Es una imagen que se da cada cierto tiempo en las calles de toda España. Y en estas fechas, ante la ausencia absoluta de lluvias, es cada vez más visible, especialmente también porque tanto personas como mascotas pasan más tiempo paseando que en fechas más frioleras del año.
El azufre, o incluso otros químicos que a menudo se usan para evitar que los perros orinen por las calles, es una imagen que presentan especialmente las calles de los centros de las ciudades.
Y, sin embargo, esta práctica es ilegal. Las autoridades llevan alertando años ante los rociamientos de azufre en las paredes de los bajos y portales de las viviendas. La razón es los peligros que entraña el azufre.
En primer lugar, es una sustancia perjudicial para todo tipo de seres vivos: desde personas (y niños) hasta animales. No evitan, eso sí, que los perros orinen sobre la pared. Y es peligrosa no solo en el corto plazo, sino que sus consecuencias pueden ser muy dañinas al respirar este azufre.
En segundo lugar, porque es una sustancia inflamable. Esto entraña un riesgo para la ciudadanía, ya que puede darse el caso de que funcione como combustible para quemar otros objetos y avivar otro tipo de llamas.
En tercer lugar, debido a todo lo anterior, las autoridades han hecho en diversas ocasiones llamamientos no solo para pedir que no se echen sobre las paredes hacia la calle estos químicos, sino que además anima a que denuncien cuando se conozca un caso claro.
Como ocurre a veces, el remedio está en que sean los propios dueños de los perros los que saquen a pasear a los animales con una botella de agua y algo de detergente en su interior (o lavaplatos) para que no queden restos de orina en las paredes. Además, siempre queda la opción de que se fomente que los perros orinen sobre alcorques, lo cual no exime de echar un poco de agua.
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