Maika Anelo y Andrea de la Flor, tras once y ocho años bajo las trabajaderas, respectivamente, no podrán hacerlo en 2018 por decisión de sus capataces y de las juntas de gobierno de las cofradía.
"Tras más de 10 años como hermana costalera, mis Viernes Santos y Domingos de Ramos quedarán para el recuerdo". Así empieza su carta, publicada en su muro de Facebook, Maika Anelo, costalera portuense de las hermandades de la Borriquita y La Soledad, que acaba de recibir la noticia de que los capataces de ambas hermandades ha decidido prescindir de su esfuerzo en la próxima Semana Santa, así como del resto de mujeres que conformaban estas cuadrillas mixtas.
Junto a ella, Andrea de la Flor, compañera bajo las trabajaderas en las mismas hermandades, denuncia también la situación, tras ocho año también como costalera. "Una vez más, la cruda realidad nos recuerda la más antigua y extinguida (porque se asegura que es así) idiosincrasia de las hermandades y cofradías, ese rancio olor machista que abanderamos hoy en día estar obsoleto en nuestra sociedad", señala Maika en su muro de Facebook, que recuerda que, años atrás, las mujeres no podían ser hermanas de cofradías, y si querían salir de nazareno, tenían que ocultar su sexo para hacerlo. O cómo antes tampoco formaban parte de las juntas de gobierno y "ni de lejos podía ser hermana mayor".
Maika, en tono irónico, "agradece" a "todas estas personas que han aportado su granito de arena para que este año sea un año marcado en negro para la mujer costalera; agradecer el apoyo a los criterios de aquellos capataces que rechazan la comunión costalera entre hombres y mujeres, que creen impensable el trabajo unidos de hermanos sin distinción de género. Hoy, les daré mi más sincera enhorabuena a todos estos hermanos que no volverán a tener que pasar por la molesta situación de compartir trabajadera con una compañera y recordar a todos los que nos han apoyado que indiscutiblemente estaban equivocados, que el trabajo entre hermanos y hermanas no solo es impensable, es inadecuado e inaceptable como demuestran los mejores capataces de nuestra semana de pasión. No cabe duda de que es así, pues de lo contrario, tanto la iglesia como juntas de gobierno y hermanos y hermanas mayores, no hubiesen permitido que este año tengamos que colgar nuestro costal; de no ser así no permitirían que tengamos que dejar de ser sus pies por el hecho de ser mujeres, pues no penséis que es así, pues a nuestra contra no existe argumento alguno siempre y cuando hombres y mujeres estemos separados. Maika finaliza su carta con "un único deseo de corazón: ojalá algún día, tengáis el placer, de ser padre o madre de una hija costalera".
Mientras que las juntas de gobierno de ambas hermandades señalan que esta decisión es personal de los capataces, desde el Ayuntamiento de El Puerto, la teniente de alcalde delegada de Igualdad, Matilde Roselló, "en nombre del gobierno y la ciudad", ha mostrado su apoyo a "dos costaleras portuenses que tras más de diez años cargando en dos hermandades de la Semana Santa portuense han sufrido un nuevo acto de discriminación machista por el mero hecho de ser mujer".
Roselló ha lamentado que "una vez más, en este caso en el sector cofrade, se está ante una clara discriminación que atenta contra la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres a la hora de participar y a la hora de denunciar estas situaciones" y ha indicado que se ha puesto en contacto con una de las costaleras para trasladarle "el apoyo de la institución pública en sus reivindicaciones, deseando que las cofradías reflexionen y den ejemplo de igualdad entre hombres y mujeres también en el mundo cofrade, por su repercusión en la sociedad y demostrando respeto a los derechos y libertades de las mujeres".
Comentarios