Cuatro horas a 40 grados en el Alvia Madrid-Cádiz: "Era para tirarse de los pelos"

Un usuario de la línea narra a lavozdelsur.es el episodio vivido el pasado viernes, cuando sufrieron las consecuencias de la ola de calor en pleno viaje, sin agua, ni ventilación: "Si no hubiera sido por iniciativa nuestra nos hubiéramos chamuscado"

La entrada al Alvia Madrid-Cádiz de Renfe en una fotografía proporcionada por el afectado.
La entrada al Alvia Madrid-Cádiz de Renfe en una fotografía proporcionada por el afectado.

Un usuario de la línea ferroviaria que une a través de un Alvia Madrid y Cádiz ha denunciado la situación vivida el pasado viernes, cuando estuvieron durante cuatro horas a una temperatura de "casi 40 grados", ya que en el exterior se marcaban 43, sin ventilación y sin agua en la mayor parte de los vagones.

Según cuenta este afectado, J.Q., el tren salió varios minutos tarde de Madrid dando síntomas de algunos problemas técnicos. Sobre las cuatro de la tarde, cuando ponía rumbo desde la estación de Atocha hacia Cádiz, el calor se empezó a notar a falta del aire acondicionado. Minutos más tarde la situación era insostenible para la mayor parte de los usuarios, habiendo dos vagones en los que el sistema eléctrico sí parecía funcionar.

J.Q., que denunció la situación también por redes sociales, ha explicado a este medio las numerosas quejas a los trabajadores de Renfe que allí estaban, sin respuesta alguna, ciñéndose solo al protocolo e incluso negándoles la asistencia por orden de su superiores. "Ellos también estaban sudando como pollos pero lo tienen muy bien montado, porque los que daban la cara eran el de la cafetería y los revisores, nadie más", reconoce, sin conocer el paradero de los verdaderos responsables del tren de línea. "Los responsables no estaban, le preguntabas a ellos y no podían hacer nada", añade.

El interior del vagón.

Las cuatro horas de viaje se hicieron bastante largas para los viajeros, que intentaron concentrarse en los vagones donde la temperatura era algo menor pero que, sin embargo, por la numerosa afluencia, tampoco funcionaban con normalidad. "No se hizo absolutamente nada, la gente estaba muy cabreada y el ambiente se fue caldeando poco a poco", señala. A la petición de agua en la cafetería del tren, el empleado de cafetería negó la asistencia ya que no hay grifo y se trataría de agua embotellada, para cuyo suministro "no tenía permiso". "Encima estuvieron haciendo caja, porque no daban agua gratis y vendieron un montón de botellas de agua", explica.

El calor llego a ser tal que finalmente alguien autorizó que se le entregara un vaso de agua a cada viajero, dad la insistencia de estos. "Si no hubiera sido por iniciativa nuestra nos hubiéramos chamuscado en todos los sentidos", cuenta sobre un episodio que algunos ya comenzaron a vivir con sentido del humor pese al agobio por las temperaturas en plena ola de calor. "Los empleados que nos respondían es que ellos también lo estaban pasando mal pero no tenían ningún tipo de potestad sobre el tren", dice.

A la llegada a Jerez de la Frontera, un empleado de Renfe subió al tren y solucionó el problema, al parecer de casi forma inmediata. "Escuchamos que había un ingeniero de Renfe que ya no trabajaba de pasajero y explicó que probablemente no supieron hacer funcionar el aire acondicionado", cuenta indignado el viajero, que sólo pudo disfrutar de su viaje durante un rato, antes de llegar a su destino final en Cádiz.

Una vez allí gota que colmó el vaso para J.Q. fue el no poder poner una hoja de reclamaciones, algo que considera "inexplicable" en cualquier servicio público y que los demás viajeros también denunciaron. "Cuando llegas indignado del tren y quieres poner la reclamación lo primero que te dicen es que tienen que pasar 24 horas para revisar si la incidencia es verdad o no, y luego te dejan hacerla", señala. Una circunstancia, sostiene, "no tiene ningún sentido porque obviamente la registren o no, pueden documentar las reclamaciones". Aun así, Renfe repartió papeles  de reclamación, eso sí, para que se hicieran desde casa o un día después. "Era para tirarse de los pelos", resume J.Q. sobre su viaje. .

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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