"Cuando salí a la calle había gente que respetaba lo que intentaba hacer. Otra, no", explica Abdelhak Etlili, árbitro de balonmano profesional de 19 años que está intentando que los vecinos de su localidad, Nabeul, en Túnez, traten de seguir las recomendaciones sanitarias para luchar contra el coronavirus. El país norteafricano cuenta con alrededor de un millar de casos confirmados y 40 muertes a 30 de abril.
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En un vídeo se puede comprobar cómo vestido de árbitro, con un silbato y con tarjetas advierte a la gente por las calles. Muchos se lo toman a risa, algo que es normal teniendo en cuenta que la enfermedad, al menos de momento, no ha llegado con fuerza a los principales núcleos urbanos, sin embargo, este joven sí lo toma como la verdadera amenaza que es.
Pertrechado con una mascarilla de tela, y con los distintivos colores naranjas de la equipación de árbitro, prefiere utilizar este rol en plenas calles que "discutir con la gente que no respeta el distanciamiento social".
Algunos llegan a encararse con él. "Espero que entiendan que este virus es muy peligroso", explicó a la agencia Reuters.
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