El cura músico de Arcos que sintió la llamada de Dios con 9 años: “A los jóvenes les cuesta el compromiso”

Antonio Luis Sánchez, delegado de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Asidonia-Jerez, sintió la llamada de Jesús en Arcos, su pueblo natal, y desde entonces, es uno de los rostros jóvenes que dan misa, en su caso, en Chipiona

Antonio Luis Sánchez, delegado de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Asidonia-Jerez.

Los jóvenes y la Iglesia parecen un binomio complicado debido a los giros de la sociedad. Algunos rompen con las tradiciones, rechazan la visión católica y, los más radicales, lanzan ataques verbales y mantienen una actitud combativa contra la institución religiosa. Hay de todo en la viña del Señor, pero más allá de los prejuicios, hay personas que van a contracorriente y encuentran en Dios un estilo de vida con el que se sienten a gusto.

Cada vez es menos común que la juventud sienta la llamada de Jesús y se acoja a una vocación que supone grandes sacrificios en un contexto donde la espiritualidad pasa a un segundo plano. Antonio Luis Sánchez Álvarez, natural de Arcos de La Frontera, es uno de esos rebeldes que se salen del tiesto. Su fe es tan fuerte que siguió un camino distinto, quizás, al que tomaron sus compañeros de clase.

El arcense, de 34 años, es un sacerdote joven que oficia misas en un templo vetusto datado en el siglo XVI. Cada día predica el evangelio y reflexiona en las homilías desde la Iglesia de Nuestra Señora de la O de Chipiona, de la que es párroco.

“Me decían que la vida da muchas vueltas, pero aquí estoy”

“Yo quería ser cura desde que tenía 9 años, era muy pequeñito, me decían que la vida da muchas vueltas, pero aquí estoy”, comenta Antonio Luis, que no faltaba ni un domingo a la parroquia de María Auxiliadora de su pueblo, donde era monaguillo.

Fue durante ese período cuando se fue fraguando su vocación. En sus idas y venidas al altar y en los campamentos de monaguillos a los que asistía encantado. Curiosamente, “el deseo fue mayor y la llamada, más intensa” a pesar de que su familia era católica no practicante y no vivió esa transmisión de la fe que suele ser más pronunciada en otras personas. Aun así, “mis padres me permitieron participar en las misas, siempre he sentido el apoyo de ellos ”.

Con el tiempo, el arcense sintió que debía seguir a Dios y cuando acabó Bachillerato y Selectividad entró en el Seminario de la Diócesis de Asidonia Jerez con 18 años recién cumplidos. Tras 6 años de formación y uno de Pastoral en una parroquia de Jerez, cuando sopló 25 velas fue ordenado sacerdote.

Antonio Luis durante una misa en Chipiona. JAVIVICLOZANO

Con tan solo un cuarto de siglo se plantó delante de un grupo de fieles que el 15 de abril de 2012 se habían acercado a la parroquia donde Antonio Luis había sido monaguillo. Una fecha que quedó grabada en su mente desde entonces. “Fue muy emocionante, fueron las catequistas que me habían acompañado, mi familia y mis amigos, disfruté muchísimo”, recuerda el cura que también es delegado de Pastoral Juvenil de la Diócesis.

“Mi primera misa fue muy emocionante”

A partir de ese momento se dedicó en cuerpo y alma a servir a la comunidad como mediación simbólica entre Dios y los fieles. Aunque en sus ratos libres le encanta la música. “Toco la guitarra, la corneta, la trompeta, la percusión, el ukelele y también empecé con el bajo”, cuenta este enamorado del campo que de vez en cuando practica senderismo. “En Chipiona me cuesta bajar a la playa”, ríe el arcense.

Desde el seno de la Iglesia contempla la relación que tienen los jóvenes con la misma y reconoce que el grupo que permanece activo es más reducido. “En las misas sí hay jóvenes, muchas veces queremos que vengan en masa, pero así no vienen ni los adultos”, sostiene el párroco.

La Diócesis de Asidonia-Jerez contabiliza 449 914 habitantes de los cuales 16 son seminaristas que, en su mayoría, han entrado con 18 años, algunos de la provincia gaditana y otros procedentes de otros países.

Para Antonio Luis es un número “muy bueno, hace 8 años había solo 3”, y explica que, en este sentido, la diócesis es “una de las más numerosas de España en proporción”.

“Los compromisos para toda la vida cuestan”

Hoy en día, hay muchos jóvenes unidos a la Iglesia, no obstante, son pocos los que deciden consagrar su vida a Jesús. La pérdida de vocaciones se suma al desvanecimiento de la incursión del cristianismo de la forma en la que lo hacía hace décadas.

“Los jóvenes de hoy en día tienen una crisis en el tema del compromiso, cada vez piensan más en casarse o no, los compromisos para toda la vida cuestan”, comenta el sacerdote al que le gusta visitar pueblos medievales.

Son otros tiempos, nuevos valores, comportamientos sociales. Aun así, para Antonio Luis, el avance social no es una traba para seguir las vocaciones. Él no cree que el número de jóvenes seminaristas sea inferior por las normas que dicta la Iglesia como el celibato. “Cuando nosotros recibimos la vocación el señor nos ayuda y nos concede la gracia especial para vivir esa castidad que nos pide. Cuando los chavales viven esa castidad, hay mucho más fruto”, expresa.

“La Iglesia es la que más adelantada está en todos los sentidos"

A veces, la población piensa que la Iglesia no ha terminado de digerir algunas circunstancias actuales y no comprende ciertas posturas en temas como el aborto o el papel de la mujer. Temas controvertidos que en ocasiones chocan con los pensamientos de algunas familias. Según Antonio Luis, “la Iglesia es la que más adelantada está en todos los sentidos porque ha buscado siempre los beneficios de la dignidad humana, es la mayor defensora de los derechos humanos”.

Archivado en: