El 'fino de Sanlúcar', a la espera de la jugada clave

Una mujer cata un jerez en la pasada edición de Vinoble. FOTO: MANU GARCÍA.
Una mujer cata un jerez en la pasada edición de Vinoble. FOTO: MANU GARCÍA.

Es recurrente decir de una situación concreta en la que se encuentran enfrentadas dos posturas que bloquean la contraria que es como una partida de ajedrez. Una de esas partidas igualadas, en las que aparentemente está ocurriendo poca cosa, pero en la que los rivales saben que en cualquier momento se puede producir una jugada que desencadene otra, y otra, y una más y esa posición trabada, que cuatro movimientos atrás parecía inextricable, quede de repente expedita. Sin ánimo de abusar del tópico y sin hablar de victoria para ninguna de las dos partes, eso es lo que ocurre con el ámbito de negociación de la supercomisión de la que se ha dotado el propio sector bodeguero para sacar adelante los grandes temas que a día de hoy están pendientes de solución con vistas a modificar en bloque el pliego de condiciones, entre los que cabe destacar la desaparición del fino de Sanlúcar, la apertura de la crianza del vino de Jerez a toda la zona de producción, o incluso la eliminación del granel, una vez encauzado judicialmente el asunto del envasado de manzanilla en bag in box.

Esta supercomisión lleva más de un año de trabajos sin que se hayan producido avances aparentes, aunque en el sector se tiene la sensación que se ha mencionado en relación al ajedrez: es cierto que no está habiendo acuerdos sobre temas parciales, pero existe la percepción –o la voluntad, a elegir por el lector- de que si se llega a un acuerdo determinado éste arrastrará al resto de temas con mayorías suficientemente importantes. La negociación se está realizando en todos los frentes abiertos, con una estrategia por parte de las bodegas de Jerez de ‘todo o nada’, ese es el estado de la partida, al filo de una serie de movimientos definitivos.

Nadie quiere que el vino sanluqueño vuelva atrás casi sesenta años en el tiempo; la ‘ocurrencia’ fue parte de un debate encendido

Atención, en estas líneas no se habla forzosamente de consensos. En el sector dejó de hablarse de su necesidad ‘imperiosa’ hace ya varios meses, y se dio paso a la suficiencia de mayorías cualificadas, una idea que sin duda se refuerza con la salida del PSOE del gobierno de la Junta de Andalucía, defensor siempre de que los temas sectoriales cumplieran esta premisa (más para evitar problemas con los pequeños agentes que por convencimiento real).

En este contexto es en el que hay que imbricar la reciente polémica que se vivió en la última reunión de esta supercomisión, en relación con el tema del fino de Sanlúcar. En su transcurso, y ante la habitual postura en contra de su desaparición por parte de las bodegas de Sanlúcar –en realidad es un tema que prácticamente solo atañe a Barbadillo, aunque se contempla generalmente como una especie de derecho adquirido por la gran mayoría- se produjo un intercambio de opiniones un tanto grueso, más fruto de un calentón a consecuencia del debate que de una opinión debidamente fundada. Como quiera que desde Sanlúcar se insistió en poder seguir elaborando fino, por la parte contraria se puso sobre la mesa que, en contrarréplica, las bodegas de Jerez y El Puerto podrían volver a plantearse elaborar manzanilla, como se hacía hasta los años 60 del siglo pasado, e incluso que la denominación sanluqueña pasase (volviese) a ser de hecho un tipo más de vino de Jerez, como lo fue en su día. En realidad, ya decimos, este no es el sentir en las bodegas de Jerez ni en su patronal, Fedejerez, casi nadie quiere que el vino sanluqueño vuelva atrás casi sesenta años en el tiempo y que la ocurrencia fue parte de un debate encendido, aunque es cierto que existir, esas voces existen. Lo cierto es que se quiere hacer ver a la otra parte que no se trata simplemente de un quid pro quo –yo he dejado de hacer tal… luego tú, en consecuencia, deberías dejar de hacer cual-, sino que se va un paso más allá: el de la coherencia. Se trata de que Sanlúcar entienda que la manzanilla es como se da el fino en esta ciudad. Fino y manzanilla tienen el mismo proceso de elaboración y es precisamente –y en efecto- el tantas veces mencionado microclima de la localidad de la desembocadura del Guadalquivir que determina la singularidad de la manzanilla. Ergo, si elaboras manzanilla no puedes elaborar fino, no se puede elaborar fino y manzanilla a la vez; incluso, no reconocerlo, de alguna manera va en contra de la defensa de la propia denominación de origen sanluqueña. Ese es el planteamiento real desde Fedejerez.

Este es un asunto que lleva más de un decenio en la carpeta de asuntos pendientes del sector. Es un hecho que cuando se apostó por la manzanilla de Sanlúcar como denominación de origen hubo bodegas de Jerez y El Puerto que renunciaron a prácticas hasta entonces permitidas en relación con el uso del nombre ‘Manzanilla’ y que, efectivamente, no hubo –ni se planteó- reciprocidad al respecto, probablemente porque era un momento muy anterior a que se produjera el denominado boom de la manzanilla, en los años 80 y 90, años con un crecimiento exponencial de las ventas del vino sanluqueño y un retroceso generalizado en las ventas del jerez. Ahora las cosas se ven de distinta manera y se estima que si una bodega de Jerez (o de El Puerto) tiene que realizar inversiones en Sanlúcar si quiere tener manzanilla o acudir a un tercer operador (con la consiguiente pérdida de rentabilidad), por supuesto sanluqueño, si quiere hacer frente a un determinado pedido de manzanilla de un cliente, no parece lógico que las bodegas sanluqueñas puedan expedir fino o manzanilla en función de sus propias necesidades a la vista de los pedidos de sus propios clientes. De nuevo se trata de apelar a la coherencia.

No se puede elaborar fino y manzanilla a la vez; incluso, no reconocerlo, de alguna manera va en contra de la defensa de la propia D.O. sanluqueña

Bien… este tema se contempla, como ya hemos señalado como uno más de una compleja partida con distintos frentes y la búsqueda de una solución de conjunto. En Jerez no se piensa que se haya producido ningún paso atrás después de la reunión un tanto tumultuosa del otro día y de que la discusión derivara hacia un ‘y tú más’, diciéndose cosas que, hay que insistir, están muy lejos de figurar en la agenda de Jerez para la manzanilla. Cuando se creó la supracomisión, Fedejerez aspiraba a que hubiera vía libre en estos temas –algunos, como se ha señalado, candentes desde hace más de un decenio- y el salto a 2019 por ahora se contempla con tranquilidad, la de esperar un movimiento que lleve a otro y otro… y se logre desbloquear la partida.

Sobre el autor:

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

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