Hace unos años, en este mismo periódico, se publicó una noticia sobre un tal Moise Haim. Paco Sempere, un investigador jerezano, había encontrado una ficha de Yad Vashem (el archivo del Holocausto de Israel) en la que se podía leer con total claridad que Moise Haim, un judío deportado a Auschwitz que había muerto en 1942, procedía de la ciudad de “Xeres”. Como es sabido, así es como se nombra nuestra ciudad en francés. En ese artículo Paco Sampere especulaba sobre el origen jerezano de Moise Haim: quizá llegase a Jerez a partir de la venta de vinos o de joyas, quizá su familia procediera de juderías cercanas como la de Gibraltar, Tánger o Tetuán.
Esa ficha de Yad Vashem abría varios interrogantes: ¿había nacido en Jerez?, ¿era un jerezano que había sido asesinado en Auschwitz?, ¿o quizá podría tener otro tipo de relación con Jerez, tal vez una relación indirecta? Podría ser que, aunque no hubiera nacido en Jerez, tuviera cierta relación con España, ¿tal vez la nacionalidad española?, ¿tal vez reivindicó su nacionalidad española en un momento de peligro cercano a la deportación y apeló al nombre de Jerez? Todas estas preguntas se abrían en torno a esa ficha. Y estas incógnitas del caso Haim son las que pedían una respuesta.
En primer lugar, Moise Haim no nació en Jerez, sino en Serres, una pequeña ciudad situada al norte de Grecia, en Macedonia, cerca de la frontera con Bulgaria, en 1876. En una ciudad cercana, Drama, conoce a la que sería su esposa, Rachel Strumza. A partir de entonces, Moise Haim uniría su destino al de la familia Strumza. Esta se desplaza a Salónica, allí el cabeza de familia se dedica a elaborar un tipo de anís típico de Grecia (el ouzo). La familia Strumza es sefardí y está formada por los padres y seis hijos, tres hombres y tres mujeres. Todos viven en Salónica en los años 20, una ciudad que es el centro de la cultura sefardí y en la que el judeoespañol es la lengua que vertebra una comunidad que mantiene sus tradiciones y sus costumbres desde hace más de 500 años, es decir, desde su expulsión de España por los Reyes Católicos. Por eso en Salónica hay del orden de unos 3000 judíos de origen griego que tienen la nacionalidad española. A partir de un Decreto de 1924, Primo de Rivera había concedido la nacionalidad española a estos judíos. La pregunta es, por tanto, si Moise Haim podría ser uno de estos judíos españoles.
Hay una foto procedente de una descendiente de los Strumza donde está retratada una parte de la familia. Fue realizada a finales de los años veinte o principios de los treinta y se ve sentados a los patriarcas de la familia (Jacob y Esther) rodeados de sus hijos. Por encima de Esther, se puede ver a Rachel y a su marido Moise Haim, a la derecha están Albert y Bella; y a la izquierda, Israel e Isaac. Solo falta Sarah, otra hija. En la parte inferior están los dos hijos de Albert, Henri y a Ninon (que, por cierto, aún vive).
Después de que en 1931 el patriarca de la familia, Jacob, muera, toda la familia, menos una hija, emigran a Francia, concretamente a París. No es un caso aislado, muchos sefardíes griegos se están yendo a Francia en estos años. Moise y Rachel tienen tres hijos, y el menor, que ha nacido en 1920, vive con ellos en Paris, en el Boulevard de la Villette. Cuando los alemanes toman Francia, parte de la familia huye de París, y es en estas fechas cuando muere la suegra de Moise, Esther. Cuando la situación se tranquiliza vuelven a París. En 1941 se implanta el Estatuto Judío que es el correlato francés de las Leyes de Nuremberg, por el que los judíos tienen multitud de restricciones y son expulsados de la mayoría de los trabajos. De este año poco sabemos de la familia Haim, sólo que todos los Strumza están en París y que uno de los hijos de Moise y Rachel (Isaac) tiene contactos con la Resistencia, aunque desconocemos su grado de implicación.
1942 va a ser el año de la muerte de Moise Haim y de parte de su familia. Este desdichado año comienza con la Conferencia de Wannsee, una reunión al máximo nivel que está dirigida por Reinhard Heydrich y en la que también está presente otro célebre nazi, Adolf Eichmann. A esta casa a las afueras de Berlín acuden miembros destacados de los ministerios nazis como el de Exteriores, Interior, Gestapo, dirigentes de Polonia, etc. Acuerdan desarrollar una orden que procede de las élites nazis, la Solución Final. De modo que en esta Conferencia arranca la Solución Final, el objetivo no es otro que el de eliminar a 11 millones de judíos europeos y con esa finalidad van a coordinarse todos los resortes del Estado nazi.
