La European Innovation Academy (EIA), considerada la mayor aceleradora académica de emprendimiento tecnológico de Europa, ha vivido este verano en Oporto una experiencia marcada por la huella andaluza. Cuatro estudiantes de la Universidad de Sevilla, reunidos bajo el nombre de BlueGuards Technologies, no solo completaron con éxito el exigente programa internacional, sino que además se alzaron como el equipo más premiado de la edición, gracias a su proyecto BlueCycle, una solución innovadora para reducir el estrés hídrico en la industria del litio.
Durante tres intensas semanas, más de 400 estudiantes de 65 nacionalidades trabajaron en equipos multidisciplinares bajo la mentoría de expertos de compañías como Google, Amazon y Microsoft, y con el respaldo de instituciones como Stanford University y UC Berkeley. En ese entorno de alta exigencia, los sevillanos lograron destacar entre 62 equipos, convenciendo a jurados e inversores con una propuesta que combina sostenibilidad, innovación y aplicación práctica.
El camino no fue sencillo. Los participantes asistieron a talleres sobre metodologías emprendedoras, validación de clientes, diseño de producto, estrategia de mercado y propiedad intelectual. También contaron con mentorías de figuras internacionales como Mike Lee o Hugo Hanselmann. En ese ecosistema, BlueGuards defendió su propuesta BlueCycle ante inversores internacionales, obteniendo tres galardones: el Top Team Award, el Patent Innovation Award y el Alchemist Award, este último con acceso prioritario a una de las incubadoras tecnológicas más prestigiosas del mundo.
Las sensaciones de los cuatro triunfadores
"Durante mi paso por la EIA tuve la oportunidad de crecer mucho más allá de lo técnico", recuerda Fabio Esmeralda Martínez, estudiante de Ingeniería Aeroespacial. "Aprendí a gestionar proyectos internacionales y a trabajar en entornos exigentes donde la colaboración marca la diferencia. Me llevo la visión clara de que quiero construir tecnologías con impacto real y responsabilidad social".
Su compañero Carlos Rodríguez Castillo, estudiante del Máster en Ingeniería Industrial, coincide en señalar la influencia de los mentores en esta experiencia: "Compartieron su valiosa experiencia emprendedora, motivándonos a superar desafíos con confianza y determinación. Lo que más me marcó fue la convivencia con personas de todo el mundo, algo realmente transformador. Ahora sé que las grandes oportunidades están al alcance de todos con perseverancia y visión".
Carlos Cabrera Maldonado, especializado en Robótica y Mecatrónica, resalta el carácter formativo y vital del evento: "La EIA fue útil, divertida y apasionante. Asistí a más de veinte conferencias y trabajé en otra iniciativa además de BlueGuards. Pero nada se compara con la euforia de escuchar nuestro nombre dos veces en la final. Fue la prueba de que el trabajo duro, tarde o temprano, tiene recompensa".
Para Guillermo Reina Paneque, estudiante de Ingeniería de las Tecnologías Industriales, la experiencia dejó lecciones profundas: "De todo lo vivido me quedan tres palabras: equilibrio, pasión y curiosidad. En un mundo acelerado, lo importante es construir con disciplina y compromiso. Así logramos destacar entre centenares de participantes internacionales. Los valores, más que los títulos, son lo que permanecen en el camino".
Objetivo: iniciar pruebas de campo en 2026
El proyecto BlueCycle, con el que han logrado este reconocimiento, propone un sistema modular de evaporación al vacío alimentado por energía solar para recuperar agua ultrapura de salmueras residuales en la industria del litio. La idea busca aliviar el impacto ambiental en el llamado Triángulo del Litio de Sudamérica y está en fase de validación de laboratorio, con el objetivo de iniciar pruebas de campo en 2026 junto a universidades y organizaciones de Chile y Argentina.
Lo que comenzó como una idea estudiantil en concursos de la Universidad de Sevilla se ha transformado en un proyecto con alcance internacional. Con la vista puesta en el pilotaje de BlueCycle y el acceso a la incubadora Alchemist, los jóvenes ingenieros ven más cerca el sueño de convertir su iniciativa en una empresa global. Y, mientras tanto, han dejado una lección clara: desde Andalucía también se puede liderar la innovación tecnológica con impacto en los grandes retos del planeta.



