaran. Solo pensaba en matarme”, cuenta a lavozdelsur.es este lunes por la tarde, después de que por la mañana haya interpuesto denuncia en Comisaría y de que tenga un primer parte de lesiones físicas —las psicológicas vendrán el jueves, una vez que ya vio de urgencia este mismo lunes a su psicólogo—.

“Es exagerado lo que estamos viendo. Cada vez hay más agresiones, hemos retrocedido 10 años desde que ciertos partidos tienen más presencia en la política”, explicaba a El Confindencial Begoña Gallego, presidenta de la asociación de policías LGTBIPol y agente en una comisaría del distrito Centro de Madrid. Efectivamente, los delitos de odio en España crecen desde 2015. También los que tienen que ver con la orientación sexual e identidad de género de las víctimas, según los datos que recoge el Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio de Interior. En 2020 se registró uno menos (277) que un año antes, aunque obviamente fueron meses marcados por la pandemia y los confinamientos. Hay que ver cuando se publiquen los de 2021. Emi ya integra la estadística de los de 2022.

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Huellas de la agresión en el rostro del chico.   MANU GARCÍA
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El joven con la denuncia y su parte de lesiones del SAS.   MANU GARCÍA

Con total impunidad, sus agresores se despidieron “con más patadas y puñetazos, gritando todo el tiempo maricón de mierda”. Se montaron en un coche aparcado en la plaza, condujeron hasta la espalda de la alameda del Marqués de Domecq y se marcharon por Cristina, según un testigo presencial que puede ser clave para la identificación de los autores de la salvaje paliza homófoba. Esa persona logró verles en la estampida, mientras se interesaba por Emi, aturdido en el suelo. Fue esta persona quien llamó al padre del joven. Eran cerca de las seis de la mañana.

El domingo el chico lo pasó aletargado, como si todo hubiese sido una feroz pesadilla. “Como padre, imagínate lo que se puede sentir…”, explica su progenitor, Emilio, sentado a su lado. “Si ya normalmente cuando los chavales salen estás nervioso y preocupado, pues cuando te llaman a las seis de la mañana y te dicen: ven y ahora te lo cuento… La madre parece que se lo barruntó, a las tres de la mañana me dice: Emi no ha llamado, qué raro, seguro que ha pasado algo. Y luego a las horas fui yo a recogerlo. Y siempre hay miedo porque ves en la tele las cosas que pasan…”. Emi le interrumpe: “Yo no tengo miedo, lo que tengo es vergüenza, me siento humillado”. Su padre no pudo poner denuncia el mismo domingo y no fue hasta que el caso no saltó a los medios, ya por la tarde, cuando este lunes, según sostienen, han contactado con la familia del joven la Subdelegación del Gobierno, la Delegación Municipal de Seguridad y altos mandos de la Comisaría de Policía.

“La Policía nos ha dicho que va a intentar revisar las cámaras de tráfico, pero yo tengo poca esperanza de que les cojan. Mi yo más inocente piensa que uno de ellos se arrepentirá de lo que hicieron, pero lo dudo”, dice Emi, quien siempre ha sido “muy activista” por los derechos y libertades de las personas LGTBIQ+. “Como algo positivo, espero que esto sirva para seguir creando conciencia. Tengo hematomas y dolor por todo el cuerpo, pagamos el odio que no paran de echar partidos fascistas blanqueados por ciertos medios”, afirma sin titubear. “No creo que fuesen una banda, ni gente que vaya cazando maricones, pero sí sé que fue una agresión homófoba porque no me conocían de nada y solo me gritaban maricón de mierda”.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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