La despedida de la gran Concha Velasco, una de las mejores actrices que ha dado el cine español, ha estado marcada por momentos de auténtico bochorno. Al ataque de Marisa Paredes a Isabel Díaz Ayuso a las puertas del funeral hay que sumar los abucheos a la presidenta de la comunidad madrileña y a Pedro Sánchez.
Lucía Etxebarría ha narrado en sus redes varios de esos momentos de vergüenza que se han vivido en la capilla ardiente de una de las leyendas de la interpretación en España. "Nada más llegar nos encontramos con un ejército de cámaras y con una señora gritando a otra a berrido limpio: 'uy, me encantaría quedarme aquí a ver famosos, pero es que mi marido me ha invitado a cenar'", ha contado la escritora.
Etxebarría, que acudió con una amiga de Manu, uno de los hijos de Concha, se puso en la cola de la capilla ardiente, pero cuando alguien de la familia reconoció a su amiga les invitaron a que entraran por otra puerta. "Entonces, las personas inmediatamente detrás de nosotras, empezaron a gritar '¡Que se ha colado seño, que se ha colado!'. No he pasado más vergüenza en mi vida, no solo por la vergüenza de que todo el mundo nos mirara, sino por la vergüenza ajena de pensar que alguien, en una capilla ardiente, podía montar semejante escándalo".
La autora valenciana también ha relatado que "dentro había una mujer completamente borracha que me reconoció y empezó a soltarme no sé qué tonterías que no entendí, pero de las que deduje que me estaba llamando facha o algo similar (hablaba como mascullando entre dientes). Luego me dejó en paz porque creo que llegó Lolita, que le interesaba mucho más. Muchas de las personas que aparecieron por allí iban solo 'a ver famosos' porque parece ser que ahora las capillas ardientes se han convertido en una especie de photocall".
Por último, Etxebarría ha querido añadir que "no todo fue tan esperpéntico", y que la mayoría de las personas "eran muy educadas, respetuosas y se las veía muy afectadas".
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