Durante dos meses estuvieron ocultando en el interior de un piso situado en el barrio de Los Ángeles (Alicante) el cadáver de José María Lozano, un policía jubilado de 74 años.
Aunque el exagente llevaba tiempo sin ser visto, sus vecinos tampoco sospecharon nada sobre su ausencia, ya que el hombre habría entrado en una dinámica negativa marcada por relaciones inestables, alcohol y aislamiento.
En avanzado estado de descomposición
El fuerte hedor que recorría el edificio fue el que hizo posible el hallazgo del cuerpo sin vida, en avanzado estado de descomposición, de José María. Las primeras investigaciones apuntan a que el hombre falleció con casi toda probabilidad por muerte natural, ya que inicialmente no se han apreciado indicios de violencia.
Cuando agentes de la Policía Nacional accedieron a la vivienda se encontraron al fallecido sobre una cama. José María compartía el piso con una pareja española que tenía un bebé. Estos inquilinos, un hombre de 33 años y una mujer de 28 años, han sido detenidos y, posteriormente, puestos en libertad con medidas cautelares. Durante dos meses han estado ocultando el cadáver de José María con el objetivo de cobrar la pensión mensual (1.506 euros) del policía jubilado.
Una situación de convivencia insostenible
Vecinos del edificio, que pensaban que el mal olor podía ser del bajante de las tuberías o de un animal muerto, han relatado que la situación que se vivía en el inmueble era cuanto menos preocupante, ya que el fallecido vivía en unas condiciones insalubres y mantenía fuertes discusiones con la pareja, a la que había acogido en su vivienda.
Lo que comenzó como una sospecha por malos olores ha destapado un caso complejo de fraude, negligencia y posible delito contra la integridad de un cadáver. La Policía continúa investigando los hechos y no descarta nuevas imputaciones conforme avancen las pesquisas.



