Los que viven en el sur de España lo tienen más que asumido: si aparcas bajo una jacaranda en mayo o junio, te la juegas. No por las flores bonitas que caen... sino por la resina pegajosa que con el calor se seca y se convierte en una auténtica pesadilla. En realidad, más que resina, son los desechos del pulgón que se encuentra en estos árboles. Y no, ni el túnel de lavado ni la lanza a presión solucionan el lío.
Un conductor lo ha contado esta semana: "Se me ha quedado el coche debajo de una de ellas entre mayo y junio y, junto al calor, se ha secado la resina. Temo destrozar también la pintura". Una situación más común de lo que se cree, sobre todo en zonas calurosas. El sol aprieta, la savia se endurece y cuando vas a limpiarla... pues no sale.
Pero no hace falta correr al taller ni dejarse un dineral en tratamientos mágicos. Hay trucos caseros (y algunos productos útiles) que funcionan bastante bien. El más fácil: agua caliente y jabón neutro. Mojas una toalla, la dejas sobre la zona afectada unos minutos (ojo, que el agua no queme), y luego frotas suave con una microfibra. Parece tonto, pero es que funciona.
Otro clásico que no falla: alcohol isopropílico (del que venden para limpiar pantallas y tal). Se pone con un paño, se deja actuar un rato y luego se limpia con cuidado. Pero ojo: mejor probar primero en un rinconcito del coche que no se vea, por si acaso. Y si no tienes alcohol a mano, aceite vegetal o manteca también sirve. Sí, como lo lees. Es quizás el plan C, o el plan D, para una emergencia, si no tienes algo mejor a mano. Imagina que tienes una boda dentro de tres horas y el coche va dando 'el cante'. Le das, esperas un poco, y luego lavas con agua y jabón.
Ahora bien, si prefieres algo más pro, hay productos en tiendas de coches que sirven justo para esto. Los llaman tar & sap remover. También puedes usar una clay bar, esa especie de plastilina que quita impurezas sin arañar la pintura. Va con un lubricante especial y deja el coche fino fino. Eso sí, luego toca encerar.
Importante: no uses cuchillas, ni estropajos duros, ni nada que rasque. Porque si no, lo de la savia se convierte en rayones, y eso ya no tiene arreglo barato. Mejor usar microfibra y lavar a la sombra. Y si te pones a fondo, ponle cera protectora después. No solo deja la pintura brillante, también ayuda a que la savia no se quede pegada tan fácil la próxima vez.
La clave de todo esto igual es la más sencilla de todas: no aparques bajo una jacaranda cuando está en flor. Que sí, que dan sombra y huelen bien, pero el coche sufre. Y si no te queda otra, al menos cúbrelo con una funda de esas transpirables, que algo ayudan.
Y si ya nada funciona y ves que la cosa se ha ido de madre, pues lo suyo es llevar el coche a un sitio de detailing donde te lo limpian con vapor a presión, sin dañar la pintura ni liarla más. Lo dicho: si ves una jacaranda... mejor sigue buscando hueco.