Las correas de transmisión de las organizaciones nazis se ponen en funcionamiento y en junio se llama a Dannecker, el jefe de la Gestapo en París, para darle instrucciones. Eichmann le informa de las cuotas de judíos que se han calculado para Francia. Cuando Dannecker vuelve a París empieza a organizar las deportaciones. Los mandos de la Gestapo saben que es necesaria la colaboración de la policía francesa, de modo que se ponen en contacto con los dirigentes de Vichy. La respuesta de estos no se hace esperar, están dispuestos a colaborar pero solo para entregar a judíos extranjeros, no a los judíos con la nacionalidad francesa. Así empiezan las deportaciones de judíos desde Francia en julio de 1942. La primera gran deportación se produce en 16 de julio de 1942. Los convoyes van saliendo de Drancy (al norte de París) hacia Auschwitz. Las deportaciones se van sucediendo hasta la llegada del otoño.
A finales de octubre la oficina central de la Gestapo en París pide un informe sobre los judíos de origen griego que viven en París, aproximadamente unos 1.500. El 5 de noviembre de 1942 se organiza la redada de los judíos griegos, que empieza a las 12 de la noche del día 6. En esta redada apresan a Moise Haim y a parte de su familia. Los llevan a Drancy, que es un campo de concentración que sirve de antesala de Auschwitz. Han apresado a Moise, a su mujer Rachel y a su hijo pequeño Henri. Cuando llega a Drancy, el escribiente francés le pregunta por su lugar de origen. Dado que la pronunciación de “Serres” es muy parecida a “Xeres”, el funcionario cae en esta confusión y escribe “Xeres”. Toda la adscripción de Haim a Jerez procede de este error de transcripción. Es la documentación que sale de Drancy la que relaciona a Moise Haim con Xeres.
Sigamos con la historia de los Haim. El día 9 de noviembre, a las 8.55 de la mañana, sale un tren hacia Auschwitz. El transporte 44 lo forman 1000 personas, la mayoría de ellos griegos. Tenemos constancia de que el viaje es terrible: para comer un trozo de pan y otro de queso, para beber dos recipientes llenos de agua para todo el vagón, y uno de ellos, una vez vacío, sirve para hacer las necesidades. El tren pasa por Metz, en Francia, por Frankfurt y Dresde en Alemania, y por Katowice y Auschwitz, en Polonia. Cuando el tren para ante la puerta de Auschwitz-Birkenau, todos salen atemorizados. Los ordenan por filas y seleccionan a 10 mujeres y 150 hombres para el trabajo en el Campo, de los que solo sobrevivirían 16 personas al final de la guerra. Unas pocas horas después de llegar, el resto del transporte había sido asesinado en una cámara de gas.
Ese día murió Moise, Rachel y su hijo Henri. Los otros hijos no fueron capturados en la redada, posiblemente por su conexiones con la Resistencia. Ese día también fue asesinado otro hermano de la familia Strumza, Isaac, que murió con su esposa y sus dos hijos gemelos de cuatro años. Otro hermano Strumza, Albert, murió con su esposa y su hijo menor unos meses después. Por tanto, la mitad de los hermanos Strumza con parte de sus familias fueron asesinados por los nazis.
Ya hemos visto que Moise Haim no nació en Jerez, sino en Serres (Macedonia), pero ¿podría haber sido un judío con la nacionalidad española como los que vimos en Salónica?, ¿sería esa la relación indirecta de Haim con España? La respuesta es negativa. Moise Haim era de nacionalidad griega, así lo abala toda la documentación y lo certifica un familiar con el que hemos contactado. Por tanto, no existe conexión alguna entre Moise Haim y nuestra ciudad. No hubo un jerezano en Auschwitz.
En el “caso” Moise Haim no encontramos la historia que íbamos buscando, sino otra historia reflejo de una época terrible. Encontramos los caminos de la familia Strumza que van desde Drama y Salónica a París; unos murieron en Auschwitz, otros se salvaron. La historia de un judío griego llamado Moise Haim, sefardí, que vivía, amaba y moría en una lengua muy parecida a la nuestra. Este relato que hemos desenterrado nos lleva al enorme vacío de la muerte de Moise y de parte de su familia y al vacío de la cultura sefardí que no logró sobrevivir al horror nazi. Aproximadamente la mitad de los sefardíes europeos fueron asesinados. Se perdieron para siempre una cultura, unas tradiciones, la forma de vida de una comunidad que vivía y soñaba al latido de ese español antiguo y hermoso que había en Salónica antes de la guerra. Sirva este texto de recuerdo para ellos.
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