El "decapitador de Halloween" al preguntarle qué llevaba en la bolsa: "Con esto me hago un cenicero"

La Audiencia Provincial de Huelva condena a 21 años y cinco meses de cárcel a 'el mexicano' por un delito de asesinato y a cinco meses de cárcel por un delito de profanación de cadáver

El "decapitador de Halloween", durante el juicio.
El "decapitador de Halloween", durante el juicio.

M.J.B.N., alias el mexicano, se paseó por Huelva con la cabeza de un hombre, que se supone que era su amigo, a finales de octubre de 2020. Por esta coincidencia temporal, se le conoce como el decapitador de Halloween. Un jurado popular lo declaró culpable y la Audiencia Provincial ya ha emitido sentencia condenatoria. 

Los escabrosos hechos ocurrieron entre el 29 y el 30 de octubre de 2020, cuando el mexicano fue al domicilio de la víctima. Allí, aprovechando que estaba agachado en el frigorífico, lo golpeó "con ánimo de causarle la muerte", según el veredicto, con un esqueleto metálico de calentador con el que le golpeó en la cabeza.

El agredido sufrió "distintas lesiones y murió de manera prácticamente inmediata", tras lo que el mexicano "trasladó su cuerpo a la habitación del fondo de la casa envuelto en una cortina y le seccionó completamente la cabeza usando para ello un cuchillo de 20 centímetros de hoja".

Unas horas después volvió el mexicano a la vivienda, allí "consumió una cantidad no determinada de cerveza y drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, limpió la cocina y el baño, tratando de eliminar con ello las huellas o vestigios que pudieran implicarle en la muerte" de la víctima, y guardó el esqueleto del calentador, el cuchillo con el que lo decapitó y objetos manchados de sangre para deshacerse de ellos.

Seguidamente, el condenado "metió la cabeza del fallecido en una bolsa de plástico y se dirigió a una determinada plaza de Huelva, donde dejó la bolsa con la cabeza de la víctima entre las ramas de un árbol y se sentó en el banco más próximo al árbol, marchándose a su casa minutos después y dejando en el árbol la bolsa".

Por todo ello, la Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a 21 años y cinco meses de cárcel a el mexicano, por un delito de asesinato y a cinco meses de cárcel por un delito de profanación de cadáver. Además, en concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar con un total de 205.000 euros a sus cinco hermanos y una sobrina por el daño moral causado. Asimismo, lo absuelve de los delitos contra la integridad física y moral y robo con violencia por los que también fue juzgado.

"Ven y mírala tú"

El veredicto del jurado recoge que el acusado salió a pasear a sus perros y comprobó en dicho paseo que la cabeza del fallecido "seguía en el árbol, volviendo de nuevo a su casa, donde consumió una cantidad no determinada de drogas y alcohol, regresando a la plaza sobre las 15.00 horas de ese mismo día".

Una vez allí, cogió la bolsa con la cabeza y se dirigió con ella a unos contenedores de la plaza, "depositándola en el suelo mientras trataba de quemar una serie de prendas y objetos que podrían incriminarlo en la muerte de su amigo".

En esos momentos, una mujer que transitaba por la zona se aproximó al condenado y le preguntó qué llevaba en la bolsa, a lo que el acusado contestó "ven y mírala tú" y "con esto voy a hacerme un cenicero", todo ello mientras le mostraba la cabeza. En un principio, esta mujer no creyó que la cabeza fuera humana, dado que la fecha coincidía con la celebración de Halloween, y pensó que era una broma.

La sentencia recoge que se considera probado que el acusado "mostró la cabeza a otras personas" y, al correrse la voz por la plaza de que un hombre portaba una cabeza humana en una bolsa, emprendió la huida por distintas calles de la capital onubense, siendo seguido en su huida por dos personas que lograron grabarle con un teléfono móvil e informar a la Policía de que se había refugiado en su domicilio. En su huida, el acusado arrojó la bolsa con la cabeza de la víctima junto a un contenedor de basura de Pío XII.

El jurado, asimismo, consideró probado que, al infligirle las heridas "que provocaron finalmente su muerte", el acusado "aprovechó el hecho de que el fallecido se encontraba de espaldas a él y agachado, utilizando para golpearlo en la cabeza un objeto de notable contundencia" que, impactando en tal zona, era susceptible de causar "grave daño" al agredido, consiguiendo con todo ello "cometer estos actos de manera que impedía efectivamente cualquier reacción defensiva eficaz por parte de la víctima".

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