"La ciudad no es un parque temático. Sevilla no se vende". Así rezaba la pancarta de 4 x 15 m² que Ecologistas en Acción ha descolgado del mirador Setas de Sevilla y con la que ha denunciado el proceso de turistificación que se sufre, tanto en la ciudad hispalense como en otros lugares del territorio español, según la organización.
La pancarta se ha desplegado durante la manifestación que cerraba la vigésima asamblea general de la confederación ecologista. La movilización, que además de a Ecologistas en Acción ha aunado a diferentes grupos sevillanos, ha tenido como lema "Nuestra ciudad no se vende, se defiende".
El turismo se ha convertido en una de las principales industrias, con un ritmo de crecimiento imparable a nivel internacional. En concreto, el Estado español, que fue el segundo país más visitado del planeta, tuvo 82 millones de visitantes en 2017 y unos ingresos turísticos de 62.000 millones de euros. Según Ecologistas en Acción, los efectos de esta actividad están siendo devastadores para el territorio, tanto a nivel social como ambiental. “Cada millón de turistas que recibimos en nuestro país nos cuesta 11 millones de litros de combustible, 300 millones de litros de agua, 300 millones de litros de aguas residuales, 25 millones de kg de CO2 y 1,5 millones de residuos. Basta multiplicarlo por 82 millones para obtener el impacto ambiental de la actividad”, ha declarado Pepe Guillén, portavoz de Ecologistas en Acción.
A estos datos hay que añadir la ocupación del territorio que se traduce en destrucción del medio natural, en la generación de infraestructuras desorbitadas y en la pérdida de otros sectores económicos, como el agrario, dicen desde Ecologistas. "Podemos decir que lo que tenemos en la actualidad es un monocultivo turístico, que modifica y reorienta toda la sociedad a su paso", ha añadido Guillén.
El portavoz de Ecologistas en Acción ha ofrecido un ejemplo claro para explicar este ‘monocultuvo turístico’: “En Sevilla más del 20% de las viviendas del casco histórico de la ciudad están destinadas al turismo, a lo que hay que añadirle las 21.600 plazas que se ofertan en establecimientos oficiales”.
Esta situación tiene consecuencias directas, como la subida de los alquileres provocada por los apartamentos turísticos, que desplaza a la población en situación de mayor vulnerabilidad y a los comercios locales, lo que hace desaparecer el tejido social. "Los barrios cada vez se asemejan más a un parque temático que a un espacio de convivencia. Esto nos obliga a convertirnos en un Mickey Mouse mal pagado o a salir de aquí”, ha enfatizado Ana, vecina del centro histórico de Sevilla.
Asimismo, los elevados ingresos que deja el turismo "no se traducen en beneficios para sus habitantes", sostienen. El hecho de la precariedad del empleo generado por el sector turístico también ha sido centro de las críticas de quienes se han manifestado. “Un sector que está cada vez más en las manos de empresas multinacionales como Airbnb, de grandes touroperadoras o de fondos de inversión, expertas en eludir el pago de impuestos y algunas de ellas fuertemente ligadas a casos de corrupción”, ha zanjado Guillén.
La movilización de esta mañana ha sido el comienzo de la campaña contra la turistificación, que será una de las campañas confederales más importantes de 2019 para la organización ecologista.
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