En las instalaciones de Zumosol en Palma del Río llegó a haber 250 trabajadores, a los que había que sumar los empleos indirectos que generaba la fábrica. Ahora solo quedan poco más de 50. "Y si no actuamos, solo quedarán las ruinas de unas instalaciones que en su día fueron las más modernas de Europa", se queja la plantilla.
Este sábado 11 de febrero tienen prevista la celebración de una protesta, "por la defensa de la industria en la comarca de la Vega del Guadalquivir", en la provincia de Córdoba, donde se ubica la fábrica. "Formaremos una cadena humana escenificando un abrazo a lo que consideramos como nuestro, al que ha sido nuestro medio de vida durante los últimos 20 años", apuntan. Medio año después de sus despidos, los empleados de LCG Fruits siguen sin cobrar las indemnizaciones por despido improcedente, a lo que suman una nómina, atrasos del convenio y vacaciones.
"Creemos que, defendiendo un futuro próspero para estas instalaciones, estamos impulsando a su misma vez la defensa de un modelo productivo transformador, que le dé valor añadido al sector primario y que sea propulsor de empleo de calidad", apunta la plantila de LCG Fruits, dedicada a la zona de envasado, que se encuentra en lucha para cobrar nóminas pendientes. La de Zumosol lo consiguió tras un largo encierro.
"En las instalaciones se diferencian claramente dos partes, la zona de exprimido donde se transforma la fruta, y la zona de envasado. Históricamente ambas zonas siempre habían sido propiedad de una única sociedad mercantil, aunque en ocasiones se hayan llegado a acuerdos de arrendamientos de las zonas de envasado o de exprimido", explican los trabajadores, que recuerdan que en 2018, el grupo turco Toksöz, se deshace de la gestión de la parte industrial.
"Es aquí donde se producen una cascada de acciones por parte del grupo turco ante las cuales, las trabajadoras y trabajadores alertamos que las consecuencias podían ser fatales para el futuro de las instalaciones", apunta la plantilla, que señala que "la decisión de vender la mitad de la fábrica, concretamente la zona de envasado a LCG Fruits, ya la considerámos una decisión fatal".
"La entrada de una empresa sin experiencia previa en un sector donde la concentración de la demanda es altísima, con dificultades financieras mostradas desde el primer momento (en tres años han propuestos tres expedientes de regulación temporal) ya era preocupante. Para más agravio, una apuesta tan arriesgada se realiza sin un estudio previo de mercado, sin un plan de viabilidad debidamente documentado, ni tan siquiera los propietarios de LCG fruits visitaron las instalaciones antes de llegar a un acuerdo", describen los empleados.
"Lo más grave de todo es que la convivencia de dos empresas diferentes en las mismas instalaciones históricamente había sido motivo de conflictos, sobre todo si para el correcto funcionamiento de cada una de las zonas eran necesario compartir partes de las instalaciones y de recursos esenciales de las mismas. Ante esta situación y las dificultades por la que atravesaban las dos empresas habían hecho de la posibilidad de que se acercaran inversores serios un imposible", reseñan.
El conflicto de la plantilla de LCGT Fruits está "en un punto delicado, donde en los próximos meses se va a vislumbrar si se reconoce la nulidad o la improcedencia del despido que han sufrido, si la empresa es culpable de algún ilícito penal y si el concurso de acreedores que han solicitado se declara culpable". Con la movilización de este 11 de febrero quieren "llegar más lejos", que la lucha que mantiene por sus derechos "se trasmita a todos los vecinos y vecinas de la comarca de la Vega del Guadalquivir y de cada rincón de Andalucía".



