Adrián, un joven de 25 años, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, había quedado con unos amigos para celebrar sus buenas notas y su plaza recién conseguida. El lugar elegido fue Conil, donde pasaron una noche que empezó con diversión y terminó en tragedia. Eran en torno a las siete de la mañana cuando un vehículo atropelló a Adrián Vázquez, vecino de Lebrija, que salió despedido más de 30 metros y que tuvo que ser trasladado inmediatamente a un centro hospitalario, donde entró en coma. El 24 de julio de 2015 cambió la vida de Adrián y la de su familia para siempre. Los padres y hermanos del joven luchan desde entonces sin descanso para que se haga Justicia y el conductor, Hilario B.C., pague por sus actos, supuestamente imprudentes.
El abogado de Adrián, Luis Romero, ya denunció en su día el “oscurantismo y ocultismo” con el que la Policía Local de Conil y el Juzgado de Instrucción número 3 de Chiclana llevaban el caso, ya que habla de que ocurrieron “hechos muy graves” que puso en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), como que el conductor “atropella a Adrián y se marcha, lo que es un supuesto delito de omisión del deber de socorro”.
Hay testigos que cuentan que “el vehículo iba a mucha velocidad y sin las luces encendidas” y que había “poca visibilidad”. Hilario declaró a la Policía que circulaba a “unos 40 kilómetros por hora”, a lo que el abogado de Adrián responde que la zona donde se produjo está limitada a 30 kilómetros por hora. Luis Romero llegó a decir sobre el conductor que “todo lo que ha declarado es falso. Se ha contradicho incluso de lo que testificó él mismo y se recogió en el atestado policial”, que consiguieron dos meses después del suceso.
La defensa del joven atropellado basa su denuncia contra la Policía Local de Conil en varias “conductas reprochables penalmente” en la asistencia prestada tras el atropello, como que no se solicitara a los testigos que se identificaran, que no se recogiera ni una sola indagación o dato relativo al vehículo que atropelló a Adrián y que se dio a la fuga, que no se detuviera al conductor cuando fue a tomar declaración y que no se le practicara la prueba de detección de drogas.
Adrián, en una imagen difundida por la familia en redes sociales.
“Se le traba la lengua y habla como un niño de dos años», explicaban sus padres hace unos meses, en declaraciones recogidas por La Voz de Cádiz, sobre el estado de Adrián, que se recupera lentamente de las secuelas que le produjo el accidente. Sus padres hace tiempo que no pueden costear su ingreso en una clínica que, durante los primeros años, asumió la compañía aseguradora del conductor. “Sé que Adrián se va a recuperar y va a ser el de siempre”, decía esperanzada Pilar Vázquez, hermana del joven, en el citado periódico, “pero para eso queda tiempo todavía, un tiempo que está perdiendo de su vida y que nadie le va a devolver jamás”.
“No entro en casa sin él”, viene repitiendo desde ese fatídico día la madre de Adrián, quien lamenta el “dolor”, la “rabia” y la “indignación” que vienen sufriendo desde aquel 24 de julio. “Mientras estamos sufriendo una auténtica condena, tú y tu familia desde el minuto 1 estáis tan tranquilos…. No sé cómo puede haber personas de semejante calaña”, dice en un vídeo publicado en redes sociales, dirigiéndose al conductor.
Una reciente publicación se acuerda de Hilario en el día de su cumpleaños. “Para que no se te olvide, te recuerdo que han pasado 1084 días desde que arruinaste la vida de mi hermano Adrián y la de toda mi familia”, recoge un escrito de un familiar. “Eres un cobarde infame”, le espeta, señalando que “quizás no te ocurra nada por esta mierda de ley, de sistema y burocracia que tenemos —casi tres años han pasado ya y ni un atisbo de que el juicio se acerque—, pero de nuestra caras, de esas, jamás te olvidarás”.
La familia, tres años después del accidente, sigue pidiendo Justicia, por una serie de razones, como que “se ha destrozado la vida de Adrián”, por “la permisividad policial al dejar al conductor irse de rositas, sin practicarle una prueba de alcohol y drogas en sangre como se hizo con la víctima mientras se debatía entre la vida y la muerte” o por la “elaboración de un atestado falso sobre lo sucedido, con una clara y frontal suspicacia y agresividad contra las tres víctimas”. Los allegados de Adrián señalan que “el conductor no se ha preocupado en ningún momento” por su estado, y porque la familia del conductor “ha insultado, humillado y pisoteado la dignidad de Adrián, al despreciarlo e insultarlo, etiquetándolo como un borracho y un degenerado”.
“Estamos dispuestos a dar nuestras vidas para el que haya aportado maldad en este asunto, que pague y pase por el mismo calvario”, dice un hermano de Adrián, quien critica en un vídeo que los amigos que salieron con el joven aquella noche “no prestaron declaración hasta tres días después” y que “fueron tratados como criminales” mientras “al conductor lo dejaron marchar sin ser detenido”. Mientras, “la vida de la víctima pende de un hilo”, al que se agarran con fuerza para seguir luchando.
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